Pacto por la vida y la paz – Respetar la vida para construir la paz

PACTO POR LA VIDA Y LA PAZ   

DESDE EL PACÍFICO Y SUROCCIDENTE PARA TODA COLOMBIA

Septiembre 10 de 2020

Ante la continuidad del conflicto armado y el incremento de las economías ilegales con sus afectaciones comunitarias y territoriales, el débil cumplimiento de los acuerdos de paz, la no continuidad de los diálogos de paz, entre otras realidades, sectores eclesiales, étnico territoriales, sociales y de la institucionalidad pública empezamos a encontrarnos en el primer semestre de 2020 y hemos acordado impulsar un PACTO POR LA VIDA Y LA PAZ.

Esperamos continuar reafirmando voluntades y ampliar la acogida de esta iniciativa a todos los sectores de la sociedad, para que el contenido del pacto articule agendas territoriales y sociales, específicas y generales.

Constatamos consternados e indignados las siguientes realidades:

1. Hay obstrucción y débil implementación integral del “Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de Paz Estable y Duradera” que se refleja en los precarios avances del mismo, en la desprotección de los firmantes de la Paz, las comunidades y el liderazgo social. Lo constatan las cifras de centenares de asesinatos y agresiones, luego de la firma del mencionado Acuerdo.

2. Los territorios y comunidades que vivieron unos meses de mayor tranquilidad al comienzo de la implementación del Acuerdo de Paz, en los últimos dos años y medio han visto como estos mismos territorios han sido retomados por la guerrilla del ELN, disidencias de las antiguas FARC-EP, otros grupos armados ilegales, grupos procedentes del paramilitarismo en algunos casos en connivencia con la Fuerza Pública, lo que ha incrementado y agudizado la crisis humanitaria, agravada por la actual pandemia.

3. Hay un clamor, no escuchado, de estas comunidades y de diversos actores del país, para que se desmilitaricen la mentalidad y los territorios, a fin de completar la paz, mediante procesos de diálogo que permitan una solución política al interminable conflicto armado.

4. El incremento de la pobreza, exclusión social, reordenamiento y despojo a territorios, la corrupción, la desinstitucionalización de la democracia, el recorte de derechos, el insuficiente cumplimiento gubernamental de acuerdos sociales y disminución de garantías para la movilización social.

5. La violencia se ha ensañado con mayor rigor contra los liderazgos sociales, jóvenes y las mujeres, con lo cual se ha agudizado una crisis de sentido de la vida ante una falta de perspectiva o de futuro.

Ante la prolongación de la guerra y las agresiones de sus actores a pueblos, comunidades, territorios y liderazgos, especialmente sociales, en la región del Pacífico y Suroccidente Colombiano, emerge el imperativo ético de fortalecer la defensa de la vida, la paz, el territorio, los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario. Por lo anterior, urge la necesidad de convocarnos y de convocar a las regiones y al País, empezando por la región del Pacífico y Suroccidente, a suscribir un “PACTO POR LA VIDA Y LA PAZ”.

PactoporlavidaylapazLanzamiento10septiembre