En Trujillo más de 20 años después, renombrando la memoria

Desde hoy las calles de Trujillo han sido renombradas por los familiares de la más de 300 víctimas asesinadas, desaparecidas, torturadas desde 1989 hasta 1994, en lo que se conoce como la Masacre de Trujillo.


Allí hoy los familiares de las víctimas fueron acompañados por defensores de derechos humanos en la XI Peregrinación en conmemoración de las víctimas de crímenes de Estado cometidos por estructuras paramilitares que operaron con el concurso de la 3ra Brigada del ejército.

Más allá de la construcción de un Parque Monumento como parte de un acuerdo de solución amistosa de un proceso que se adelanta ante el Sistema Interamericano de Derechos Humanos de lo que se conoce como la Masacre de Trujillo, Valle, esta declaración de calles y barrios en memoria son una dignificación de la vida y de las historias de las víctimas negadas en las historias oficiales.

Como se recordará esa instancia internacional declaró la responsabilidad del Estado Colombiano por menos de medio centenar de víctimas a mediados de los noventa. Desde esa fecha hasta hoy las víctimas sostienen que son más de 300 las víctimas.

Las calles y los barrios que son dignificados en los nombres de las víctimas se encuentran: Los Campesinos, Los Ebanistas, Los Conductores de Camperos, el Padre Tiberio Fernández, los integrantes de la Defensa Civil.

La casi totalidad de los crímenes se encuentran en la impunidad, Las investigaciones internas cuyas sentencias solamente han recaído sobre algunos narco-paramilitares entre ellos el llamado “Alacrán”. Otros se encuentras extraditados en los Estados Unidos.

Recientemente el diario del llamado “Chupeta”, paramilitar detenido en ese país, se consigna el nombre del entonces comandante de la región, Manuel José Bonnet como un receptor de aportes de la estructura narco-paramilitar

Hoy en Trujillo a pesar del paso del tiempo, casi 23 años de las operaciones paramilitares son una realidad escalofriante que pervive. Lugareños indican como aquellos abiertamente mantienen en los lugares rurales donde perpetraron asesinatos y desapariciones colectivas un control absoluto de la población. Este control social coincide en los mismos lugares donde empresas multinacionales realizan negocios con recursos forestales.

En la última semana en Trujillo se produjeron tres asesinatos de niños en continuidad con la estrategia paramilitar de control social.

En medio de la pasmosa impunidad en que se encuentran los crímenes cometidos en Trujillo y de la reingeniería paramilitar, los familiares de las víctimas en ese ritual anual con Peregrinaciones rompen el silencio y acostumbramiento social. Allí en un Parque Monumento donde reposan restos de las víctimas, en las Calles y los Barrios renombrados con los oficios y los nombres de las víctimas, desmoronan éticamente esas estructuras criminales que continúan dominando militarmente la vida y los territorios, sin lograr colonizar la memoria y el alma de los familiares.

Bogotá, D.C 26 de agosto de 2012

Comisión Intereclesial de Justicia y Paz