Kimy Pernia

Kimy Pernia

La muerte del líder del grupo Embera Katío del alto Sinú, Kimy Pernía, es la memoria la que abandera la milenaria lucha indígena, en nombre de las víctimas y de la madre tierra. Hoy Kimy Pernia es un símbolo de la organización popular en contra de las locomotoras minero energéticas que buscan desangrar nuestra naturaleza y con ella culturas ancestrales enteras que habitan en nuestro país.

Kimy Pernia nació a orillas del río Kuranzado, en la comunidad de Bengido del municipio de Tierralta, Córdoba en 1950. Su padre llamado Manuelito Domicó, era el Noko (jefe) de los Emberas, y por esa época nombró a su hijo como Juan Domicó. Posteriormente, este siendo adulto adoptó como nombre Kimy, que significa punta de lanza.

Sus primeros años los vivió en el resguardo indígena, donde conoció a el ex misionero Gordon Hamilton, quién le enseño a leer y escribir el castellano, lo cual le permitió comprender y transmitir los derechos indígenas a todos los habitantes en su territorio.

Durante los años 70s, el recién creado Ejército Popular de Liberación (EPL) guerrilla que operaba en la región, asesino a cuatro ambientalistas que realizaban un estudio cerca al río Esmeralda, fueron llevados en una lancha por el grupo guerrillero y luego abatidos con armas de fuego.

Un día junto a su padre y su tío, Kimy viajaba en la misma lancha en que fueron llevados los ambientalistas, y por esto fueron encarcelados injustamente por señalamientos del gobierno en los que supuestamente colaboraban con la guerrilla, pero sin pruebas ni argumentos, fue probada su inocencia y liberados posteriormente.

Luego de salir de la cárcel, Kimy decidió irse a vivir solo a orillas del río Esmeralda, para alimentar su espíritu y su conexión con la naturaleza. Allí, conviviendo en armonía con su amada selva como fiel compañera, comprendió el sentido de ser un indio, de que su mundo son los animales, los ríos, las plantas, y que el Kampunia (hombre blanco) quiere apoderarse con su avaricia capitalista del territorio y sus creencias.

Siempre fue un hombre de voz pausada, pero también muy reflexivo y comprometido con la defensa de su territorio. Llegada la década de los 90s, apareció la amenaza multinacional del proyecto hidroeléctrico Urra I. Kimy, junto al mayor Alonso Domicó y el joven Lucindo Domicó se colocaron en la tarea de frenar el proyecto multinacional, así que en 1995, organizaron el Do Wambura (adiós río), movilización de 1000 indígenas desde el resguardo de karagabi, hasta el municipio de Santa Cruz de Lorica.

La segunda movilización fue la toma de la embajada de Suecia en 1996, para denunciar los incumplimientos de la empresa tras el Do Wambura. Posteriormente en 1998, Kimy Pernia, presento una acción de tutela contra la empresa Urra, cuyo fallo fue a favor de los indígenas.

Luego del auge de la lucha indígena contra Urra I, comenzaron los asesinatos, cuya primera víctima fue el compañero Alonso Domicó en 1999, lo cual obligo a que Kimy se trasladara a la ciudad de Bogotá. En noviembre de ese mismo año, viajo a Canadá, invitado por la Comisión de Derechos Humanos de las Iglesias Canadienses, y ante el parlamento de ese país, expuso la situación de su comunidad indígena.

Al volver a su resguardo, protagonizo el 29 de noviembre de 1999, la Gran Marcha Embera hacia Bogotá, que culmino frente al Ministerio de Medio Ambiente el 26 de Abril del año 2000.

Los grupos paramilitares de la zona, sabían que Kimy era un fuerte líder en contra de la guerra y las multinacionales, y por ello fue declarado objetivo militar. El 2 de junio del año 2001, recién entrada la tarde, a unos 50 metros de la casa de los cabildos Indígenas de la comunidad Embera Katío del río Sinú, tres hombres que se movilizaban en dos motocicletas se llevaron forzadamente al líder indígena. Desde ese momento no se volvió a saber nada de él.

En una entrevista el 16 de mayo de 2007, el ex Comandante paramilitar Salvatore Mancuso, confeso que la orden de asesinar a Kimy fue de Carlos Castaño. Según este ex comandante paramilitar, el líder indígena fue asesinado en el nudo de Paramillo, en Córdoba, y luego arrojado al rio Sinú.

La muerte de Kimy es impune al igual que la de Lucindo Domicó y Domingo Domicó, líderes de su comunidad asesinados por los paramilitares. Tampoco se ha dado una reparación al Cabildo Mayor del Alto Sinú.

Kimy Pernia es recordado en su comunidad, como el líder que revivió la lucha indígena Embera Katío, que enseño a su familia y amigos a organizarse para defender sus derechos, a no retroceder ante el modelo de desarrollo neoliberal que quiere imponer devastación, secar los ríos, ofertar la muerte a las comunidades indígenas.

Kimy Pernia en la memoria.

Kimy Pernia sin olvido.

Imagen: Archivo – Comisión Intereclesial de Justicia y Paz.