Néstor Bosco Erazo

Hoy 3 de octubre, las campesinas y los campesinos de La Perla Amazónica, lloran, lloran, otra nueva víctima de esta guerra. Se ha ido el líder que apostó por la resolución del conflicto armado, el líder que confió en que la unidad de los campesinos harían posible que la vida fuera posible para todos con acuerdos de protección ambiental y a la vida.


Ha pasado a la historia el campesino, el animador de la Fe, el defensor del derecho a la vida y al territorio en la Zona de Reserva Campesina en la Perla Amazónica.

Ha partido aquel que pidió desde siempre un cese bilateral del fuego, justo porque la insoportable sordera de quienes ejercen el poder, les están llevando a la muerte con balas, con tratados de explotación de los recursos. Don Néstor es la expresión de ese desconocimiento que vive la gente que sufre la guerra militar y la guerra institucional.

Ha partido aquel que defendiendo los derechos con verticalidad y amabilidad se hizo sabio y maestro en la gran riqueza de biodiversidad del territorio. Está él en la Zona de Reserva haciendo parte de la dignidad de los que se enfrentan con su palabra, con la agro-ecología y con propuestas de calidad de vida con riqueza biológica de su territorio ante los pasos agigantados de las petroleras.

Él como siempre guió con su sabiduría un recorrido que realizamos en la Reserva demostrando las consecuencias de la ambición petroleras como Amerisur que con la complicidad estatal irrumpieron en su territorio y devastaron la selva virgen, la biodiversidad protegida para abrir vía a la explotación.

En condición de desplazado interno por ese largo proceso de conflicto armado interno se refugió en la Zona de Refugio Humanitario, el pasado 26 de agosto, debido al hambre que acosaba a su familia salió en busca de alimentos a su amada finca que mana miel. Horas después en su caminar activó una mina antipersonal lo que le llevó a perder una pierna, permaneciendo en estado crítico hasta su muerte.

Hoy 3 de octubre, las campesinos y los campesinos de La Perla Amazónica, lloran, lloran, otra nueva víctima de esta guerra. Se ha ido el líder que apostó por la resolución del conflicto armado, el líder que confió en que la unidad de los campesinos harían posible que la vida fuera posible para todos con acuerdos de protección ambiental y a la vida justos.

A sus 71 años Néstor vive en la dignidad que su historia forjo entre generaciones de campesinos en el Putumayo, ha muerto como otro mártir negado de la historia, vivo en la memoria colectiva de las luchas de los pueblos.