Ha pasado a la Historia – MIRTA ACUÑA DE BARAVALLE

Amiga, compañera, maestra de la vida e incansable buscadora de la verdad y la justicia.

Inmensa gratitud con Dios por tu presencia y compañía; tu sonrisa esperanzadora que iluminó el camino de resistencia de las comunidades, que como tú, afrontan con dignidad la crueldad de la guerra.

En nuestra memoria vive el recuerdo de tu andar por caminos aciagos, penetrando la espesa selva para aliviar el dolor compartido, en aquel año 2003 en el encuentro internacional de niños y jóvenes en la Zona Humanitaria Nueva Vida, en el Cacarica. En ese lugar, en medio del calor humano que nace de la empatía y la solidaridad, estrechamos una relación de hermandad, de amistad, de afectos, de mucha sintonía y aprendizajes de las experiencias en la exigencia del derecho a la verdad, a la justicia y a la paz.

En nuestra memoria, el recuerdo de tu compromiso con la salvaguarda de la verdad de esa memoria reconstruida del dolor para ser trascendida y transformada en vida, testiga de las comunidades del Bajo Atrato y organizaciones de Colombia, con distintas organizaciones del mundo a quienes convocamos a encuentros conmemorativos, peregrinaciones y verificaciones en los territorios olvidados de Colombia.

En nuestra memoria, el recuerdo de tu paso firme y amoroso sobre los territorios donde la violencia ha dejado huellas de dolor, muerte, tristeza, desolación. En esos recorridos en búsqueda de la verdad, escuchaste con el corazón a los afectados por esa violencia, expresando tu admiración por la capacidad de resistencia en cada historia que invitaba a transformar el dolor en alegría, la muerte en vida y la guerra en paz.

En nuestra memoria, como legado de tu vida, recibimos con gran compromiso tu batalla personal como representante de la línea fundadora del movimiento de Madres de la Plaza de Mayo en Argentina, tu fortaleza inquebrantable en la búsqueda de tu hija desparecida en la dictadura militar Argentina. Aprendimos de ti, sobre la comisión de la verdad, la lucha contra la impunidad, las garantías de no repetición, la ley de punto final como estrategia para mantener la impunidad, pero también fuimos testigos de tu creatividad para la denuncia, la articulación con el movimiento social, especialmente con los movimientos juveniles.

En nuestra memoria, Mirta la consejera, que con su experiencia y sabiduría en acciones contra la impunidad disertó con las comunidades negras, indígenas, campesinas y urbanas sobre temas profundos y sensibles como el derecho restaurador y los vacíos de la justicia punitiva.

En nuestra memoria, Mirta la abuela amada por las comunidades de la Red Somos Génesis conformando la Comisión Ética de la Verdad en Colombia, quién junto a otras personas de alto reconocimiento ético en el mundo, consolidaron este espacio que, por casi dos décadas realizó visitas, escuchó a las víctimas con el propósito de salvaguardar la verdad, la memoria, los símbolos que la representan, hasta que estén dadas las condiciones de aplicación de justicia en Colombia.

A Mirta, todo nuestro reconocimiento, afecto y gratitud por su arduo trabajo en búsqueda de la Verdad, la Justicia y la dignidad de las víctimas.

Tu trabajo por mantener viva la memoria de los desaparecidos es tu legado para la humanidad.

Tu persistencia por romper todo mecanismo de impunidad, de injusticia y de falsedad.

Mirta, vives en la memoria de la humanidad, en el caminar comunitario que exige respeto a la vida y se niega a caer en la degradación y pérdida de sentido de la existencia humana que impone el imperio de la guerra y el mal.

 

En nuestra memoria, tu lucha, que nos inspira y fortalece. Mirta por siempre.