Operaciones neoparamilitares sin respuesta del Estado

Ayer al medio día fueron observados un grupo de aproximadamente 300 neoparamilitares de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia con armas largas y cortas, radios de comunicación transitando por territorios de las comunidades de Balsagira y Bocachica, territorio colectivo de Cacarica.


Los afrocolombiano observaron el avance de los armados hacia la comunidad de Bocachica, Cacarica.

Algunos pobladores temen que en desarrollo de su operación contra insurgente y de control social tomen la ruta hasta la comunidad de San Higinio en dirección a la Zona Humanitaria de Nueva Vida, como lo han anunciado desde septiembre de 2015.

Esta presencia neoparamilitar desde hace año y medio no ha sido enfrentada por las fuerzas militares a pesar de su conocimiento en el alto nivel del gobierno y a pesar de persistentes reuniones de seguimiento de medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que cobijan los derechos de la población de la Comunidad de Vida y Autodeterminación (CAVIDA).

Dos días antes ingresaron inconsultamente a la Zona Humanitaria de Nueva Vida en Cacarica un grupo de 12 militares al mando del teniente Candelo

En el lugar humanitario se encontraban junto los pobladores, observadores de Diálogo Interdisciplinar por la Paz, DiPaz y defensores de derechos humanos de la Comisión de Justicia y Paz.

El teniente Candelo, expresó que el motivo de su presencia era atender la solicitud de dos personas que estaban enfermas dentro de la Zona Humanitaria, a quien se le manifestó de acuerdo cómo lo expresó la comunidad presente que no era verdad tal afirmación.

Para justificar su abuso, el regular manifestó que sabían que no debían estar dentro de la Zona Humanitaria, “pero como ellos analizaban que había cambiado la intensidad del conflicto, no era riesgoso estar dentro de la zona“.

Al militar se reiteró que él sabía de la continuidad de operaciones armadas y el sentido de las Zonas Humanitarias como mecanismos de protección de la vida.

Seis días antes, el14 de diciembre los militares como lo han hecho contra la voluntad de sus habitantes ingresaron a hacer uso del kiosco Vive Digital.

Como ha sido usual el teniente Candelo ha hecho caso omiso a la solicitud de respeto del lugar humanitario.

Mientras continúa la consolidación neoparamilitar en Cacarica, los militares se abstienen de realizar acción alguna para proteger los derechos de movilidad y al libre uso y goce del territorio.

Bogotá, D.C. diciembre 23 de 2016
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz