Ingará, “Territorio Interétnico, Humanitario y Ambiental”

El pasado 13 de noviembre 70 familias del corregimiento de San Pedro de Ingará, jurisdicción del municipio de San José del Palmar, Chocó, en construcción de digna de autonomía y autodeterminación territorial, constituyeron su territorio en un nuevo lugar humanitario, identificándolo como “Territorio Interétnico, Humanitario y Ambiental”.

Niñas y niños, jóvenes, hombres y mujeres que integran la Red de Comunidades Construyendo Paz en los Territorios (CONPAZ) de las regiones del Bajo Atrato, Valle del Cauca y Huila; vecinos del municipio de San José del Palmar y Novita, junto con autoridades administrativas, comunales y de Consejos Comunitarios, así como de delegados de la Coordinación Étnica de Paz, CENPAZ, y apoyados por organizaciones de derechos humanos de orden nacional e internacional fueron testigos de la construcción de un nuevo escenario de paz territorial.

El ejercicio de autonomía y autodeterminación estuvo enmarcado en una fiesta a la vida y la paz que contó con la participación de más de 350 personas.

La fiesta rompió de manera positiva las cotidianidades de la región y permitió hacer una afirmación al derecho a la alegría, la memoria y la esperanzada construcción del territorio desde la perspectiva de la paz con justicia social y ambiental, en la esperanza del buen existir y coexistir.

 

El arte, motor constructor de sueños posibilitó la activa participación de niñas y niños; ellos y ellas, desde el teatro dieron vida a los relatos de los abuelos, mitos y leyendas que no solo hacen parte de sus imaginarios colectivos, sino que están insertos es sus dinámicas cotidianas de vida.

La memoria ancestral se hizo presente a ritmo de currulao, rancheras y bambucos.  Ritmos de aquí y de allá, que hacen parte de esa coexistencia multicultural que permitió exorcizar el dolor de la guerra; las voces de mujeres negras, indígenas y mestizas fueron las responsables de trasmitir la esperanza.

Hombres y mujeres desde ese darse desinteresado compartieron sus saberes, colectivizaron sus formas de hacer parir la tierra y como protegen las semillas, que luego se transforman en el pan que nutre el alma y el cuerpo.

La ausencia de infraestructura física no fue el impedimento para que la fiesta del fútbol también se hiciera presente, entendiéndolo como una apuesta concreta de paz.

La fiesta incluyó ejercicios de reconocimiento territorial, niñas y niños sirvieron a propios y visitantes como guías en la caminata hacia los escenarios donde diariamente se resignifica la vida; allí donde la vida es agua por sus pozos, cascadas y quebradas que descienden sobre la Cordillera Occidental, agua en su estado natural que da vida a la vida desde la más bella diversidad.

El llamado de la comunidad afrodescendiente de San José de Ingará es a pintar la vida con los colores de la esperanza, con la firme convicción de que es posible construir un nuevo modelo de sociedad que lleve a un nuevo país. “Quitarse los miedos sacarlos afuera, Pintarse la cara color esperanza”.

Por eso las y los jóvenes reivindicando sus construcciones simbólicas explicaron el significado de los colores que han determinado como identitarios, blanco, azul y verde, son los colores de la esperanza.

El devenir de la memoria estuvo siempre presente en cada una de las narrativas de las y los asistentes, desde el canto, la risa e historias de duendes y brujas, la memoria se hacía vida.

 

Para evocar aquellas vidas que cegó la violencia sociopolítica se declaró un árbol como monumento a la vida, cada hoja, cada flor y cada semilla serán frutos de esperanza; esperanza que dejará de ser ilusión cuando se materialice el derecho a la verdad, la justicia restaurativa y condiciones de no repetición.

La invitación a propios y visitantes es la asunción de compromisos en aras de consolidar esta nueva propuesta de paz desde los territorios y la materialización efectiva desde sus competencias para la implementación total del Acuerdo de Paz firmado por entre el Gobierno Nacional con las FARC EP, y generar las condiciones suficientes y necesarias para garantizar la participación y avance positivo en el proceso de diálogo que se desarrolla con el ELN.

San Pedro de Ingará, Territorio Interétnico, Humanitario y Ambiental, noviembre de 2017.