Diálogos en medio del conflicto siempre son traumáticos

Las partes se agreden verbalmente y con acciones armadas y se acusan de producir víctimas entre la población. El malo es el otro. Olvidan la observación de André Gide: “En la guerra es torpe considerar que toda la nobleza está en la propia orilla y toda la estupidez en la orilla del enemigo”.


Pero hay otra cara de la moneda: la sociedad comienza a desperezarse, a entender que no puede quedarse callada y quieta, que tiene responsabilidad en el resultado final del proceso y que ello depende de lo que haga ahora. Reseño aquí actividades y criterios que me parecen buena noticia en medio de las dificultades.

Lanzamientos de libros como el Carlos Lozano, Director de Voz, que se constituyó en un importante foro para evidenciar coincidencias en defensa del proceso, los Diplomados de paz iniciados en Popayán y Bogotá que congregan a centenares de personas aplicadas a la comprensión del proceso, anuncio de las 100 Constituyentes regionales promovidas por la Marcha Patriótica, amplio acuerdo para la gran marcha el 9 de abril, Día de las Víctimas y conmemoración de la Marcha del Silencio convocada por Gaitán en 1948 poco antes de caer asesinado, el Congreso Nacional de Paz que se impulsa por la Ruta Social Común para el 19-21 de abril, las Mesas Regionales para la Agenda de Paz que impulsan las Comisiones de Paz de Cámara y Senado las cuales se reiniciarán el 9 de abril precisamente sobre el tema de reparación de las víctimas, la Semana por la Paz con el lema de Pactar la Paz-Construir la Convivencia, cuya preparación ya se inició por Redepaz, Conferencia Episcopal y otras organizaciones civiles, para realizarse entre el 8 y 15 de septiembre próximo y que tendrá una serie de actividades previas.

En muchas regiones gobiernos locales apoyan estas iniciativas, el caso más destacado es el de Bogotá donde la simpatía del Alcalde Gustavo Petro es explícita por cuanto las fuerzas constructoras de paz también lo son del Estado social de derecho y están por la defensa de lo público que es un empeño del Progresismo en la Capital.

Pero quizá lo más importante es que las fuerzas sociales y políticas – izquierda, centro y aún derecha no guerrerista – que convergen en las actividades enumeradas, están procurando construir entendimientos sobre objetivos como los siguientes, según he podido conocer:

1. Apoyar que Gobierno del Presidente Santos y FARC-EP no se levanten de la mesa hasta acordar la terminación del conflicto,

2. Apoyar el cumplimiento de la agenda y de los acuerdos a que lleguen las partes,

3. Apoyar todas las formas de participación ciudadana eficaz en la discusión de los seis (6) puntos de la agenda,

4. Contribuir con elementos debatidos y compartidos cuando surjan dificultades en las discusiones de la Mesa de La Habana,

5. Procurar que todas las expresiones insurgentes, incluidos el ELN y el EPL, se vinculen al actual proceso,

6. Defender el derecho y asegurar que el diálogo político en función de la paz se pueda desarrollar entre todos los actores de la vida social y política del país, incluidos los movimientos insurgentes, al menos por medio epistolar y con los recursos electrónicos que hoy son corrientes,

7. Procurar el desescalamiento verbal y miliar progresivo del conflicto que le permita al país creer en la paz y avanzar hacia la reconciliación,

8. Avanzar hacia un Pacto Político Nacional que comprometa al máximo posible de actores de la vida del país en la construcción de la Paz estable y duradera.