La alimentación forzosa en Guantánamo ‘tortura’

La alimentación forzosa en la cárcel de Guantánamo es una infracción del derecho internacional y una tortura, dijo el portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Rupert Colville.


Desde el pasado mes de abril 100 de los 166 presos de Guantánamo están en huelga de hambre. De ellos, 21 reos están recibiendo alimentación a través de los tubos nasales. Colville explica que tal forma de tratar a los presos es dolorosa, está considera oficialmente como tortura y está prohibida por el derecho internacional.

La ONU basa su postura en las normas de la Asociación Médica Mundial (WMA por sus siglas en inglés), que en 1991 dijo que la alimentación forzosa “nunca es aceptable desde el punto de vista ético”. Estados Unidos forma parte de la WMA.

“Incluso si pretende beneficiar, la alimentación acompañada con amenazas, coacción, fuerza o uso de restricción física es una forma de trato inhumano y degradante. Igual es inaceptable la alimentación forzosa de algunos detenidos a fin de intimidar o coaccionar a otros huelguistas de hambre para detener el ayuno”, proclama el documento del año 1991.

De acuerdo con una declaración de la WMA de 1975, los métodos de alimentación forzosa nunca deben ser utilizados sin el permiso de un preso, ya que el reo tiene el derecho de negarse si está reconocido por un médico como un individuo capaz de tomar la decisión racionalmente sobre las consecuencias de su acción.

El abogado que representa a uno de los detenidos -el kuwaití Fayiz al-Kandari, de 35 años- afirma que su cliente ha sido alimentado por sonda contra su voluntad durante una semana. El abogado acusa a los militares estadounidenses de utilizar un tubo “de alimentación innecesariamente grande”.

Otro preso describió el proceso como extremadamente doloroso. “Experimentaba agonía en el pecho, la garganta y el estómago”, escribió Samir Naji al Hasan Moqbel. “Nunca había experimentado tal dolor antes. No deseo este castigo cruel a nadie”, añadió el recluso.

La huelga de hambre, que ahora está en su duodécima semana, ha subido la presión sobre Washington. Como resultado, el presidente de EE.UU., Barack Obama, dijo que la cárcel de Guantánamo debe cerrarse.