“Están trabajando en pos de una impunidad, para proteger a policías asesinos”: Yuri Neira

Así se refirió el padre de un niño asesinado en una protesta al caso de su hijo, que lo ha llevado a gambetear la muerte cuatro veces.


Hay toda una maquinaria surgida desde el Estado para cohibir la protesta social y las voces disidentes mediante el exterminio físico y la impunidad, denunció Yuri Neira, el padre de Nicolás, un niño de 15 años muerto a golpes en una manifestación del día del trabajo fuertemente reprimida por agentes del Escuadrón Móvil Anti Disturbios, Esmad, hace más de cuatro años.

Neira, quien se convirtió en defensor de derechos humanos tras el asesinato de su hijo, en 2005, precisó que casos como este se han repetido en otras ciudades del país y no como producto del exceso de fuerza sino del cumplimento de instrucciones concretas de los mandos superiores.

Al parecer, ordenaban rellenar la munición que utilizan los agentes para dispersar a los marchantes con materiales más lesivos para los seres humanos e impartían directrices precisas de disparar, en todos los casos, muchos de los cuales desembocaron en la muerte violenta e instantánea de varios activistas.

En diálogo con ElEspectador.com, Yuri Neira remembró cómo pasó a ser un trabajador y consumidor sumido en la dinámica de la oferta y la demanda, para convertirse en un vehemente luchador por las reivindicaciones sociales y terminar venciendo a la muerte de por vida.


Giovanni González Arango:
¿Qué ha pasado en el proceso judicial que cursa en la Fiscalía por la muerte de Nicolás?, ¿hay alguna acusación?, ¿se está investigando?, ¿está en versión preliminar o en qué va ese proceso?

Yuri Neira : Sigue en lo que muchos colombianos víctimas de esta violencia hemos escuchado: en investigaciones exhaustivas. O sea que no ha pasado nada. Hasta el momento no se ha pronunciado nadie. Ha sido tal el caos en la Fiscalía, que no hay investigadores, ha sido de tal magnitud este caos, que la primera persona que hizo el levantamiento del cadáver, el 6 de mayo de 2005, a las 2:00 de la tarde, como investigador, volvió a coger el caso, lo que quiere decir que ya pasó por tres investigadores más. Todo eso tiene una razón de ser y es una lógica macabra del Estado y de los entes judiciales para seguir protegiendo a la Policía; es para que todo con el tiempo se vaya diluyendo y ellos tengan tiempo de asesinar, amenazar y desaparecer a los testigos.

G.G:A.: O sea que para establecer cuáles han sido los móviles de ese asesinato, ¿le ha tocado conseguir a usted mismo el material de prueba?

Y.N.: No estoy sólo, debo aclarar esto; están todas las organizaciones, todos los colectivos, todos los jóvenes, los estudiantes y, desde luego, los abogados, que han estado conmigo trabajando en esto, pero los entes de control, como la Fiscalía, la Procuraduría, los investigadores y el CTI (Cuerpo Técnico de Investigación) puedo decir claramente que no han hecho nada.

G.G:A.:¿Cuál ha sido su calvario a raíz de las investigaciones que le ha tocado adelantar a usted mismo, en compañía de personas distintas a la autoridad?

Y.N.: Hemos sido amenazados, hemos sido seguidos, nuestros teléfonos están intervenidos. Ahora, casualmente, después de que salió la decisión de la Procuraduría de destituir a los dos oficiales, ya hubo amenazas en la casa, hubo que poner Policía, aunque suene contradictorio, porque es como colocar a un ladrón cuidando a un banco, pero esa es la Ley y toca seguirla. Además, es claro que el Ministerio del Interior tiene retrazada muchas cosas en cuanto a mi protección. En fin, todos los que hemos estado trabajando en esto hemos sufrido las consecuencias de decir: “el Estado colombiano, sus gobernantes, están trabajando mal y están trabajando en pos de una impunidad, para proteger a policías asesinos”.

G.G:A.: Es decir, en vez de encontrar protección y auxilio de parte de las autoridades es más persecución y seguimientos irregulares, ¿es lo que quiere manifestar?

Y.N.: Zozobra total. Antes de que se asesinara a Nicolás, vivía como cualquier colombiano, pensando en pagar la luz, el agua, el teléfono, los estudios, comparar útiles escolares, salir a mercar; todo eso. Ahora mi prioridad es poder sobrevivir, respirar el día de mañana, seguir consiguiendo datos. Me tocado eso desde hace 1.735 días que asesinaron a Nicolás. Se me cambió totalmente la vida. Vivo en zozobra total, por denunciar, decir que la Policía Nacional y el grupo Esmad son asesinos. Por supuesto que hay policías buenos; van a misa y llevan lo del diario, pero ellos viven pendientes de un puesto, de una pensión, y saben cuáles son los malos, pero se quedan en silencio; eso se llama complicidad.

G.G:A.: Además, usted se ha salvado de muchos atentados de los que ha sido objeto luego del homicidio de su hijo, ¿cómo se las ha arreglado para salir avante de ellos?

Y.N.: Realmente, pensando en Nicolás, no he tenido tiempo para considerarlas. Me he salvado cuatro veces; el último, después de que me tocó irme del país, encontré la muerte, a 20 centímetros, cara a cara, con dos sicarios que, afortunadamente, se equivocaron, y eso me salvó la vida. El tipo pensó que Yuri Neira era una mujer y me preguntó a mí por el personaje, que dónde estaba la señora Yuri Neira, qué él era amigo de ella desde hacía muchos años y que quería ayudarle con respecto al allanamiento que había ocurrido 24 horas antes. Y el tipo, con acento paisa, con la mano en la cintura, en la cacha del revólver, y sube el otro corriendo diciéndole “dele que es él, dele que es él”. Me salvé porque no era mi hora, tal vez porque Nicolás me dejó aquí para seguir trabajando en pos de la búsqueda de una verdad, pero me he salvado es de buenas que soy.

G.G:A.: ¿Cómo fue el episodio de ese espacio cultural que usted dirigía, que era la Casa Salmón, y que, entendemos, fue allanado por las autoridades sin contar con una orden judicial para ello?

Y.N.: Ahora Salmón Cultural lo cerramos para darle protección a la gente y colectivos que iban allá, porque la gente que iba allá, cuando salía, me decían al otro día “me detuvieron, me requisaron, me preguntaron que pro qué venía a este sito, que si yo era de izquierda, que si me conocían, que si yo les decía que vendieran explosivos”, que era, tal cual, que fue la motivación del allanamiento. Los argumentos eran que yo era célula de las Farc, que fabrico explosivos y que distribuyo armas. Allá encontraron fue una célula de gente pensante; allá fabricamos nuevas ideas y lo que distribuimos son sonrisas, amor y solidaridad; fue todo lo que encontraron. De sobre mesa, no dimos cuenta que la Fiscal, Claudia Ester Pérez, que ha sido destituida, primero por inepta y, segundo, porque se metió en algo que no debía, que era en las “chuzadas”, se defiende, diciendo que lo que hizo estaba acorde a la Ley, pero no lo hizo, porque hizo parte del allanamiento, al interior de la Salmón.

G.G:A.: Entonces, ustedes también fueron víctimas de esa persecución que se empezó a gestar desde el Grupo G3 del DAS y que se extendió hacia la Fiscalía?

Y.N.: Claro, porque ellos toman llamadas nuestras, toman información de contrainteligencia del DAS, siendo que nosotros, siendo civiles no debemos tener contrainteligencia de ellos sino de Policía Judicial, toman información de terceros que no aparecen ahí y toman información desviada, acerca de la cual la Fiscal se defiende, diciendo que fue asaltada en su buena fe, que quienes deben ser investigados son los miembros del DAS.

G.G.A. : ¿Cómo recibe usted la decisión de la Procuraduría destituir a dos agentes del Esmad por la Muerte de su hijo, Nicolás?

Y.N. : Para mí, es un pañito de agua tibia. Todavía no se ha hecho justicia. Es lo mínimo que han debido hacer, pues sacaron la providencia después de 1.710 días. Se gastaron todo ese tiempo demostrando algo tan transparente y tan claro, como que la Policía lo asesinó y que los miembros de la Policía no incumplieron con su deber. Lo único que hicieron fue defender a sus policías, en contra de la vida de Nicolás y en contra de la vida de todos los que estaban en la marcha. Sin embargo, siguen alegando que el culpa fue de los manifestantes, de la protestas social, siendo que en este momentito se ha demostrado, con falsos testimonios, que es responsable la Policía del asesinato de Nicolás. La sanción es sólo un primer paso para desenmascarar la impunidad que protege a la Policía, por intermedio de su director Nacional, el señor Naranjo, por intermedio del Ministerio del Interior, del Ministerio de Defensa y por intermedio del Presidente de la República.

G.G:A.: ¿Cómo se sienten usted y todos los que lo han acompañado en la lucha para esclarecer la verdad del asesinato de Nicolás, en materia de seguridad?

Y.N.: Creo que estoy más inseguro que el día de ayer, porque ahora, con lo que sacó la Procuraduría, es muy posible que los demás miembros de la Policía, por solidaridad, me estén atacando. Ahora, contando con que hay una declaración de un Policía que perteneció al Esmad, que llegó de Cali, y estuvo cuando asesinaron a Óscar Salas, en la que advierte por órdenes de quiénes actúan de esa manera tan bárbara, como es el caso del coronel Granados Avaúnza, también al capitán Torrijos Davia, que está en el caso de Nicolás, que son los que ordenan recalzar la munición y dispararle directamente a los manifestantes. Soy uno de los pocos que ha denunciado directamente a la Policía y estoy jugándome la vida contra cientos de uniformados y policías de civil. Con toda esa impunidad, mi seguridad, día a día, está más en juego.

G.G:A.: Hoy usted está liderando una nueva campaña contra la brutalidad policial, como lo ha hecho desde hace años, ¿de qué se trata esa iniciativa?

Y.N.: Desde la Fundación Nicolás Neira por los derechos Humanos empezamos a hacer la semana Nicolás Neira para el desmonte del Esmad. Se trata de reunirnos todos los grupos: hombres, mujeres, niños, habitantes de calle, prostitutas, estudiantes, periodistas, trabajadores de ONG, todos los vendedores ambulantes, porque todos somos víctimas de la Policía Nacional. Los estamos invitando para que trabajemos unidos en una campaña de acciones directas, mas no violentas y desenmascarar esa impunidad que hay en ese organismo. Por eso siempre he dicho que no debe haber servicio obligatorio, en el caso de la Policía, sino que esté ocupada por gente que quiera ir, por decisión propia, y que trabaje realmente por la Policía. Ahora vemos que la mayor cantidad de casos de brutalidad policial son protagonizados por bachilleres, pero porque los oficiales les dicen, “como a usted le pegamos cuando era estudiante, desquítese ahora”, dicho por los mismos muchachos.