No hay dinero para el hambre ni para los pobres, pero sí para los bancos

Necesitamos otra economía, Un sistema no al servicio del capital, sino del buen vivir de la humanidad


En el mismo momento en el que la FAO, la organización de las UN para la agricultura y la alimentación, informaba, en octubre del año pasado, que el hambre está afectando a 1000 millones de personas, y estimaba en 30.000 millones de dólares anuales la ayuda necesaria para salvar todas esas vidas, la acción concertada de 6 bancos centrales (EEUU, UE, Japón, Canadá, Inglaterra y Suiza) inyectaba 180.000 millones en los mercados financieros para salvar bancos privados. Si ello fuera insuficiente el Senado de EEUU aprueba que se agreguen 700.000 millones. Dos semanas más tarde se aprueban 850.000 millones más, y así continúa y continúa hasta llegar a septiembre de este año, en que la estimación conservadora del paquete de rescate alcanza a 17 trillones (millones de millones) de dólares.

Frente a una situación como ésta hay dos alternativas: ser demagógicos o ser realistas. Si sostengo por ejemplo, invocando la ley de la oferta y la demanda, que en el mundo hay mucha más demanda de pan que de operaciones de cirugía estética, y mucha más demanda de que se alivie la malaria que de vestidos de alta costura, o si sugiero por ejemplo un referéndum que pregunte a los ciudadanos si prefieren destinar las reservas monetarias para salvar vidas o para salvar bancos… si planteo todo esto se me acusará sin duda de ser demagógico.

Si por el contrario acepto que es más urgente, más necesario, más conveniente y más provechoso para todos impedir la quiebra de una aseguradora o de una institución bancaria, que dar de comer a millones de niños, socorrer las víctimas de un huracán o curar el dengue, en ese caso se me dirá que soy realista.

Éste es el mundo en el que estamos, un mundo acostumbrado a que nunca hay suficiente para los que no tienen nada, y siempre hay suficiente para los que lo tienen todo.

No hay suficientes recursos para superar la pobreza, pero sobran los recursos para satisfacer necesidades superficiales.

¿Qué pasa si ustedes dividen esos 17 trillones de dólares por los 30.000 millones anuales que la FAO estima necesarios para superar el hambre en el mundo?

Si hacen esa simple división, el resultado que obtendrán será… ¡600 años de un mundo sin hambre!…

¿Dónde estaba esa plata? ¿Quién la tenía? Siempre nos habían dicho que no había suficiente para resolver la pobreza del mundo… Y de repente, casi de la noche a la mañana, hay plata disponible… ¡más de medio milenio de un mundo sin hambre y sin pobreza!…

Creo que difícilmente puede concebirse una realidad más obscena que ésta, más repugnante. Incluso yo, que he sido revolucionario, rebelde… nunca imaginé que se pudiera llegar a estas magnitudes tan descomunales.

Esto evidentemente es la decepción más profunda que uno puede tener con quienes dirigen el mundo en el que vivimos. Me repugna.

PARA UN TRATAMIENTO PEDAGÓGICO DE ESTE TEXTO

El texto es de Manfred Max-Neef, de su clase magistral «El mundo en rumbo de colisión» (cfr. Youtube; cfr también Google: «Manfred Max-Neef», con muchos otros materiales).

El hecho contundente es que siempre se nos dijo que, aunque quisiéramos, no era posible resolver el problema del hambre en el mundo, porque no había dinero suficiente. Pero cuando se necesitó dinero para «salvar» a los bancos -que son entidades de lucro privadas–, se puso todo el dinero que hizo falta, y muchísimo más, y se sigue haciendo. El sistema actual reconoce al capital y a los bancos como de interés público y social, y considera males lamentables pero inevitables la muerte de los pobres, el hambre del tercer mundo, el desempleo, la miseria y la muerte de las víctimas de los ajustes y recortes (en salud, educación…) que haga falta hacer para «sanear las cuentas macroeconómicas»…

Para la reunión de grupo:

Ver el texto completo de Max-Neef, y otros del autor (hay bastantes en la red, cfr. Google).

 ¿Cuáles son los objetivos, los intereses de este sistema económico mundial actual?

 ¿Es un sistema pensado para el bien de la Humanidad?

 ¿Por qué la sociedad lo consiente?¿No es nuestra propia falta de conciencia el mayor problema?

 ¿Qué podemos/debemos hacer?

Manfred Max-Neef

Valparaíso, Chile

Foto tomada de internet