Se preparo Santos para ser Presidente de Colombia?

El regreso a la política activa para-partidista de Alvaro Uribe Vélez, ex presidente, no debe pasar ni medianamente inadvertido para nadie, ni para los electores, ni para la opinión pública de cualquier partido, ni, preferentemente, para los habitantes de Bogotá, ni para el Presidente Juan Manuel Santos.

No importa que en Colombia no haya ni un partido que realmente valga la pena como partido.

Porque aun cuando se le tenga que agradecer que utilizando el armamento donado por Estados Unidos a través de Andrés Pastrana haya espantado a los guerrilleros de lugares estratégicos, para entregarlos a las bandas de paramilitares por el autorizadas, debe entenderse que se trata nada menos que de un ex gobernante sicópata que derramó millones de litros de sangre , mediante las ejecuciones de personas humildes, a través de las criminales listas suministradas a los verdugos por la policía secreta que entonces dirigía un señor de apellido Noguera, encargado de sembrar el terror en el norte territorial con el fin de que, reelegido ,Uribe pudiera aparecer como el salvador. Fueron ejecuciones similares, unas, a los falsos positivos, otras fueron masacres despiadadas.

Está claro que quiere regresar de verdad verdad, arrancando de Bogotá, la ciudad que desprecia, porque piensa que todos sus hijos son unos militantes de la social bacanería que no son para su gusto. Bogotá, la urbe a la que le negó el metro, puede ser su próxima víctima, a sabiendas de que ella es el resumen de la patria que sabe bien usufructuar con su lenguaje solapado.

Una prueba contundente de sus ansiedades fue registrada en una fotografía publicada por El Espectador en la que se ve clarito, en espectáculo deplorable, cargándole el megáfono a Enrique Peñalosa, su muñeco, su remplazo de Andrés Felipe Arias, mas indelicado que éste, en una manifestación allí donde siguen pensando que el ex socio de Pablo Escobar es quien debe mandar en Bogotá.

Por eso se rebajó a la indignidad de cargarle el megáfono al hombre que desde Liévano estafó a los bogotanos, con las lozas de transmilenio, el alcalde que facturó tres veces las obras de mala calidad que hizo sobre la urbe, desde la cual cínicamente ahora pretende acreditarse como gran urbanizador.

Y en su sicopatía incurable, Uribe busca, con sede en la ciudad bacana, la que despreciara, reconstruir la plataforma de estado criminal que mi Dios Constitucional a través de su Corte le derrumbó a tiempo. Base, columnas, vigas y tejado en plancha de concreto, todo le fue derrumbado. Y asì todo, si lo dejan lo puede reconstruir.

Estado criminal con los falsos positivos. Estado Criminal haciendo chuzadas. Estado criminal intentando descreditar a los magistrados de las distintas cortes. Estado criminal en Agro Ingreso Seguro. Estado criminal en los negocios de los servicios de la precaria salud de los colombianos. Estado criminal en casi toda la contratación pública. Estado criminal robándose en todo el territorio nacional los dineros de diferentes tareas, dineros que servirían para calmar el hambre que padecen mas de ventiocho millones de colombianos. Estado criminal contra los sindicalistas. Estado criminal persecutor de todo aquel que no le aplaudiere sus malditas ejecuciones, las mismas que le harán difícil al gobierno de Santos hablar de paz, no solo porque se hicieron en los dos mandatos de Uribe, al cual dizque le cuida los tres huevitos, sino porque mas de mil ellas corresponden al tiempo durante el cual él fue ministro de la defensa.

El peligro puede ser inminente pero no inatajable. Como dijo alguien hace meses en la red, “a Uribe hay cerrarle todos los caminos, las puertas, las ventanas y hasta los postigos”. Y eso no se logra otorgándole el triunfo a Petro, más peligroso que nadie para el futuro bogotano por haber sido estafeta del criminal M19 y porque en el pasado más reciente fue traidor con Lucho Garzón, traicionero con el Polo y doble traidor con Clara López Obregón. Si hoy otros políticos no pueden confiar en él, mucho menos podría hacerlo la comunidad.

Al dueto criminal de Uribe y Peñalosa solo pueden atajarlo Juan Manuel Santos y Antanas Mockus. El primero retirando complacencias con Peñalosa y olvidándose de los huevitos antioqueños, pensando más en los suyos. El segundo actuando, escapándosele a la inercia que le incapacita. Actuando, pero no tan solo mostrando el trasero, que no asusta a Uribe, evitando los guiños compasivos con el de las lozas y proponiéndole solución al problema más grave de la historia reciente de Bogotá: el de una movilidad digna para todos sus ocho millones de habitantes, que no será con buses por grandes que fueren sino con un gran metro elevado que será rentable antes que tarde, lo cual deberá saber muy bien Mockus si en realidad es matemático.

En cuatro manos está el futuro de la Atenas Suramericana, que mejor sería siendo Antanas, el aliado de Santos, el que promete prosperidades. No importa que Antanas sea de derecha, pero no falso, ni ladrón. El 31 de octubre sabremos si los dos aman a Bogotá. Si saben cuidarla de los ladrones.

El 31 de octubre sabremos si Santos ciertamente se preparó para ser Presidente de Colombia, o apenas de una parte donde no se encuentre Uribe impidiendole gobernar.

JAIME KENDELS