¿Despenalizar el consumo de drogas?

Concluir que la manera como se ha conducido el combate al tráfico y consumo de estupefacientes en el hemisferio americano durante las últimas cuatro décadas no funciona es una verdad irrefutable. Pero improvisar temerarias propuestas de legalización de ciertas drogas, sin ampliar el debate a sus instancias políticas, judiciales, policiales y de salud pública, no sólo complica el problema sino que inhibe el debate racional sobre el tema.


En este sentido, es apreciable la reciente propuesta de la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia, presidida por Fernando Henrique Cardoso, Ernesto Zedillo y César Gaviria, tres ex presidentes que han tenido que lidiar con el problema, a revisar las políticas de prohibición del consumo individual y a considerar otros enfoques “que traten el problema de las drogas más como un asunto de salud pública que como una guerra”.

Documentar el fracaso de la estrategia actual es relativamente sencillo. En Estados Unidos, por ejemplo, el número de personas mayores de 12 años que consumieron alguna droga en el 2007 ronda los 20 millones, una cifra que ha permanecido estable por lo menos desde el 2002, según los datos del Departamento de Salud y Servicios Humanos federal. Peor aún, según las autoridades estadounidenses, hoy los carteles mexicanos controlan el tráfico de drogas en por lo menos 230 ciudades norteamericanas y el año pasado hubo más de 370 secuestros, en su mayoría ligados al narcotráfico, en la ciudad fronteriza de Phoenix, Arizona.

En México, se calcula que el año pasado la violencia ligada al narcotráfico causó la muerte de unas 6.000 personas, más del doble de los muertos el año anterior. El negocio de las organizaciones criminales en varias partes de la república se ha ampliado y ahora incluye la extorsión de impuestos a negocios legítimos. El armamento de los carteles mexicanos es mayor y mejor que el del gobierno mejor armado de la república. Y hoy, México no sólo es un país por el que transita la droga hacia Estados Unidos, sino que se ha convertido también en un país de consumidores de ilícitos.

El Plan Colombia, según el último reporte del brazo investigativo del Congreso, no ha servido para disminuir el flujo de cocaína desde Colombia hacia E.U. Otros reportes oficiales estiman que el tráfico de cocaína de la región andina al resto del mundo creció de 220 toneladas en el año 2000 a 380 toneladas en el 2006. Según datos del Centro Nacional de Inteligencia para Drogas, entre 8.000 millones y 23.000 millones de dólares que ganaron los carteles de la droga cruzaron la frontera entre México y Estados Unidos en el 2005.

En Centroamérica, las pandillas expulsadas de Estados Unidos se han convertido en el brazo armado de organizaciones criminales transnacionales que no sólo distribuyen y venden drogas, sino que han sido utilizadas para ejecutar crímenes políticos.

Los ejemplos de las fallas de la estrategia actual abundan. Lo que falta son iniciativas viables para cambiar el paradigma actual. Coincido plenamente con Moisés Naím, uno de los 17 miembros de la Comisión, cuando critica a quienes de manera irresponsable y superficial hablan genéricamente de la ‘legalización de las drogas’ porque así es como “se banaliza y estanca la discusión” sobre el tema. También cuando critica a quienes impiden la “discusión racional de los costos y beneficios” que tendría, por ejemplo, despenalizar la tenencia de marihuana para el consumo individual.

Pero mientras no se demuestre lo contrario, sigo pensando que dado el enorme número de menores de edad que consumen marihuana y otros estupefacientes, “legalizarla” ni desplazaría a los carteles del negocio ni eliminaría la violencia que generan.
Sergio Muñoz Bata.

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http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/sergiomuozbata/despenalizar-el-consumo-de-drogas_4838187-1-> http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/sergiomuozbata/despenalizar-el-consumo-de-drogas_4838187-1]