Caminando en la memoria Hortensia Tunja Y Manuel Tao.

“La memoria es un derecho que afirmamos, que convoca y llama a la incansable caminada por exigir la verdad, la justicia, la reparación integral y la no repetición de los hechos que causan daño a comunidades y pueblos, a la gente humilde, a los indefensos”


Estas palabras expresadas en el desarrollo de la cuarta conmemoración evocativa de la vida de Hortensia Tunja y Manuel Tao asesinados en la madrugada del 8 de enero de 2006 por efectivos militares del ejército de Colombia, adscritos al batallón “Cacique Piguanza” en el caserío de Belén, municipio de Inzá, Cauca.

Durante los días 12 y 13 de febrero de 2010 se encontraron en el caserío de San Antonio, Inzá, Cauca delegaciones de diferentes comunidades del departamento: Asociación Campesina Tequendama del municipio de Sucre, familias desplazadas de Argelia, Escuela de derechos humanos de la comunidad Nasa de Ullucos en Toribío. También llegaron al encuentro representantes del proceso organizativo del Consejo Comunitario del río Naya, Proceso de derechos humanos y producción agro ecológica de La Betulia en Trujillo, Jóvenes Unidos por el Bienestar del Bajo Calima – JUBCA, el Proceso de jóvenes del barrio Lleras de Buenaventura, junto a observadores internacionales de Bélgica con el fin de evocar por cuarto año la vida de Hortensia Neyid Tunja Cuchumbe y Manuel Antonio Tao Pillimué.

Ahí, en el “Refugio del Saber” lugar declarado por la comunidad como símbolo de la vida y la memoria, en ese pequeño caserío cuya tranquilidad se violentó hace cuatro años con la ejecución extrajudicial de Hortensia y Manuel, fueron acogidas y acogidos por familiares de las víctimas “Sembradores de Paz” y jóvenesSemillas del Saber” los delegados de las diferentes comunidades y procesos que asistieron a la conmemoración. Se encontraron, compartieron la angustia de la desaparición forzada, las incursiones militares y paramilitares a sus caseríos y regiones, la guerra que se libra en cada lugar, el interés que tiene el gobierno en comprar su conciencia haciéndolos parte de su política de guerra convirtiéndolos en informantes, vinculándolos a los programas de miseria como son Familias Guardabosques y Familias en Acción.

Compartieron ahí el dolor de la muerte generada en una criminal práctica como la de los mal llamados “falsos positivos”, que en realidad y como lo plantea el derecho internacional se trata de ejecuciones extrajudiciales; lo ocurrido aquella madrugada del 8 de enero de 2006 fue una ejecución extrajudicial que cegó la vida de dos humildes y brillantes jóvenes y dejó gravemente herido a otro joven que además enfrentó un montaje judicial por rebelión; así se fue apagando la alegría y sonrisa de Hortensia, el compromiso de Manuel, y la tranquilidad de William el joven sobreviviente, negando el sueño de ser líderes de los jóvenes de la localidad y de la comunidad y negándole a la comunidad fortalecerse con esa alegría y compromiso que los caracterizaba. “El dolor compartido, pesa menos” expresó Luz Marina madre de Hortensia, como un llamado a la necesaria unidad y solidaridad en procura de verdad, justicia, reparación y la no repetición de los hechos.

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Así me toque recorrer el mundo entero buscando justicia, yo lo voy a hacer, porque yo no quiero que otras familias sufran lo que nosotros hemos venido sufriendo, así en la comunidad, mucha gente no lo entienda yo siempre seguiré luchando…

Con una liturgia de la palabra como expresión cristiana de esperanza, en el cementerio donde reposan los restos de Hortensia, Manuel, Yovanni, se dio inicio al segundo momento de la conmemoración, en donde se celebró la vida campesina llena de sueños y de ilusiones de Hortensia y Manuel, “Nuestros hijos y amigos que fueron asesinados por los soldados, hoy los sentimos cerca, ellos son los que nos convocan y nos hacen encontrar. Nos negamos a olvidarlos y olvidar lo que sucedió y nos ha causado tanto dolor”.

Nosotros, a los muertos no debemos echarlos al olvido…Uno siempre los lleva en el corazón, donde anda, donde está, a mí es como que me faltara una mano… Una hija…esto es muy duro, es muy difícil…debemos trabajar unidos, luchar unidos como venimos haciéndolo… Yo creo que no debemos dejarnos vencer del dolor, debemos seguir luchando…siempre debemos llevar la cara en alto y decir que como campesinos que somos, también tenemos derechos que debemos hacer respetar, debemos hablar por el que no tiene voz…

Se derramaron lágrimas, es apenas obvio, pero en el proceso de elaboración del duelo y de resistencia al olvido eran lágrimas de alegría y felicidad, por saber que los sueños de Hortensia y Manuel se están realizando en la comunidad, que ha empezado a organizarse en torno a la defensa de la vida y del territorio mediante la producción ecológica y autosostenible de cultivos de pancoger y la cría de especies menores, en las actividades de recuperación del suelo y buenas practicas de saneamiento ambiental, actividades artísticas de estampado, pintura y danza.

Afirmando el derecho a la memoria, las familias víctimas y el sector de la comunidad que se une al proceso organizativo en esta localidad, buscan exigir que el Estado colombiano asuma su responsabilidad y así mismo garantice que estos hechos de dolor no se repitan en la comunidad, ni en ningún lugar de Colombia.

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Nos duele lo que pasó pero no sentimos temor, porque cuando a una madre y a un padre le matan a sus hijos, hace lo que sea por saber quienes son los responsables y va hasta las últimas consecuencias porque no queden en la impunidad los hechos” expresó Luz Marina

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En el “Refugio del Saber” se dio inicio al espacio de reflexión y análisis sobre la realidad, en el que el grupo de familias, los jóvenes y demás participantes plantean la coincidencia de estos hechos con el interés del Estado y las empresas privadas sobre los recursos biodiversos que se encuentran dentro de los territorios, convirtiéndose en una amenaza para las comunidades.

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Desde su palabra, desde sus historias de vida, desde sus cosmovisiones compartieron el diagnóstico de los recursos que los rodea, de las propuestas de seducción del gobierno, de la militarización a la vida cotidiana como forma de control social, pero también de la militarización de espacios sagrados como la Laguna de la Magdalena en el Macizo Colombiano, de las fumigaciones aéreas a cultivos de uso ilícito, del drama de la desaparición forzada, de las amenazas, de cómo los paramilitares siguen actuando en complicidad con ejército y policía como es el caso del municipio de Argelia, que a sangre y fuego generan desplazamientos forzados, masacres y asesinatos selectivos.

A pesar de esta dura realidad, los participantes compartieron cómo desde sus propias iniciativas construyen territorio, recrean la vida implementando nuevas estrategias de resistencia y formas de organización que les garantizan su permanencia en el territorio.

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Finalmente, durante el momento de celebración de la Vida y la Palabra se caminó en peregrinación hacia la “Gruta de la Vida” lugar en donde se encuentra el monumento en memoria a Hortensia y Manuel, en el sitio exacto donde cayeron sus cuerpos. “No se puede sepultar la luz, no se puede sepultar la vida, no se puede sepultar a un pueblo que busca la libertad…” frente al monumento se evocó la vida de los dos jóvenes asesinados, con cantos, oraciones y comentarios frente al sentido de la verdad y la justicia. Haciendo una relectura del texto de Amós, profeta que clama por la justicia social, se hizo un análisis sobre el modus operandi de los hechos, la larga y espinosa caminata en búsqueda de la verdad y de la justicia; el proceso ha pasado de la justicia penal militar a la justicia ordinaria, se encuentra en la fiscalía 70 especializada de la unidad de derechos humanos de Cali.

41 meses después, en el lugar de los hechos se realizó una diligencia judicial, en junio de 2009, sin que hasta el momento se conozca el informe de los técnicos judiciales; además, los militares que se encuentran vinculados al proceso siguen activos en la institución, ni se les ha dictado medida de aseguramiento; todo esto prueba el grado de negligencia e inoperancia del aparato judicial que garantiza con ello mayor impunidad. Los hechos prueban que esta práctica sistemática de ejecuciones extrajudiciales es el resultado del desbordante afán guerrerista del gobierno colombiano por mostrar su efectividad en la política contrainsurgente.

Popayán 19 de febrero de 2010
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz