Comunidad de Paz de San José de Apartadó

Una vez más los hechos evidencian la incesante actuación de los grupos paramilitares contra la Comunidad de Paz de San José de Apartadó y sus pobladores. La mejor manera de calificar la situación es con la palabra aberrante. Aunque ya es común para todos los habitantes de la región, pero que no deja de sorprender a la comunidad nacional e internacional por lo cínico, son los signos evidentes de complicidad, de connivencia, de actuación conjunta y de expresiones de omisión de las unidades militares adscritas a la Brigada XVII, frente a los nuevos mecanismos de amenazas y de bloqueo económico que realizan los paramilitares.


Bogotá, Diciembre 1 del 2.000

Doctor
ANDRES PASTRANA ARANGO
Presidente de la República

Doctor
GUSTAVO BELL LEMUS
Vicepresidente de la República

Doctor
HUMBERTO DE LA CALLE LOMBANA
Ministro del Interior

Doctor
ROMULO GONZALEZ TRUJILLO
Ministro de Justicia y Derecho

Doctor
ALFONSO GOMEZ MENDEZ
Fiscal General de la Nación

Doctor
JAIME CORDOBA TRIVIÑO
Vice Fiscal General de la Nación

Doctor
JAIME BERNAL CUELLAR
Procurador General de la Nación

Doctor
EDUARDO CIFUENTES
Defensor Nacional del Pueblo

Reciban un respetuoso saludo.

Una vez más los hechos evidencian la incesante actuación de los grupos paramilitares contra la Comunidad de Paz de San José de Apartadó y sus pobladores. La mejor manera de calificar la situación es con la palabra aberrante. Aunque ya es común para todos los habitantes de la región, pero que no deja de sorprender a la comunidad nacional e internacional por lo cínico, son los signos evidentes de complicidad, de connivencia, de actuación conjunta y de expresiones de omisión de las unidades militares adscritas a la Brigada XVII, frente a los nuevos mecanismos de amenazas y de bloqueo económico que realizan los paramilitares.

* El sábado 11 de noviembre, aproximadamente a las 12:30 p.m. el vehículo de servicio público que cubría entre Apartadó y San José de Apartadó fue desviado de su ruta corriente por un hombre que minutos antes se subió al vehículo a la altura del barrio La Chinita. En la entrada del barrio el Consejo, el hombre obligó a los pasajeros y al conductor a desviarse hacia el río Apartadó. En el lugar donde se detuvo el vehículo cuatro hombres armados con pistolas y revólveres los esperaban; allí hicieron bajar a la gente, les pidieron los documentos de identidad, les hicieron bajar los mercados y se los quitaron.

Uno de los mercados estaba destinado a la población infantil cubierta por la entidad oficial, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, la encargada les presentó la carta del organismo que certifica el dstino de los alimentos. Los paramilitares entonces le respondieron: “a esos guerrilleritos los vamos hacer morir de hambre. Esa comida es para la guardería de los hijos de los guerrilleros, nos quedamos con ese mercado”. A todos los pasajeros les anunciaron que iban a hacer morir a toda la gente de hambre y “vamos a entrar de nuevo a matar”. Agregaron: “Digan a todos los de San José, lo que les hemos dicho”.

Mientras iban colocando los mercados en una carreta, repitieron sus amenazas de acabar con el proceso con hambre y con muertos. Al conductor del vehículo lo amenazaron y le advirtieron que si volvía a cargar mercados, le quemaban el carro y lo mataban.

Luego les dieron la orden de retomar la ruta. A escasos cinco minutos del lugar de los hechos se encontraba el retén militar del barrio El Mangolo, al detenerse el vehículo los integrantes del ejército les manifestaron al conductor y los pasajeros que: “sigan, ya no hay necesidad de requisar el vehículo”.

Curiosamente, en el retén militar que se encuentra en el barrio El Mangolo y en el sitio conocido como La Balsa, los militares no realizaron ninguna requisa; como es su costumbre desde julio de este año, a los demás vehículos si les hicieron el rutinario control.


* El Martes 14 de noviembre
, aproximadamente a las 12:55 p.m. Dos hombres se subieron en el paradero del barrio Policarpa, en el vehículo de servicio público que conduce de Apartadó a San José de Apartadó, segundos después obligaron a desviar el automotor de la ruta y lo hicieron dirigirse al barrio El Consejo, al mismo lugar, donde el sábado anterior los paramilitares amenazaron y robaron a los pasajeros del “chivero”.

En el lugar se encontraban cinco hombres armados con pistolas y revólveres. A los pasajeros los hicieron bajar, les quitaron tres mercados pequeños. Les amenazaron diciendo que iban a volver a matar si seguían llevando comida. “No vamos a dejar pasar comida para que se muera esa Comunidad de Paz. Esa Comunidad de Paz es guerrillera. A los que lleven comida o cualquier cosa, los vamos a matar. Diganle a todos los campesinos”. Otro de los paramilitares siguió con los mismos señalamientos y amenazas: “Todos los de San José son unos alcahuetas de la guerrilla, hay que hacerlos morir de hambre o matarlos”.

Luego de revisar su identidad, los hicieron subir al vehículo de nuevo. Tomen la ruta de nuevo, “diganles a los del servicio -refiriéndose a los militares- que las Autodefensas les quitaron el mercado. Ellos ya saben “. De nuevo al pasar por el retén de unidades de la Brigada XVII, ubicado en el barrio El Mangolo, los militares le dijeron al conductor y los pasajeros: “ Sigan, no hay necesidad de requisarlos”. Y a una pasajera que les comentó la situación les expresó, un militar le manifestó: “Cállese. No diga nada o de aquí no pasa”.

Curiosamente durante ese día, como el sábado anterior, los militares no requisaron a este vehículo, a los demás sí.

* El viernes 24 de noviembre a la 1:45 p.m. frente a la estación de la Electrificadora de Antioquia, EADE, del barrio Policarpa de Apartadó, una moto de color morado, de pequeño cilindraje, en la que se movilizaban dos paramilitares, interceptaron el camioneta Tropper de propiedad de la Comunidad de Paz en el que se dirigían hacia San José de Apartadó integrantes de la experiencia, una religiosa acompañante de nuestra Comisión, la Hermana CLARA LAGOS, y dos integrantes de Peace Brigades International, PBI.

Los paramilitares, e tez negra, le colocaron al integrante de la Comunidad de Paz el revólver en la cabeza, le quitó las llaves de la camioneta. El otro paramilitar se coloca sobre la otra puerta saca un revólver y toma el bolso de una internacional y de la religiosa. Una de las acompañantes de PBI se identificó. Los paramilitares respondieron que eso no les importaba; luego requisaron minuciosamente la cartera a la religiosa, le sustrajeron sus documentos de identidad y $ 13.800.000 pesos (U.S $ 6.500) ganancias de la comercialización de cacao y banano primitivo, recursos con los cuales varios integrantes de la Comunidad de Paz, compran algunos productos de primera necesidad. Los paramilitares expresaron que iban a regresar los documentos de identidad y las llaves del campero pues ellos son integrantes de la Fiscalía.

Curiosamente este día, la policía que realiza un recorrido regular por la carretera que conduce de Apartadó hasta el barrio El Mangolo, donde se encuentra el retén militar, no realizó ninguna acción. Como en los anteriores casos todo sucedió a escasos minutos del retén militar que se encuentra en el barrio El Mangolo.

Los hechos aquí suscintamente narrados, de los que damos nuevamente fe y de los que hemos sido testigos directamente, muestran a todas luces la unidad de actuación para el control y la restricción de ingreso de alimentos básicos de la población, entre la Brigada XVII y los grupos paramilitares. Hace unos años, muchos fueron testigos de las expresiones de relación entre unos y otros, entre ellos la alcaldesa de Apartadó en ese momento GLORIA CUARTAS, con la expresión de los paramilitares a los militares, “hasta luego primos”; ahora, en la modalidad de retenes instalados la evidente expresión es fáctica, no se requisa, pues los otros ya han hecho la labor, no existe el mínimo recato o alguna expresión de verguenza.

Creemos que es con justa razón que los pobladores del corregimiento tienen temor de salir hacia Apartadó a mercar, por la absoluta intranquilidad que produce el control militar donde se han registrado los nombres de los pobladores que han comprado sus bienes para la alimentación, pues la actuación conjunta con los paramilitares presagia que nada bueno les puede esperar. Lo profundamente cuestionante es que nada, realmente nada se ha hecho para repeler, incvestigar, sancionar y reparar los destrozos vividos por la Comunidad y no ha sido posible, a pesar de tantos llamados apremiantes y de las propias solicitudes del sistema interamericano y de Naciones Unidas, evitar nuevos daños irreparables. Así solomente se puede concluir que el Estado dederecho está erosionado

No han sido suficiente los más de 84 asesinados y desaparecidos que se encuentran en la memoria de la Comunidad de Paz para que el Estado enfrente las estructuras del paraestado. Es evidente el genocidio. Son evidentes el genocidio, la persecución, el exterminio. Hoy signos de posibles nuevos atentados en el futuro que se vuelven anunciar, hay victimarios pero no hay acciones de prevención, hay victimarios pero no hay justicia. El nuevo bloqueo económico y el control impuesto con desapariciones, asesinatos y las acciones selectivas como las que aquí consignamos, expresan que efectivamente la Política de Derechos Humanos que se encuentra consignada desde 1.998 no es una realidad.

Ahí a la vista de todos siguen actuando y seguirán actuando los victimarios contra esta propuesta de paz en medio de la guerra, de las pocas que son aún posibles de intentar construir en el país. Ahí a la vista de todas la restricción y la violación de los derechos fundamentales a la vida, a la libertad, a la alimentación, al ejercicio de los deechos económicos. Ahí a la vista de todas y de todos, el terror con sus nuevas formas.

Ante la escandalosa inversión del sentido del Estado de Derecho, la evidente impunidad en que los criminales y victimarios continúan desarrollando sus actuaciones, y la ausencia de actuaciones prontas y eficaces para evitar el cumplimiento de las nuevas amenazas de muerte que están casi que aseguradas en su cumplimiento por la ausencia de voluntad política que asegure el respeto a la presencia humanitaria internacional, nuestra profunda Censura Moral y nuestra Constancia Histórica.

Con profunda preocupación,

COMISION INTERCONGREGACIONAL DE JUSTICIA Y PAZ