Desplazamiento forzoso, asesinato y desaparición forzosa

Bogotá, D.C. Junio 25 de 2008

FRANCISCO SANTOS
Vicepresidente de la República

FABIO VALENCIA COSSIO
Ministro del Interior

FERNANDO ARAUJO
Ministro de Relaciones Exteriores

MARIO IGUARAN ARANA
Fiscal General de la Nación

EDGARDO MAYA VILLAZON
Procurador General de la Nación

VOLMAR PEREZ
Defensor Nacional del Pueblo

Ref: Persecución, desplazamiento forzoso, asesinato y desaparición forzosa.

“Los ayes de los afrodescendientes se oyen por todo el país… la tristeza y el terror se han apoderado de nuestros ríos. Habrá justicia, habrá alguien que lo cure” Relectura Jeremías 8, 19 y 21

Nuestra Constancia y Censura Ética ante lo que hemos oído, lo que hemos logrado ver, frente a testigos y víctimas que relatan las cruentas operaciones de tipo paramilitar que se están desarrollando en el municipio de Olaya Herrera- Bocas de Satinga – en la zona rural bajo el nombre de Autodefensas Campesinas de Nariño, ACN y en el casco urbano bajo el nombre de “Aguilas Negras” en el departamento de Nariño, actuaciones públicas en medio de la presencia de las estructuras armadas del batallón Fluvial de Infantería de Marina 70 y de la Policía Nacional.

Bajo el pretexto de persecución a la guerrilla de las FARC EP las estructuras paramilitares de las Autodefensas Campesinas de Nariño, ACN, han operado desde abril en medio de una significativa presencia militar sobre el río Sanquiangua. Sus actuaciones de terror se incrementaron en mayo y junio con los asesinatos de WILLINTON RIASCOS, aunque su cuerpo no aparece y de TAILOR ORTIZ; las desapariciones forzadas de FRANCISCO HURTADO y de un joven conocido como el “Pipe”, junto con saqueos, el acceso carnal violento, tratos crueles e inhumanos, amenazas generaron el desplazamiento forzoso de 150 familias afrocolombianas, según relatan las víctimas.

El conjunto de estas actuaciones de control y de represión con terror paramilitar y la tolerancia institucional generaron el desplazamiento forzado de los pobladores de San José de la Turbia y Bajito Soledad abandonaron sus lugares de habitación y de algunas familias de las comunidades de Herradura, Guavillares, Bocas del Canal hicieron lo mismo

El municipio de Olaya Herrera, más conocido como Bocas de Satinga, departamento de Nariño, está atravesado por el río Sanquianga, que a su vez se comunica con el río Patía por el municipio Roberto Payán, departamento de Nariño, a través de un canal artificial abierto por la empresa de Maderas Enrique Naranjo hace cerca de 30 años. Toda esta zona y las que se encuentran los caseríos de Bocas del Canal y el corregimiento de Cande fueron lugar de paso de la presencia de la guerrilla del 29 frente de las FARC EP en el año el 2001 y 2002.

En este último año las fuerzas militares ingresaron a la región saquearon bienes de supervivencia, amenazando de muerte a algunos pobladores en la totalidad de los casos sobre los límites con el Patía y en las 31 comunidades afrodescendientes del Consejo Comunitario del río Sanquianga y un resguardo indígena Eperara Siapidara, anunciaron el ingreso de los paramilitares del “Bloque libertadores del Sur”. Dos meses después de salir el ejército se realizó la primera incursión paramilitar del “Bloque Libertadores del Sur” a Satinga, allí realizaron una masacre y se quedaron en una base ubicada en el casco urbano del municipio Olaya Herrera o Bocas de Satinga, realizando controles sobre la población y empiezan la distribución de la coca, la compra de base de coca que la sacan por el pacífico.

Entre el 2001 y el 2008 las siembras de coca entre el Patía y el Sanquianga fueron casi extinguidas a través de fumigaciones aéreas, las que afectaron no solo las siembras de coca sino también las siembras de pan coger, animales, ganado, la biodiversidad, contaminaros fuentes de agua, y afectaron la salud de los afrocolombianos. En el 2005 llegaron a Bocas de Satinga el ejército, policía, algunos paramilitares fueron perseguidos y otros se fueron. Semanas después se ubicaron en el casco urbano pero vestidos de civil.

Tal militarización no ha propiciado una actuación diligente de las instancias de investigación judicial frente a la existencia de dos fosas comunes sobre el margen derecha aguas arriba del río Sanquianga, en una punta de tierra que el río se llevó posteriormente, y el otro sitio cerca del lugar conocido como “La Pista”.

Por eso mismo, no causa sorpresa, que en el caserío El Cedro, la Infantería de Marina realiza de manera regular retenes de control poblacional y de bienes, mientras que a cinco minutos en embarcación, en el poblado de El Cande en el punto conocido como La Cuneta, se encuentra la base paramilitar en la que a veces se concentran más de 500 paramilitares, sin que exista reacción alguna de las Fuerzas Militares.

Hasta el día de hoy el río Sanquianga permanece bajo el control de la Infantería de Marina y los paramilitares, desde hace 9 meses la guerrilla de las FARC se desplegó y hoy el desplazamiento masivo, el familiar y el gota a gota está dejando el territorio sin los legítimos habitantes ancestrales.

Nuestra Constancia y Censura Etica ante los siguientes hechos que evidencian la responsabilidad del Estado por acción y por omisión, lo que se convierte a fuerza de la realidad en COMISION POR OMISION.

* Lunes 28 de abril en horas de la noche al caserío de Cande, municipio de Roberto Payán, departamento de Nariño, a la orilla del río Patía Grande que desemboca en el río Sanquianga, ingresaron hombres armados vestidos de camuflado con brazaletes de fondo blanco con las letras negras ACN, Autodefensas Campesinas de Nariño, con armas cortas y largas. Según lo expresaron algunos de los paramilitares, venían de la Inspección El Pital, jurisdicción del municipio de Salaonda, departamento de Nariño.

Los afrodescendientes de la comunidad por temor a daños irreparables en su vida e integridad personal buscaron refugio en la selva y en las quebradas donde se encuentran las siembras de pan coger, quedando la mayoría de las mujeres y niños en el caserío.

De acuerdo con versiones de testigos que hoy se encuentran en condición de desplazados, algunas de las mujeres fueron accedidas carnalmente de modo violento por integrantes de las estructuras paramilitares.

Desde ese día, los paramilitares ubicaron un campamento permanente en el Cande e instalaron un retén permanente a los pobladores del río Patía cuando se movilizan hacia el río Sanquianga, el cual permanece hasta la fecha de la presente constancia

* Lunes 26 de mayo hacia las 6:30 p.m. incursionaron al caserío de Bocas del Canal, cerca de 15 paramilitares que se identificaron como miembros de las “Autodefensas Campesinas de Nariño”, portando uniformes camuflados, armas largas y brazaletes blancos con las siglas ACN, en color negro. Los paramilitares provenían de la base ubicada en el corregimiento de Cande.

Al llegar al caserío, se dirigieron a las primeras casas ubicadas a la orilla del río Sanquianga obligando a los pobladores a tirarse al piso. Hombres y ancianos, mientras se encontraban boca a bajo en el piso eran interrogados por la presencia de la guerrilla de las FARC EP, mientras eran pateados en diferentes partes del cuerpo. Uno de los pobladores, de 22 años de edad, conocido como “Pancho” fue amarrado, interrogado y golpeado con la culata de los fusiles. Luego de varios minutos lo saltaron y dejaron ir.

Los paramilitares continuaron su recorrido por otras viviendas realizando las mismas acciones.

Hacia las 6:40 p.m., tres jóvenes, entre ellos WILLINTON RIASCOS, de 20 años, y “Pipe” de 17 años de edad llegaron al caserío Bocas del Canal, provenientes del poblado San José de la Turbia, buscando una linterna para continuar el recorrido por el río hacia el caserío Guavillares.

Hacia las 7:00 p.m. cuando los jóvenes se embarcaron de nuevo en la canoa fueron obligados por los paramilitares a detenerse, les ordenaron a los jóvenes tenderse en la canoa y les advirtieron que nadie debía correr “nadie corra, todos al piso”.

WILLINTON por temor a la presencia paramilitar se lanzó al río Sanquianga para salvar su vida, cuando sacó la cabeza del agua para tomar aire le dispararon en la cabeza en varias ocasiones, causándole la muerte de manera inmediata. El cuerpo de WILLINTON fue arrastrado por la corriente sin que haya logrado ser recuperado.

Los paramilitares se dirigieron al joven conocido como el “Pipe” lo obligaron a salir de la canoa, lo golpearon con las culatas de los fusiles en el rostro y otras partes del cuerpo. Luego lo embarcaron en la canoa en que se transportaban los jóvenes se lo llevaron río arriba en dirección a Cande. A la fecha no se sabe de la situación y la condición en que se encuentra el llamado “Pipe”.

Al otro joven lo dejaron en el lugar advirtiéndole que si quería vivir debía quedarse callado.

*Jueves 05 de junio hacia las 7:30 p.m. ingresaron al caserío San José de la Turbia, municipio de Olaya Herrera, conocido también como Bocas de Satinga, cerca de 15 hombres armados y vestidos de camuflado quienes se identificaron como Autodefensa Campesinas de Nariño, ACN, vestidos de camuflado y con brazaletes blancos con la sigla ACN en negro. Dos de ellos, estaban encapuchados.

Los paramilitares sacaron a la fuerza a los afrocolombianos varones de las casas y los reunieron en el patio del templo, luego de lanzar arengas en las que se anunciaban como “Autodefensas Campesinas del Nariño” sostuvieron que venían por los que están con las FARC, el que tenga relaciones que se entregue para no sacarlo. “Colaboren, delaten y nosotros nos lo llevamos. La gente pensaba que nosotros no podíamos entrar a San José y ya llegamos, aquí estamos y vamos a tomarnos Satinga” Y agregaron: “No se les ocurra llamar al ejército porque nosotros lo sabemos, nosotros cooperamos con ellos y ellos nos dicen quiénes son los sapos, trabajamos juntos” Y agregaron: “Ustedes no vayan a hacer los que hicieron los de Cande de empezar a desplazarse, el que se desplaza es porque debe algo y tiene vínculos con la guerrilla.” Los afrocolombianos expresaron que en el pueblo no hay guerrilla.

Minutos después los paramilitares sacaron del grupo de hombres al afrodescendiente FRANCISCO HURTADO, de cerca de 30 años de edad, a quien lo amarraron, lo colocaron boca abajo sobre el piso y lo empezaron a interrogar y lo acusaron de guerrillero

El afrodescendiente FRANCISCO respondió que él era un aserrador y no estaba vinculado con la guerrilla.

Mientras presionaban a FRANCISCO, los paramilitares impidieron que los demás pobladores lo ayudaran. Después de varios minutos de interrogatorios, los paramilitares manifestaron que quienes tuvieran armas deberían entregarlas so pena de ser asesinado “lo dejamos ahí, muerto” (…) “colaboren y entreguen las armas”.

Uno de los pobladores, TAILOR ORTIZ manifestó públicamente que el tenía un un revolver y le ordenaron traerlo. Otros afrocolombianos entregaron su armas de caza. Los paramilitares expresaron que hacían eso para evitar muertes violentas entre los pobladores.

Los paramilitares luego de recoger todas las armas colocaron a FRANCISCO amarrado, al frente de los demás pobladores, preguntaron por la ubicación de una gasolinera, al no escuchar una respuesta precisa golpearon a dos pobladores con las culatas de los fusiles. Al llegar a la gasolinera la saquearon totalmente

Antes de salir, se dirigieron a los pobladores manifestándoles: “ya nos vamos a ir. Vamos a contar hasta 3 y cuando termine de contar el que quede aquí lo matamos” Los afrodescendientes salieron corriendo hacia sus casas.

Hacia las 8:15 p.m. salieron del poblado los paramilitares llevándose a FRANCISCO HURTADO. FRANCISCO hasta la fecha se encuentra desaparecido.

* Sábado 7 de junio a eso de las 6:30 p.m. los pobladores del caserío de San José de la Turbia vieron bajar por el río Sanquinaga un cadáver, que no supieron identificar.

* Martes 10 de junio en las horas de la mañana aguas arriba del río Sanquianga, se observaron cinco pirañas de la Infantería de Marina adscritas a la Brigada 70 con sede en Tumaco, al mando del militar JAVIER BARBOSA. Los efectivos regulares se ubicaron en el caserío El Cedro, municipio Roberto Payan, departamento de Nariño, ubicado a menos de cinco minutos del corregimiento de Cande, donde los paramilitares mantienen una base de operaciones con reten permanente.

* Sábado 14 de junio hacia las 7:45 p.m. incursionaron nuevamente al caserío de San José de la Turbia, cerca de 15 paramilitares de las “Autodefensas Campesinas de Nariño, ACN. Los paramilitares sacaron a los pobladores de sus viviendas, cuando estos se encontraban viendo televisión esperando la transmisión del partido de fútbol Colombia – Perú.

Los afrodescendientes fueron obligados a reunirse frente a la Iglesia en dos grupos, uno de mujeres y otro de hombres, preguntaron por los pobladores que se habían ido. Los paramilitares expresaron: “Ustedes saben que somos autodefensas y no le hacemos mal a nadie, solo a quien las debe. Acá arriba está la armada en El Cedro y si nosotros no cooperáramos con ellos nos estaríamos dando plomo, así que tranquilos que estamos juntos. Necesitamos que todos entreguen sus documentos de identidad, el que no le entregue se muere ya”. Los pobladores entregaron sus cédulas de ciudadanía y los que no la tenían consigo, fueron hasta sus casas a buscarlas.

Revisaron una a una las cédulas y ordenaron a los hombres hacer una fila y les ordenaron entregar todas las armas. “Nosotros las quitamos por su propio bien, para que no se hagan daño entre ustedes, entréguenlas. Vamos a contar hasta cinco y al que le toque el número 5 lo sacamos y lo matamos”.

Empezaron a contar y cada vez que a alguien le tocaba el número cinco lo sacaban de la fila, lo arrojaban al piso y lo amenazaban con los fusiles. A dos afrocolombianos le apuntaron en la cabeza, mientras gritaban: “¿Quién tiene armas?”

Luego preguntaron “¿quién es TAILOR ORTIZ y MARCELO?” y TAILOR levantó la mano. Los paramilitares lo sacaron de la fila y dijeron “a este lo matamos ya”. Buscaron una cabuya, amarraron a TAILOR.

Los paramilitares se dirigieron por cada una de las 100 casas del caserío, las requisaron hurtando dinero, joyas, y otros objetos de valor.

Después de la requisa casa a casa colocaron a TAILOR frente a los demás hombres, a las mujeres les ordenaron que regresaran a su casa, incluyendo a la esposa del afrocolombiano.

A TAILOR lo obligaron a tirarse al piso boca abajo, y uno de ellos se acercó a él, sacó un revolver y delante de todos, le disparó en tres ocasiones en la cabeza. Luego el paramilitar expresó: “Ahí se lo dejamos, ustedes deciden si lo recogen a hora o mañana. Esto es para que aprendan que no estamos jugando con nadie, hablamos en serio. Cada vez que vengamos vendremos por alguien más”.

Los paramilitares devolvieron las cédulas y ordenaron al resto de pobladores que se fueran a su residencia.

Cuando estaban entregando las cédulas se escucharon dos embarcaciones tipo “Piraña” que bajaban río arriba desde El Cedro con dirección hacia Bocas de Satinga y al pasar al frente del caserío de San José de la Turbia pararon los motores por un par de minutos, como si fueran a arrimar a la orilla y luego siguieron río abajo.

Los paramilitares se dirigieron a la casa de TAILOR y le dijeron a su esposa “Usted se tiene que ir de aquí, piérdase, rápido”. Luego tomaron de la casa de TAILOR una planta, la licuadora y un motor fuera de borda.

Hacia las 9:00 p.m., cuando iba a iniciar el segundo tiempo del partido de fútbol que trasmitían por televisión, los paramilitares se fueron en dos embarcaciones hacia su base en el corregimiento de Cande.

Los pobladores levantaron el cuerpo de TAILOR y lo llevaron a una casa donde empezaron a velarlo en medio del temor a represalias paramilitares. Algunos pobladores pasaron la noche fuera del caserío. TAILOR fue sepultado el lunes 16 de junio en el municipio de Mosquera

Desde la 11:30 p.m. y hasta la madrugada del domingo 15 de junio, la mayoría de las 111 familias del caserío de San José de la Turbia empezaron su desplazamiento forzado hacia el municipio Bocas de Satinga conocido como Olaya Herrera, junto a ellos llevaron el cuerpo sin vida de TAILOR ORTIZ

Mientras los pobladores se desplazaban forzadamente por el río Sanquianga subieron más embarcaciones tipo “Piraña” de la armada con dirección al caserío El Cedro, pasando al frente de la base paramilitar ubicada en Cande.

Este mismo día, luego de salir del caserío de San José de la Turbia, los paramilitares se dirigieron a la Inspección Gómez, jurisdicción del municipio Roberto Payán, departamento de Nariño, distante a 10 minutos en embarcación.

Allí, los paramilitares requisaron varias viviendas, revolcaron las cosas, amenazaron a los pobladores y se llevaron consigo a ROSENDO HURTADO y al día siguiente lo paramilitares lo dejaron ir, advirtiéndole que guardara silencio.

* Lunes 16 de junio unidades militares de la Infantería de Marina adscritas al Batallón 70 llegaron al caserío de Cande. Según testimonios, los militares dijeron que ya habían recuperado el motor fuera de borda de TAILOR pero no habían encontrado a paramilitares en el lugar.

El mismo día, los militares llegaron al caserío San José de la Turbia que se encontraba totalmente desocupado, allí acamparon.

Desde ese lunes en horas de la mañana se inició el desplazamiento forzado de varias familias de la Inspección Gómez.

* Martes 17 de junio, a pesar de la presencia armada de la Infantería de Marina en los caseríos El Cedro y San José de la Turbia, los paramilitares salieron en horas de la noche del corregimiento de Cande por el río Sanquianga y llegaron a la Inspección La Herradura, ubicado a 15 minutos de la cabecera municipal de Bocas de Satinga – Olaya Herrera. En el municipio hay también presencia de Fuerza Pública.

Al llegar al caserío La Herradura, los paramilitares fueron de casa en casa amenazando a los pobladores y advirtiéndoles que “se debían ir o se morían”.

En el caserío se encontraban personas desplazadas de San José de Turbia.

* Jueves 19 de junio en horas de la noche, los paramilitares bajaron de su base ubicada en el corregimiento de Cande, sobre el río Patía Grande, pasaron al frente de las unidades de la Infantería de Marina que están ubicadas en el caserío despoblado de San José de la Turbia y llegaron al caserío Bajito Soledad, distante a 5 minutos.

Los paramilitares se identificaron como miembros de las “Autodefensas Campesinas de Nariño – ACN” y sin mediar palabra entregaron a los pobladores la siguiente carta:

Damas y cabayero buenos día. Sucede q el gefe mando a desocupa el caserio, porqe abemos quinientos paraco y qeremos conpartilos en cada caserido sien. Pero yo no qiero porqe a mi me da pena con ustedes porqe yo soi di a qi mismo y no qiero acerle ece daño porqe a mi me da pena con ustede y por eso les mando a desi qe nesesito una coti con ustede para qe agan una rreunion todas las casa qe aygan en todo el caserido qe agan el fabor de arrecogeme cien por casa para el sabado sin falta asi no ago lo qe el gefe ordeno y no rrespondo cuando yegemos y el que topa el papeel me notice e donde bibe salomon nicolasito. Salomon nicolacito y no ce bayan asusta pal sabado y el qe no tiene busqe porqe me puedo yeba unos do y no los traygo ma de todas forma yo boi a yega suabe si no esta lo prometido no rrespondo nicolacito bueno pal sabado si no pagan la bacuna los desplaso pero muerto. De toda forma cojense de San gose no x na personal si no ta la plata ay mejor qe las casa enten bacida como san goce les escribo bien san gons. Nicolasito pal sabado las onse de la noche ay donde dego el papel. Nesecito a salomon una y otra be salomon”

Conocido el panfleto amenazante 30 familias de afrocolombianas se desplazaron forzosamente.

* Miércoles 25 nuestra Comisión de Justicia y Paz conoció que 11 familias de estas comunidades se desplazaron a la ciudad de Cali, otros llegaron hasta Bogotá, y 10 familias a Buenaventura, el resto se encuentran en Bocas de Satinga.

Nuestra Constancia histórica ante estos aterradores actuaciones de tipo paramilitar que con base en los testimonios recibidos en medio de los tiempos que el terror permite despertar las palabras que refieren de la barbarie, de la persecución de los afrocolombianas, del desbordamiento de los límites de principios de humanidad y de los principios que diferencia a un Estado de Derecho del de la barbarie.

Nuestra Censura Ética ante la responsabilidad institucional en estas actuaciones criminales, las que puede ser enfrentadas con la desestructuración de las lógicas de operación paramilitar fundadas en la Doctrina de la seguridad nacional que hoy se despliegan bajo el nombre de la “seguridad democrática”

Ante ustedes nuestra Censura Ética para que actúen de modo inmediato y urgente, en la atención humanitaria a las y los desplazados, la mayoría de ellas y ellos niñas y niños. Para que generen las condiciones de un retorno digno con base en el enfrentamiento a las estructuras paramilitares de las ACN y de las Aguilas Negras, actuación criminal que solo ha sido posible por el apoyo de la Fuerza Pública, por su connivencia, por su tolerancia y anuencia con dicha lógica criminal. Así cualquier investigación debe involucrar a las estructuras estatales de la Fuerza Pública, lo que exige desde ya que se conozcan, los nombres de cada uno de los militares desde las Comandancias hasta las unidades desplegadas dentro del territorio, los que deben ser separados de sus cargos en razón de su inacción frente al paramilitarismo y su responsabilidad por el desplazamiento forzoso. Solo así es posible hablar de garantías y de respeto a los derechos de los afrocolombianos. Investigación eficaz y oportuna que debe llevarse desde una mirada integral e histórica que parta de la hipótesis constatable de una práctica sistemática de exterminio que han vivido los afrocolombianas desde el 2001, y una mirada de respeto a las víctimas, mujeres, de la acción carnal violenta, que exige Verdad, Justicia y Reparación Integral.

Con profundo dolor e indignación,

COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ