Nuestra carta al Papa Francisco

Varios lugares de Colombia, septiembre 7 de 2017

FRANCISCO
Papa de la iglesia Católica

Fraterno saludo.

Gracias por su visita a nuestra patria, a nuestra madre tierra llamada Colombia.

También un disculpas de antemano y un por favor.

Somos mujeres y hombres,negros, indígena y mestizos que habitamos las remotas zonas rurales de Colombia; creyentes, algunos católicos, otros evangelistas, y otros creemos en la Vida, estamos juntos sin que la religión nos divida. En nuestras comunidades azotadas por 70 años de violencia política, que hoy sigue en medio de procesos hacia la paz, evitamos que Dios nos divida, y como usted lo sabe, estamos en territorios de inmensa riqueza en biodiversidad. Somos parte de los mismos territorios en donde el corazón de la avaricia privada quiere instalarse, con hambre, con mentiras, con balas, con leyes, con pastores y periodistas que aseguran sus vidas perdiendo el alma.

Somos seguidores de Millonarios y Santafé, de Nacional o del Cali, otros ahora del Real o del Barsa, y al fin decimos todos: ¡ Viva Colombia!, es nuestra selección.

A través de la Nunciatura radicamos una carta hace más de una año para encontrarnos en Buenaventura, quedamos a la espera de una respuesta. No es culpa de nadie. La vida es así, tonta, caprichosa, llena de poderes, o de palancas, de circunstancias creadas o deseadas, y esa realidad la intentamos asumir, ¡tal cómo es y sanamente! y sin quererlo estamos en Villavicencio a través de Luz Marina Cuchumbe, ella ejemplo vivo de una memoria sanadora capaz de acercarse a sus perpetradores, a la institución castrense que le mato a su bella hija, así como ella, más de 5000 personas padecieron y algunas continúan padeciendo el doloroso trauma de la ejecución extrajudicial cometidas por estructuras del Estado; crímenes como los más de 45 mil desaparecido o más de los 7 millones de desplazados internos, millones por el Estado. Nosotros somos parte de ese universo.

Y desde hace 17 años del norte al sur de nuestra madre tierra, hemos decidido con valentía superar amarguras reconociéndonos como seres humanos, como parte de una partícula del bello universo que nos hermana en su inmensidad, y del que se nos excluye porque somos, porque soñamos, porque protegemos las aguas, los bosques y los animales. Y en este país estamos con usted: distanciados de la venganza, con un día a día de sanación, de sanarnos y sanar, a partir de ver la realidad cómo es, de superar la fácil tentación de odios y venganzas, de sanciones carcelarias que no reeducan, que nos aíslan de nuestros perpetradores. Estamos en el tiempo justo para que el lobo paste con el cordero. Y esa realidad está ahí para seguirla cimentando sobre la base de la verdad.

Ud su santidad habrá oído cómo la doctrina del amor, la del evangelio, profesada por muchos creyentes se convirtió en odio a comunistas, a liberales, a formas nuevas de familia, a las mujeres y a opciones sexuales diversas, y a los empobrecidos, a quienes se ha matado con falsos positivos y la mal llamada limpieza social. Esa verdad sigue sin reconocerse, y sigue en la mente de muchos creyentes en todos los niveles de la sociedad.

También sabrá que existe un episcopado castrense que ha guardado silencio ante tantas barbaridades cometidas contra nosotros los excluidos por un sistema económico y político y religioso, con muchas formas de persecución. Hoy invitamos a que la vocación profética de la iglesia católica se acompañe desde la capellanía castrense con signos. Por ejemplo, que ella sea activa en promover que los militares digan la verdad, asuman sus responsabilidades, como lo deben hacer los demás actores del conflicto armado, sin prepotencia ni vana gloria.

Y en el mediano plazo esas capellanías sean las capellanías de la verdad, y la reconciliación donde las víctimas de Estado podamos ser bienvenidas y realizar puente con aquellos que nos han hecho daño, y con quienes no tenemos deseos de venganza, sí de reconstrucción de nuestras relaciones como mujeres y hombres de una misma patria y matria.

La iglesia católica a través de sus misiones educativas ha realizado aportes importantes para las ciudades y parcialmente para las zonas rurales. Invitamos Francisco a que esas Universidades Pontificias y Católicas apoyen y asuman respaldar con convenios concretos a nuestras comunidades para desarrollar nuestra iniciativa de la Universidad de Paz. Nuestros jóvenes y niños tienen muchos sueños, ese es uno de ellos: formación técnica, tecnológica y profesional para la construcción de la paz con justicia socio ambiental. También hemos de decir, que algunos de esos jóvenes asumen el riesgo de romper con el complejo de pirámide y hacerse del lado de la construcción de otro país, viéndonos a los ojos, y otros optan por mirar hacia arriba para diseñar planes y propuestas que destruyen nuestras vidas y sus hábitats.

Pedimos su bendición para el Acuerdo hacia la Paz con las FARC EP, y su ánimo para que por fin algún gobierno cumpla lo pactado y se respeten los derechos de todas las víctimas; para que el gobierno y el ELN logren pactar el silencio definitivo de fusiles asegurando las bases de una nueva democracia incluyente; para que cese la oscura noche de la Doctrina de la Seguridad Nacional y los militares y policías también se hagan participes de la verdad; para que exparamilitares y neoparamilitares de las AGC y de otros nombres, asuman el derecho restaurador y en un acogimiento a la justicia en el que se protejan los derechos de todas y todos; y en particular, para que los ciudadanos, las mujeres y los jóvenes, nos arriesguemos a creer en nuestro poder que nace de la Vida para elegir dirigentes que sean amantes de la paz con un proyecto de país con justicia socio ambiental ante una clase dirigente indolente que nos ha mentido, nos ha usado y ha llevado a millares de excluidos a tomar las armas siendo parte de un fratricidio los civiles, los soldados y paramilitares, y guerrilleros y planificadores, y beneficiarios con sangre y horror han asegurado sus riquezas mal habidas y su poder político que atenta contra toda tipo de vida.

Nuestra hermana Luz Marina tiene el privilegio de estar cerca de usted en Villavicencio, a través de ella, compartimos esta misiva esperando su bendición y usted recibiendo la nuestra. Bendición que honra la memoria de nuestros torturados, asesinados, desaparecidos forzados, sitiados, amenazados, injustamente encarcelados y judicializado, desarraigados y despojados; que honra la madre territorial en donde la ambición ha colocado sus ojos para economías extractivas, agronegocios extensivos destruyendo las fuentes de vida, el ambiente y la creación divina para la acumulación de riqueza

De toda nuestra gratitud y con disculpas por estas notas tan largas,

COMUNIDADES CONSTRUYENDO PAZ EN LOS TERRITORIOS – CONPAZ –