Exguerrilleros y militares siembran arboles para que florezca la paz

Es la primera vez que unidades del ejército coordinan con un colectivo de firmantes de paz este tipo de acciones, donde participan no solo en el dispositivo de seguridad, sino en las actividades que se constituyen en un aporte de los antiguos guerrilleros a la justicia restaurativa, aportando con su trabajo en una contribución concreta para reparar las regiones que fueron afectadas por causa del conflicto armado.
Agencia Prensa Rural, René Ayala / Miércoles 16 de noviembre de 2022

El viernes 11 de noviembre en el municipio de Agua de Dios, provincia del alto magdalena del departamento de Cundinamarca, con el acompañamiento de la misión de verificación de las naciones unidas, la comunidad de firmantes de paz asentada en la región, militares del batallón Colombia, estudiantes de últimos niveles del colegio Salesiano Miguel Unia, funcionarios de la alcaldía municipal y concejales, miembros de la Asociación de miembros de la reserva activa de Agua de Dios y victimas del conflicto, confluyeron en la vereda los fundadores y ascendieron mas de 1000 metros para llegar a la cima del cerro tutelar de esta población y realizar allí una jornada de reforestación denominada un árbol por la paz, enmarcada en un trabajo y acción reparadora, TOAR, que es un aporte a la justicia restaurativa surgida del acuerdo final de paz con las extintas FARC-EP.

La dificultad del terreno no fue impedimento para que los participantes, cargados de cientos de brotes de árboles para siembra, abonos, herramientas y ante todo alegría, lograran llegar con éxito a la cruz que se alza en el punto más alto del cerro. Fue emocionante ver a antiguos combatientes que se enfrentaron en las montañas darse la mano y c voces de ánimo con oficiales retirados del ejército y la policía, y ayudar a los jóvenes reclutas desafiando el terreno irregular, ya no en una acción de guerra sino en un acto cargado de simbolismo para la paz.

Agotados por el esfuerzo, la vista privilegiada del lugar que permitía divisar esta bella región fue la motivación que reactivo energías para iniciar la siembra en un verdadero convite de reconciliación, donde los antiguos enemigos se confundían en uno solo, con la participación activa de los y las jóvenes del colegio que serían testigos de un nuevo tiempo de paz y reencuentro. Así entre todos realizaron este trabajo comunitario abriendo huecos, poniendo con mística las plántulas y llenándolas de sustrato para que la reforestación de esta área se fuente de vida para la población de este territorio.

Es la primera vez que unidades del ejército coordinan con un colectivo de firmantes de paz este tipo de acciones, donde participan no solo en el dispositivo de seguridad, sino en las actividades que se constituyen en un aporte de los antiguos guerrilleros a la justicia restaurativa, aportando con su trabajo en una contribución concreta para reparar las regiones que fueron afectadas por causa del conflicto armado. No deja de ser significativo que también un grupo de exmilitares acompañan esta iniciativa, una acción que refleja definitivamente que el acuerdo de paz trae consigo la posibilidad de reconciliar al país. Este pequeño acto en un municipio aún estigmatizado por haber sido un antiguo lazareto, donde estaban confinadas las personas que padecían lepra, tiene una resonancia e impacto en todo el país. Allí donde aún quedan las marcas de la exclusión y el olvido, se construyen proyectos de paz, y hay una nueva generación comprometida con propagar acciones que desde los territorios generen sensibilización frente a la necesidad de un nuevo país donde la guerra sea un viejo recuerdo como lo es el leprosario y donde la justicia ambiental y la defensa de la biodiversidad sean un referente para todo el país.

Este proceso dio inicio desde el mes de octubre en espacios de dialogo e intercambio que han permitido construir un escenario de participación inédito, que fortalece la implementación del acuerdo de paz en clave de la participación social y comunitaria.

Ya los firmantes están realizando labores de adecuación y mantenimiento de un colegio rural del municipio, y el día 6 de diciembre presentaran en un acto publico en la cabecera municipal de Agua de Dios los avances y resultados de estas obras y trabajos reparadores, como aportes precisos para construir un país reconciliado y como un insumo para la paz total. En Agua de Dios renace la esperanza, a esa que describió con su música su más insigne personaje, el maestro Luis A. Calvo, que vivió más de 30 años allí por su padecimiento sin perder nunca su amor a la vida. El antiguo lazareto del que queda solo el recuerdo en sus museos locales, es hoy un ejemplo de que la guerra también debe estar en el pasado, no para negar que existió, sino para enseñarnos a construir un futuro de inclusión y humanidad.

Fuente: https://prensarural.org/spip/spip.php?article28673