Impunidad: se imponen los intereses ajenos

Una mirada crítica a un mes del golpe de Estado en Honduras. La represión, las violaciones de derechos humanos, la persecución, el cierre de medios de información alternativa. El papel de la OEA, de Arias y de Estados Unidos signos de una construcción de los halcones en contravia del mismo Obama y de las posibilidades democrática populares en Suramerica.

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ALAI AMLATINA, 1/08/2009.

Se cumplió un mes del golpe de estado en Honduras y, como en toda dictadura, se mantiene el
Estado de Sitio, las garantías individuales existen en el
papel y los poderes Legislativo y Judicial son un apéndice
del régimen de facto. Los hondureños, así como
la casi totalidad de los pueblos latinoamericanos, han
vivido esa realidad antes y la rechazan.

La comunidad internacional también rechazó el golpe del
28 de junio y adoptó acuerdos claros de condena a los
golpistas, demandando la restitución en su cargo del
presidente constitucional Manuel Zelaya. Pero las cosas ya
no son tan claras ni categóricas y los motivos son ajenos a
los intereses del pueblo hondureño y de los
latinoamericanos en general. De la misma manera, las
justificaciones que dan los golpistas no son verdaderas
porque el golpe sirve a los intereses del grupo de poder
encabezado por el ex vicepresidente estadunidense Dick
Cheney, cuyos operadores hace tiempo que pululan por la
región y buscan infiltrarse en los gobiernos.

El grupo de Cheney, del que son parte también los Bush, se
interesa fundamentalmente en el petróleo, por eso
invadieron Irak y Afganistán, arremeten contra Irán,
intentaron derrocar al presidente
Hugo Chávez, han tratado de hacer lo mismo con Evo Morales, atacan al mandatario ecuatoriano Rafael Correa y
ansían al petróleo cubano de la zona del golfo de
México.

Honduras tiene mucho petróleo, tal como lo dijo Gerardo
Yong el 19 de julio. Las prospecciones las hizo una
compañía noruega hace un año atrás, convocada por el
presidente Zelaya quien, como ya hemos señalado, enjuició
por tramposas a las empresas petroleras estadunidenses que
le vendían caro el petróleo a su país y se incorporó al
grupo Petrocaribe, creado por Venezuela.

La compañía noruega hizo las prospecciones y las
financió, le entregó el informe al gobierno de Zelaya y se
quedó con una copia que puede negociar con empresas que
estén interesadas en la información sobre esos
yacimientos. Pero además, y eso se sabía, si se aprobaba la consulta destinada a determinar si se instalaba en las
elecciones de noviembre la cuarta urna en la que se votaría
sí o no a la convocatoria a una Asamblea Constituyente,
Zelaya estimaba que en la eventual nueva constitución se
debía establecer que los recursos naturales del país no
podían ser enajenados.

En consecuencia, el pretexto para el golpe de Estado fue la
encuesta sobre la cuarta urna, pero el objetivo fue evitar
que se pudiera dictar una constitución que impidiera
apoderarse del petróleo hondureño. En esa conspiración
estuvieron Otto Reich y su “fundación” Arcadia, entre
otros, y no fue ajeno el embajador estadunidense en
Honduras, Hugo Llorens, puesto ahí por el gobierno de Bush
y Cheney. Pero también estaban en el complot los dueños de
los medios, porque se estimaba que la nueva constitución
debía hacer una distribución igualitaria del espectro
radio-eléctrico y darle participación a los grupos
comunitarios. De ahí la desinformación que sale hoy de
Tegucigalpa.

Las mediaciones

En la reunión de la Asamblea
General de la OEA, celebrada en San Pero Sula, Honduras,
se vio que a la secretaria de Estado estadunidense no le
había gustado la intervención del presidente Zelaya a
favor de revocar la expulsión de Cuba de ese organismo.
Dado el escaso conocimiento que la señora Clinton tiene
sobre América Latina y estando rodeada de funcionarios del
“establishment” y de otros más peligrosos, como John
Negroponte, su reacción al golpe hondureño fue
superficial, así como fueron vaguedades los comentarios
iniciales que hizo al respecto el presidente Obama.

Cuando toda América Latina y el Caribe, la Asamblea
General de las Naciones Unidas y la Unión Europea ya
habían condenado categóricamente el golpe y demandaban la
restitución de Zelaya, Estados Unidos modificó su discurso
y el departamento de Estado propuso la mediación del
presidente de Costa Rica Oscar Arias, en circunstancias de
que lo que se necesitaba era hacer cumplir los acuerdos de
las máximas entidades internacionales.

Arias, que no fue “el” pacificador de América Central,
porque fueron muchos, y que recibió un premio Nobel de la
Paz destinado originalmente a Costa Rica por ser un país
sin ejército, aceptó la mediación y entregó una
propuesta que fue rechazada por los golpistas porque
planteaba la restitución de Zelaya en la presidencia.
Entonces elaboró otra fórmula, que satisface mejor los
intereses estadunidenses, en la medida en que convierte a
Zelaya en una figura decorativa y anticipa las elecciones de
noviembre, con lo que se hace un borrón y cuenta nueva y el
golpe de Estado desaparece por arte de magia.

Esta segunda propuesta tropieza con el mismo obstáculo, el
régimen de facto ni siquiera así aceptó la restitución
de Zelaya en el cargo de presidente y dio comienzo a una
farsa mediante la cual “consultaron” a los otros
poderes. El Legislativo se reunió y trató varios puntos de
la propuesta, menos el relativo a la restitución del
presidente. El poder judicial tampoco iba a aceptar ese
punto, sobre todo que el presidente de la Corte Suprema ya
ha reconocido que él también podría ocupar la presidencia
de acuerdo a la “constitución” y justifica el golpe
como “un caso de necesidad”.

En ese contexto el Secretario General de la OEA buscó
otros mediadores: los ex presidentes Ricardo Lagos, de
Chile, y Julio María Sanguinetti, de Uruguay, a los que se
sumaría el peruano Rafael Pérez de Cuellar, ex Secretario
General de la ONU. Al escribir estas líneas aún no se
formalizaba la idea, pero otro equipo mediador implica darle
más tiempo al régimen de facto y con ello se puede
terminar avalando la jugarreta de llegar a las elecciones de
noviembre o anticiparlas y dejar el golpe de Estado en el
limbo.

Los golpistas

Como ha sido visible, los golpistas viven en un pasado muy
pasado. Cuando se reunieron en
el congreso para “sustituir constitucionalmente” a
Zelaya, la sesión parecía la de alguna cofradía de siglos
atrás, con todo un ceremonial que ya no se usa en ninguna
parte. Sus cancilleres dan una idea del segmento social al que representan. Ortez, el primero de ellos, los retrató a
todos cuando dijo de Barack Obama: “ese negrito no sabe
donde está Tegucigalpa”. Lo cambiaron de lugar, le dieron
Gobernación y cuando habló del Secretario General de la
ONU señaló “ese chinito que no me acuerdo como se
llama”.

Ortez ya está en su casa, pero por imprudente, no porque
sus palabras no representen el pensamiento de la soberbia
oligarquía hondureña que se tomó el poder, entre los
cuales hay muchos con apariencia de “negritos” y
“chinitos” que no se ven a sí mismos como tales, pero
sí al pueblo al que menosprecian. Por lo tanto, el desafío
que representa la reacción popular al golpe les resulta
intolerable.

El equipo golpista lo encabeza Roberto Micheletti, un
transportista que hizo fortuna. Nunca logró que su partido,
el Liberal, lo nominara candidato a la presidencia, perdió
en todas las oportunidades en que lo intentó y tiene fama
de hombre rudo. En la Fiscalía de Defensa de los Derechos
de la Mujer hay tres denuncias en su contra, ninguna de las
cuales ha sido activada por esa Fiscalía.

Uno de los incidentes se produjo en la reunión de su
partido en la que se designó al candidato presidencial para
los comicios de noviembre. Micheletti no sólo perdió, sino
que fue abucheado por los asistentes. Como premio de
consuelo le dieron la presidencia del congreso y cuando se
iba a subir al estrado partidario una joven del grupo de protocolo, llamada Suyapa, igual que la Virgen de Suyapa, le
pidió que esperara un momento porque no habían terminado
de poner las sillas. Micheletti, enojado por el abucheo de
que era objeto, le propinó un golpe y le
rompió la boca.

Un mes de protesta popular

Desde el momento en que los hondureños se enteraron del
golpe de Estado, hay que recordar que los medios fueron
censurados, las protestas han sido permanentes. Han estado
en la calle todos los días y no están dispuestos a ceder.
La prensa estadunidense lo reconoció y realizó encuestas
rápidas a los manifestantes y estos les señalaron que
Zelaya era el primer presidente que se había preocupado por
ellos y al que ellos le podían hablar sin temor sobre sus
problemas y aspiraciones, lo publicó el Washington Post.

En Honduras, que tiene un poco más de 7 millones de
habitantes, la mayoría es pobre, pero hay alrededor de un
millón y medio que son absolutamente pobres. De ellos se
empezó a ocupar el gobierno de Zelaya a través del
programa Red Solidaria, del que se hizo cargo la esposa del
mandatario. Para determinar el grado de pobreza, tuvieron
que hacer una medición basada en
averiguar si comían, si la respuesta era afirmativa,
preguntar qué y cuántas veces al día.

También hubo que establecer dónde y cómo vivían, si era
en casas y si esas casas tenían puertas o ventanas o
servicios, porque no tenían trabajo ni ingreso fijo. Ya se
habían incorporado al programa 200 mil familias, las que
desde el día del golpe no reciben ayuda alguna. Incluso es
posible que algunos no sepan lo que ha ocurrido, otros lo
sabrán debido a la represión.

Sin embargo, a pesar del Estado de Sitio y el toque de
queda, aumenta cada día el número de los que han llegado
hasta El Ocotal, en Nicaragua, a sumarse al campamento de
quienes apoyan al presidente Zelaya, que se encuentra ahí,
después de haber ingresado a territorio hondureño. El
mandatario solicitó a las Naciones Unidas que le diera el
estatus de refugiados y la ayuda correspondiente a quienes
están allí acompañándolo, porque si regresan a Honduras,
están
amenazados con una condena a 6 años de prisión por
“traición a la patria”, la que por lo visto sólo le
pertenece a los golpistas.

En el curso de la semana, estaban convocadas huelgas y
muchas otras manifestaciones de protesta; la pregunta es
hasta qué punto pueden seguir siendo ignoradas y reprimidas
en defensa de intereses ajenos y de un gobierno ilegítimo.
Más aún cuando esta manipulación apunta también a toda
la América Latina y a las instituciones que ha creado:
Unasur, MERCOSUR, ALBA, Petrocaribe, Banco del Sur, Grupo de
Río y cualquier otra que se me escape, en la medida en que
priorizan los intereses de la región.

– Frida Modak, periodista, fue Secretaria de Prensa del
Presidente Salvador Allende.