Les damos la bienvenida a la conmemoración de los 20 años de resistencia

Han sido 20 años en los que hemos vivido una historia que no elegimos, pero que con mucha fortaleza y unidad hemos aceptado cumpliendo sueños comunitarios y familiares. Hoy nos sentimos una sola familia porque desde el 29 de noviembre de 1997 que llegamos alrededor de 400 personas desplazadas de diferentes lugares teníamos una historia que nos uniría hasta llegar a lo que hoy somos, “una comunidad de Vida y Trabajo”.

Y como dice nuestro lema “nos duele recordar pero más nos duele olvidar”

Hoy recordamos con gran dolor ese momento trágico en que llegamos con las manos vacías, con  la angustia de haberlo perdido todo incluido nuestros seres queridos a quienes con balas y torturas les arrebataron sus vidas.

Recordar esos días nos llena de nostalgia y de dolor, hoy podemos decir que gracias a la resistencia de 4 años hacinados en los albergues donde sufrimos todo tipo de discriminación y humillaciones, hoy nos encontramos viviendo en el Paraíso, nombre que le quisimos dar a ese tan anhelado territorio, donde podríamos vivir con dignidad alejados un poco del pueblo donde tendríamos cultivos, animales, escuela y la libertad para los niños jugar, donde los jóvenes y adultos respiraríamos con tranquilidad.

Recordar que gracias a las Lauritas quienes desde el inicio nos dieron su apoyo y pudimos conocer a muchas personas y organizaciones que hasta ahora nos acompañan y están pendientes de velar por nuestra integridad, y también a todas y todos los hermanos de las comunidades quienes nos abrieron sus puertas y nos permitieron aprender de ellos, de sus experiencias de resistencia y búsqueda de la justicia.

Hoy hacemos memoria y recordamos que gran parte de las familias que llegamos a los albergues hoy se encuentran construyendo sus sueños desde diferentes lugares, que por circunstancias de la vida les toco iniciar de cero, algunos en la ciudad y otros retornaron sin garantías, tratando de sobrevivir aceptando la realidad que nos rodea en este país donde prevalece la desigualdad.

También traemos a nuestra memoria el recuerdo de los seres queridos  que hicieron parte del proceso y que hoy no nos acompañan, les recordaremos con gran aprecio ellos perduraran en nuestra mente.

Cabe recordar momentos de felicidad, en los que después de tantas exigencias al gobierno logramos conseguir la reubicación en el territorio en el que nos encontramos desde el año 2001, y que en el 2004 logramos las medidas cautelares a raíz de un pequeño capítulo de nuestra historia cuando los militares nos hicieron hostigamiento y nos obligaron a irnos  a desplazar al pueblo, donde estuvimos durante 1 mes en los cabildos de los hermanos indígenas.

Nos llena de alegría ser testigos del crecimiento de la comunidad, ver crecer las nuevas generaciones donde los niños y niñas del albergue ahora son jóvenes  con sus propios hogares con propósitos y sueños por cumplir.

Queremos decir que hoy más que nunca estamos convencidos de que hay que luchar y resistir en el territorio, estar unidos y apoyarnos los unos a los otros para que desde las comunidades podamos cambiar este modelo de indiferencia que rodea el país donde los delegados y representantes del gobierno son los enemigos principales de los procesos comunitarios donde se lucha por defender la vida y el territorio. Tenemos que ser fuertes y unidos para exigir al estado colombiano respeto a los derechos humanos.  Y desde la comunidad de vida y trabajo La Balsita queremos decir que el sueño de Antazales no se nos quedará solo en la mente, lucharemos para buscar los mecanismos que nos permitan recuperarlo.

Que la memoria siga siendo uno de los pilares que nos impulsará a exigir la reparación integral, que sigamos construyendo una comunidad campesina que lucha por dejarle su legado de resistencia a las próximas generaciones.

Finalmente, agradecer la presencia de todos los  que nos acompañan en esta conmemoración, darle las gracias de manera muy especial a los visitantes quienes se han desplazado hasta este lugar para acompañarnos. También agradecer el apoyo que la comisión intereclesial de justicia y paz nos ha brindado durante el proceso comunitario y quienes también apoyaron este evento.

 

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