Pobres a la lata

Mientras debatimos si existe conflicto armado en el país, si este o aquel es guerrillero o terrorista porque se atreve a cuestionar las políticas de Estado o de Gobierno, si Venezuela, Brasil, Bolivia, Chile o Ecuador tienen culpa y no el gobierno de turno en el manejo del tema de la guerrilla, lo que se puede percibir a lo largo y ancho de nuestra tierrita, como dirían los oriundos de Boyacá, es que estamos con una bomba de tiempo al frente, al lado y por donde miremos, ya que los índices de pobreza están llegando al ochenta por ciento.


Desplazados, desmovilizados, reinsertados y además miles, perdón millares, de jóvenes esperan que se les pare bolas, mientras que, como el mejor ejemplo politiquero, se reparten subsidios a aquellos que por la falta de oportunidad se ven en la necesidad de golpear su propia dignidad, recibiendo miserias que además permiten hacer el espectáculo oficial en televisión, para poder ellos posar. A nadie le tienden las manos y, lo peor, los condenan a que vivan más pobres que cuando se educaron.

Haciendo un recorrido por el litoral atlántico, estas tierras están condenadas al no futuro y sus gentes, de igual manera. Corrupción por doquier, rebusque es el camino a seguir mientras los funcionarios se encargan de inaugurar obras como si esos eventos culturales fueran la panacea al problema real de la cultura en el país. El problema es (permítanme decirlo) cultural, al aceptar durante muchos años que una clase que se dice política llegara no a ejercer esa función de buscar a través de las normas, la solución. No, sabemos lo que han hecho y siguen haciendo la mayoría: esquilmar lo público para su propio beneficio.

Con bombos y platillos se inauguran obritas que no van a acabar con el problema mientras esa multitud de jóvenes no creen en nadie.

Llegan los funcionarios con comitiva nacional, departamental y local, pero el pueblo en general mirando la función del circo, porque nunca terminan haciendo lo que realmente valdría la pena se hiciera, como es buscar la solución definitiva para no seguir mendigando cuanta obrita debería ser obligatoria por parte del Ejecutivo.

Da grima e ira ver cómo cambian el discurso y las propuestas, sin dejar de ser lo que eran y son: manipulación para que la comunidad tenga la necesidad de seguir mendigando ante tantas necesidades.

Politiquería barata mientras las esquinas de nuestros pueblos se llenan de gente sin futuro, no porque lo quieran, sino porque no hay políticas serias para tratar el problema.

Mientras se debate si Uribe va o no a otra reelección, legal o ilegalmente tramitada, el país se desbarata sobre la pobreza de sus habitantes, y su juventud pensando todos los días si vale o no la pena estar respetando la normatividad que rige en el país, pero que no le garantiza nada a nadie y mucho menos a ellos.

Lo peor, y risible, cómo se maneja el tema de que es Uribe o no es nadie, porque nos meten en el cuento de que los candidatos ahora deben ser copias del original y nadie aparece con luz propia. Tan mal estamos que no hay colombiano alguno capaz de gobernar el país, solo Álvaro Uribe Vélez puede hacerlo, según ellos.

Todo está muy bien maquillado y manipulado, pero la realidad es otra.

Lázaro Vivero Paniza
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http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/otroscolumnistas/pobres-a-la-lata_4838426-1-> http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/otroscolumnistas/pobres-a-la-lata_4838426-1]