En búsqueda de la responsabilidad (3)

El derecho penal además de ser selectivo –persigue a los débiles y a los enemigos– sufre serias limitaciones para desenmascarar al crimen organizacional. Sus presas (grandes o chicas) no dan cuenta de todo el embrollo criminal; en situaciones de criminalidad cometida en masa o de manera sistemática, el derecho penal brinda condenas simbólicas, por lo general, a chivos expiatorios.

Muchas personas creen que el derecho penal es la solución: creen que es verdad, justicia y reparación, todo en uno. Además cuentan que tiene poderes restaurativos.

Llevo buena parte de mi vida profesional persiguiendo el derecho penal y, de eso que hablan, no hay. Esa poción mágica que repara, sanciona y apacigua no existe, sino en peligrosas idealizaciones que presentan el derecho penal como cura. El derecho penal es, ante todo, violencia reglada; y del castigo no sale mucho más que resentimiento.

Me encantaría concluir la búsqueda de la responsabilidad escribiendo que el derecho penal tiene las respuestas; que lo único que tenemos que hacer es someter a todos los perpetradores a juicio, condenarlos y encerrarlos. Sin embargo, quedarían muchos cabos sueltos –y sargentos y oficiales y ministros y particulares… Además, seguiríamos bajo el reino de la irresponsabilidad.

El derecho penal además de ser selectivo –persigue a los débiles y a los enemigos– sufre serias limitaciones para desenmascarar al crimen organizacional. Sus presas (grandes o chicas) no dan cuenta de todo el embrollo criminal; en situaciones de criminalidad cometida en masa o de manera sistemática, el derecho penal brinda condenas simbólicas, por lo general, a chivos expiatorios.

La responsabilidad penal individual es un elemento importante pero no suficiente para encarar un régimen de atrocidad.

Las bases del romance con el derecho penal como instrumento para hacer frente a atrocidades se derivan de los juicios a los nazis después de la segunda guerra mundial. La idea básica la recoge la decisión del Tribunal de Núremberg: “Los crímenes contra el derecho internacional son cometidos por hombres, no por entidades abstractas, y solo castigando a las personas que cometen tales crímenes se puede hacer cumplir las disposiciones del derecho internacional”.

La idea es acertada, y es el corazón del derecho penal internacional. Sin embargo, su contenido ha sido retorcido a tal punto que se ha distorsionado la naturaleza misma de los crímenes que se persiguen. La comisión masiva o sistemática de atrocidades depende de seres humanos concretos, pero su perpetración y tolerancia solo es posible como resultado de dinámicas colectivas. El elemento organizacional siempre estuvo (y debería seguir estando) en el centro de la persecución de los crímenes internacionales. De tal manera que es necesario, sí, responsabilizar a individuos concretos, pero también desarticular regímenes y atacar las causas mediatas que facilitaron y justificaron la comisión de los crímenes.

El derecho penal puede ser útil para juzgar y sancionar a algunos responsables de esas conductas, pero no va a poder con todos. Por esta razón, es crucial que la calidad de las (pocas) decisiones que se adopten sea la mejor posible y que estas contribuyan a develar no solo la mecánica de las atrocidades sino que descubran los regímenes organizacionales que favorecieron y sostuvieron las atrocidades. La calidad y el valor social de las decisiones judiciales de carácter penal dependerán de una larga cadena de factores, incluyendo: la manera como se realice la investigación penal, se conciban las hipótesis de investigación, y se interprete y se aplique el derecho penal. Sin embargo, el derecho penal no está dispuesto para corregir y transformar las instituciones, las estructuras y las prácticas organizacionales.

La responsabilidad penal tiene que ir de la mano de otras formas de responsabilidad, de lo contrario, estaríamos reduciendo la solución del laberinto a la exposición de unos cuantos desviados y monstruos.

Fuente: http://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/en-busqueda-de-la-responsabilidad-3-HC5271009

Complementar con la siguiente lectura

http://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/en-busqueda-de-la-responsabilidad-1-KL5094590

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