La Paz que todos queremos pero que es tan esquiva

Es positivo el anuncio de paz del Presidente, luego de sus más recientes y reiterados pregones llamando a la guerra.

La urgencia de la paz ha sido reclamada por las grandes mayorías durante todo el tiempo de este conflicto fratricida, a través de todas sus expresiones de lucha; por eso para quienes estamos del lado de las mayorías, el anuncio del Presidente es positivo


Así como todas las expresiones de respaldo a la paz de Colombia desde todo los ámbitos del país como de la Comunidad internacional, mucho más cuando unas son expresiones teóricas y otras, las más importantes, acciones de gobiernos y pueblos que en actitud prudente y denodada, asumen la responsabilidad de trabajar por los anhelos de paz de todas y todos los Colombianos.

Por parte del ELN, nos hemos comprometido y realizado serios esfuerzos por la paz, desde hace mas de 20 años, incluida la firma de una agenda de acuerdos que el presidente Pastrana reversó por presión de los paramilitares, respaldados desde entonces, por quienes hoy alzan su voz en contra de un posible acuerdo para la paz de Colombia.

Los fracasos en el proceso de paz, no nos ha amilanado, al punto que incluso en el gobierno de Uribe, conociendo sus propósitos guerreristas y sus posturas retardatarias, se estableció una mesa que ese gobierno cerró de manera abrupta e irresponsable.

Por eso reafirmamos que no es solo ahora, sino desde hace mas de dos décadas, que hemos hecho esfuerzos por un proceso serio, responsable e incluyente de la sociedad y hemos ratificado esa postura de manera reiterada.

Sin embargo, expresamos otra vez, que buscamos una paz que es esquiva porque ese genérico PAZ, no tiene para todos las mismas connotaciones, contenidos y esencia.

Para los pobres de Colombia, paz es justicia y equidad social, democracia real, soberanía y de manera muy particular pero profunda, el resarcimiento efectivo por los estragos de este conflicto social y armado fratricida, que ha destruido y generado profundas malformaciones en la sociedad, perdiéndose los parámetros que permite la convivencia, la tolerancia, el reconocimiento a la diferencia y la diversidad, dentro de principios éticos.

Para la clase en el poder, la paz es diferente, ella ve la paz que las mayorías reclamamos como un estado de cosas donde no se afecten sus intereses económicos y políticos, su poder, sus aspiraciones capitalistas y su futuro personal, concebidos dentro del sistema capitalista.

Lograr conciliar estas dos concepciones contrapuestas, requiere para la clase gobernante hacer concesiones, grandes esfuerzos y sacrificios, pero es el arte y el camino para construir la paz estable y duradera. Por eso la gran pregunta, ¿tiene la clase gobernante la disposición de transitar el camino hacia una paz de profundo contenido social y político?

Para los pobres de Colombia y los revolucionarios, la paz es la recuperación de los derechos siempre negados, mientras que para los ricos, la paz les exige grandes esfuerzos porque implica reconocer los derechos de todos y asumir ese reto en lo político, lo económico y lo social.

Consientes de estos escollos, debemos reiterar y hacer el llamado a comprometernos por la paz auténtica, desafiando las dificultades que existen y trabajando para que entre todas las expresiones de la sociedad y el decidido apoyo de la comunidad internacional, se pueda blindar el proceso contra los atranques por desacuerdos, como por los ataques de sus enemigos.

Hemos planteado que la llave de la paz está en manos del pueblo y la nación, el Presidente era quien debía abrir los espacios del dialogo con la insurgencia como el primer paso, ya que un proceso de paz real, es mucho más complejo porque debe interpretar todas las expresiones políticas y sociales que no se logra solamente en una mesa insurgencia gobierno.

Es entonces indispensable que ahora, todas las organizaciones populares y sociales, en su más variada composición, sean parte del proceso de paz porque, como varias de ellas lo han expresado, en este propósito nadie las va a reemplazar y solo con su participación activa, será posible hacer de la paz un proceso real, estable, duradero y profundo, que supere las causas que originaron y alimentan el conflicto y que colme los sueños y aspiraciones de la Colombia que nos merecemos todos, porque se haya superado la larga noche de más de medio siglo de conflicto social y armado, que hoy tiene a nuestro país en la más profunda crisis de su historia y en la que la guerra es el camino a la destrucción.

Entendida la paz dentro del contexto expuesto arriba, Colombia y la comunidad internacional pueden contar con el ELN para tan importante reto y aspiración.

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