Lo que El Premio Nacional de Paz ocultó

Mientras los medios de información masiva y miembros de gremios económicos, con el apoyo de la cooperación europea a través de una fundación con sede en Colombia, otorgaban el Premio Nacional de Paz a la propuesta de la Asociación de Municipios del Alto Ariari, que afirmaron la consolidación de una alternativa de paz; los pobladores del Ariari, aquellos que se encuentran desplazados desde enero del 2002, aquellos que han sufrido violaciones de sus derechos, que se han visto perseguidos, sus bienes saqueados, algunos de ellos obligados al silencio mientras muchas y muchos ya no están, porque fueron asesinados, desaparecidos, torturados no se siente ni representados ni expresados en la Asociación de Municipios. Ellos allí no están reconocidos como sujetos de derecho, ni aquellos que se mantienen dentro del Territorio buscando desarrollar formas de resistencia civil, de afirmación integral de sus derechos.


En el Alto Ariari, la realidad no oficial, la no contada, la no resonada, la no dicha, aquella que no tienen encuenta ni académicos de universidades públicas ni privadas, como lo demuestra un reciente artículo publicado en la Revista Semana (Nro 1098 Canje, más allá de la guerra, Hernando Llano); lo que no dicen, porque no lo saben, porque lo quieren ignorar, o simplemente porque son objetos del espejismo mediático, es que allí se desarrolla una estrategia criminal encubierta militar que bajo el pretexto de una ofensiva contrainsurgente, oculta más allá de los interesés militares y de las complicidades y articulaciones militares, la consolidación y el control de la población para la implementación de proyectos agroindustriales acorde con el modelo de Estado Comunitario y del modelo de mercado, que está de facto regionalizando el país en 7 zonas, como lo contempla los 100 puntos de Uribe.

Aquí se sigue lo que los campesinos y campesinos del Alto Ariari piensan, sienten, y proyectan

COMISION INTERECLESIAL JUSTICIA Y PAZ

BAJO LA ESTRATEGIA PARAMILITAR SE CONSOLIDA LA PRESENCIA ESTATAL Y EL INICIO DE LA AGROINDUSTRIA EXCLUYENTE

El departamento del Meta fue en gran parte escenario de lo que se denominó Zona de Distensión otorgada a las FARC -EP durante el proceso de conversación de este grupo insurgente con el gobierno de Andrés Pastrana. Municipios como Vistahermosa, Uribe, Mesetas y la Macarena fueron denominados laboratorios de paz.

Al mismo tiempo, los municipios limítrofes a esta zona sufrieron la otra plataforma política del proceso de paz, que fue la consolidación y desarrollo de la estrategia paramilitar, de tal manera que al romperse las conversaciones el plan de retoma de la zona fuera una realidad.

El 20 de Enero de 2003, fecha en la cual no se habían roto las conversaciones en el Caguan, el Batallón 21 Vargas con sede en Granada lanza un operativo militar a cargo de las Fuerzas Especiales de Despliegue Rápido FUDRA sobre la región del Alto Ariari, especialmente en los municipios de Lejanías y El Castillo, es claro que sobre los municipios del Dorado y Cubarral no se desarrollo este operativo porque el control paramilitar es absoluto desde hace varios años. Este operativo se desarrolló sobre las veredas del piedemonte llanero utilizando civiles armados y encapuchados para guiarlos por estas veredas.

Llegaron saqueando nuestras casas, golpeando nuestras mujeres niños, jóvenes, asesinando y torturando a muchos de nosotros. Al paso del FUDRA fueron apareciendo amenazas que anunciaban la llegada de la estrategia militar encubierta denominada “Autodefensas Campesinas “(AUC) que ellos iba a poner orden y que iban a limpiar la región de Guerrilleros

De tal manera que cuando se dio la ruptura de los diálogos el 20 de febrero la zona del alto Ariari estaba controlada para que los paramilitares pudieran ingresar sin problema a la extinta zona de distensión. Y fue así como el Ejercito Nacional retomó el control de la región.

A los campesinos de estos municipios nos toco ser víctimas y testigos silenciados del desplazamiento forzado, la tortura, el señalamiento de ser guerrilleros o auxiliadores de la guerrilla, el asesinato selectivo a cuenta gotas y vivir la mentira de la llegada del Estado colombiano que llegó a implantar la paz, una paz que es sinónimo de la implantación del paramilitarismo.

Lo irónico de esta retoma del control territorial es que las confrontaciones armadas con las FARC -EP han sido mínimas durante estos 12 meses, mientras que el número de asesinatos, torturas y desapariciones sufridos por los campesinos es escandaloso.

Acercándonos al Primer aniversario de la desaparición y posterior asesinato del Señor JOSE DELFIN ESPINEL, en 15 de Mayo de 2002, fecha en la que se evidenció la estrategia Paramilitar bajo el control del Batallón 21 Vargas. vemos con tristeza e indignación que las autoridades de control colombianas se han quedado mudas, quietas y hasta cómplices por acción y omisión de los crímenes que se han perpetrado durante estos 12 meses en la región del Alto Ariari.

12 meses después de saqueos, asesinatos, robo de ganado y desplazamiento forzado de centenares de familias de los municipios de Lejanías, Vistahermosa, Mesetas y El Castillo, El control y consolidación del proyecto paramilitar en la región empieza a mostrar su resultados. Nosotros hemos sido censados, los campesinos que vamos a vender ganado tenemos que pagar 20.000 pesos por cada cabeza de ganado que van a vender. La normas impuestas por los paramilitares se tienen que cumplir o se pagan las consecuencias. (destierro o muerte ), el control de alimentos es absoluto, los carros, motos y camionetas de los paramilitares se pasean por estos municipios como en sus propias casas, todo esto a la vista y el apoyo de las autoridades civiles y Militares.

La presencia el Ejercito en estos municipios es permanente, es tal esta realidad de presencia que han puesto Vallas publicitarias anunciando la llegada a los municipios, donde dan la bienvenida y anuncian la presencia de “Batallón 21 Vargas”, Lo paradójico de la situación es que a pocos metros de la vallas se encuentran los paramilitares que controlan los cascos urbanos son “civiles” armados patrullan las calles

Es una constante en estos municipios que a unos 15 o 20 Minutos a pie de los cascos urbanos hacen presencia grupos de paramilitares vestidos con prendas del Ejército Nacional, son grupos de a 500 hombres armados identificados como Autodefensas, ellos reúnen permanentemente a las comunidades, reúnen las juntas de Acción Comunal, mantienen retenes a las entradas de las veredas.

Los proyectos Productivos amparados por el proyecto paramilitar empezaron a aparecer, el monocultivo de la Palma de cera y de plátano, con grandes ilusiones y muchas promesas de progreso han ido captando a mucha de nuestra población aprovechándose de sus necesidades y gracias al terror implementado por la estrategia de muerte.

Los Megaproyectos para la región empezaron a presentarse como la tabla de salvación para los campesinos, el Distrito de Riego del Alto Ariari, la Zona franca agrícola para el Ariari. Proyectos en los cuales el costo humano es bastante elevado. Ahora entendemos porque necesitan desplazar a los campesinos de las veredas de los Municipios de El Castillo y Lejanías ubicados en la región del Alto Ariari. Son mas de 50 veredas en las que los campesinos se han desplazado.

Estamos hablando de un desplazamiento de más de 1000 familias, hasta el día de hoy, que organismos de derechos humanos como Justicia y Paz, hasta hace una semanas indicó que eran 750. Solo en los municipios del Castillo y Lejanía las familias desplazadas son aproximadamente 500, de las que se han podido recoger algunos datos. Algunas de estas familias se encuentran en Villavicencio y otros se han desplazado para otras regiones del país.

En los que va transcurrido del 2003 los asesinatos en el Municipio del Castillo ascienden a 28, sin tener datos precisos de los demás municipios, muchos de los crímenes quedan sin ser denunciados, nadai habla por miedo. La imposibilidad de acceder a la información sobre la violación a los derechos humanos en esta región es casi imposible por el control militar y paramilitar que ejercen sobre los campesinos de esta región del Ariari.

Es muy descarado que cuando más alto es el índice de violaciones a los derechos humanos, en estos municipios a nivel nacional se haya otorgado el Premio Nacional de paz a los alcaldes que hacen parte de la Asociación de Municipios del Alto Ariari.

COMUNIDADES CAMPESINAS DEL ALTO ARIARI – Meta , Colombia