Bienvenidos a la paz

Las Farc dieron un gran paso en su historia, al pasar de las armas a los votos por medio de la dialéctica de la palabra en donde ahora le corresponderá convencer a la población colombiana. Precisamente, eso que llamamos bloque de poder, amparados por el monopolio informativo del gran capital nacional, y que tiene en la política clientelista expresión de convencimiento popular, hasta hace poco no podía creer que las Farc dieran ese salto cualitativo en la nueva forma de lucha que adquieren de aquí en adelante. De esta manera todo parecería que la guerrilla en liquidación entendió a Marx, cuando en su obra Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850 señalo, que desde El Manifiesto se había proclamado el derecho al sufragio como una de las principales luchas del proletariado militante (1). ¿Pero de verdad sabrán las Farc a qué se someten con las reglas del sistema y el régimen electoral colombiano?


Si bien las Farc han sido los guerreros que el sistema no pudo vencer, muy a pesar de la capacidad militar que les manejaron, hoy la guerra electoral es a otro precio, y no tanto la espada de Damocles que algunos les quieran aplicar tal como en su época lo hicieron con la Unión Patriótica, sino que las nuevas batallas, hablando a lo militar, que desde ya ha comenzado a expresarse en los escenarios de la propaganda negra sobre los hoy desmovilizados, acompañada de acciones para no cumplirles los acuerdos a cabalidad, tal como sutilmente lo plantea el vargo llerismo de Cambio Radical, pasando en las trabas del sistema electoral, y finalizando en los batallones de artillería del clientelismo, no dan para un panorama nada halagador.

¿Qué es el clientelismo? El clientelismo no es solo una práctica electoral, es una relación política basada en la práctica de la compra de votos de manera directa e indirecta; sustentada en la capacidad de negociar recursos del Estado mediante acuerdos corruptos entre funcionarios públicos, agentes privados y miembros de elección popular, a fin de ser utilizados en campañas electorales con el objetivo de conjugar el perverso sistema de yo me elijo con tu ayuda y tú te mantienes en el cargo que me airea con dineros, contratos y puestos públicos, a fin de mantener una hegemonía personalista amparados en un determinado partido político.

El clientelismo es “un intercambio de bienes públicos entre unos funcionarios y otros, o entre ellos y unos particulares para sacar provecho privado de los mismos. Hablamos de un robo de las propiedades comunitarias, de una apropiación delictiva, de un concierto para delinquir, de un envilecimiento de las instituciones públicas a las cuales no pueden acceder los mejores miembros de la sociedad ni los más preparados porque están atrapadas en las redes de los c-o-rr-u-p-t-o-s con todas sus letras” (2).

El régimen clientelista es propio a todos los partidos y movimientos políticos en Colombia, incluso de la llamada izquierda. Aquí nadie se salva. Que liberales y conservadores, eso que de tacazo llamamos “derecha” lo utilice mejor, es otro cosa, y que la izquierda, cuando lo asume la embarra, es diferente. Me permito recordar: La derecha se puede equivocar. El pueblo la perdona. Pero la izquierda jamás puede ni podrá equivocarse. Cuando se equivoca, se lo cobran con creces.

¿Pero por qué el clientelismo ha perdurado en nuestro país y constituye la razón de ser de nuestras desigualdades económicas, sociales y políticas? Ignorancia política y pobreza. No olvidemos que las ¾ partes de la población colombiana está inscrita en el Sisbén, sistema de relación eminentemente clientelista, casi que de vasallaje. Por otro lado, cerca del 70% de quienes labora en nuestro país, lo hacen de manera informal, es decir, son rebuscadores. Viven el día a día.

El Sisbén ha sido uno de los auxilios más representativos para los colombianos. En estos momentos hay más de 35,6 millones de nacionales registrados en este sistema, lo que representa más de 70% de la población, pero no todos reciben subsidios (3).

Una cifra semejante se atribuye a la informalidad de las empresas, la gran mayoría de ellas calificadas como micro, pequeñas y medianas. Y, para completar este cuadro tan desolador, la informalidad laboral alcanza el 66% de la población ocupada y, si se suma la población desempleada, entre la informalidad y el desempleo se alcanza el 70% de la población económicamente activa. En números redondos, de los 21 millones de trabajadores que hay en el país, sólo un poco más de 7 millones cotizan a la seguridad social contributiva, excluyendo los jubilados que cotizan a salud. Santiago Montenegro (4).

Con semejantes cifras de pobreza, y ante una relación de sumisión por la búsqueda de un empleo, incluso de profesionales con altos estudios y las necesidades de acceso a bienes del Estado, la relación clientelista cuenta con un terreno abonado para subsistir.

En La Guajira, para citar un ejemplo, la sumisión wayuu es lamentable y dolorosa. Ver como comunidades indígenas de esta etnia han sido sometidas por una mafia delincuencial dirigida desde Bogotá por el partido Cambio Radical de German Vargas Lleras, y que tiene entre sus célebres dirigentes, a los conspicuos hermanos Galán y Lara, supuestos herederos de los paladines de la lucha contra el narcotráfico que dijeron representar sus padres, deja a cualquier analista sin aliento y sin palabras. Todo esto, mientras los niños wayuu mueren a diario de física hambre ante los ojos de todos los colombianos. ¿Y saben qué es lo peor?, que nada pasa.

En Ciudad Bolívar, Bogotá, la administración Petro, sin planificación, y a la topa tolondra, regalaba mercados, llevaba médicos, paseos para los viejitos abandonados, agua gratis, y demás. ¿Y saben ustedes cuántos votos sacó el petrismo en las últimas elecciones al Consejo capitalino? Apenas 50 mil “pecuecos” votos, eligiendo solo a Hollman Morris en calidad de concejal de Bogotá. Y con todo un gabinete y recursos a disposición. ¿Razones?

Lamentable pero cierto. El pobre vende el voto con una inmensa facilidad. No existe análisis marxista que aguante un porqué de esta situación. Chávez volteó esta realidad en Venezuela en contra de Adecos y Copeyanos, y hoy al gobierno de Nicolás Maduro se le voltea la situación.

Como se podrá analizar, el clientelismo es una fuerte relación que va más allá del capitalismo y pareciera que se impregnara en nuestro cuerpo y no pudiéramos sacarlo pese a las más variadas acciones basadas en múltiples estudios que se han hecho sobre este fenómeno. Ese gran enemigo es peor que las bombas de los aviones fantasmas.

Expresiones del clientelismo

Compra de votos en dinero; TLC Tamal – Lechona – Cerveza; TLC Teja – Lamina – Cemento; expectativa de un contrato laboral en el Estado; contrato en especie u obra; una carretera, un colegio, una plaza de mercado, una fiesta patronal, acceso al Sisbén; etc.

Pero lo hay más sofisticado y bien grande. Cuando el gran financista es un gran empresario que espera que no le aumente el IVA en la próxima reforma tributaria o que no le quiten las exenciones tributarias. Para eso está el maletín del lobby en el Congreso con la respectiva visita oficina a oficina a fin de comprar congresistas.
También llega la empresa multinacional, o el gran contratista de obras, caso los Nules, o el sofisticado tipo Palacino, que supo montar un cuento llamado Saludcoop y jugar con los inmensos recursos del Estado en materia de salud y así obtener una gran fortuna, hasta el punto que comprar al Procurador Turbay Jr. y al que luego sería el Fiscal de la “Paz” (Montealegre), así como a los hermanos de Vargas Lleras (5/6). Los recursos para salud y educación de los más pobres en Colombia, constituyen la caja menor de los alcaldes municipales en asocio con congresistas y funcionarios de la administración central en Bogotá.

No puede faltar en materia de clientelismo puro el llamado estatal o presidencial, que no es otra cosa que la utilización del poder del Ejecutivo para fines personales, como cuando Uribe le montó la Zona Franca de Mosquera a sus hijos “emprendedores”, ayudó a Bavaria y otras empresas amigas en Zonas Francas UniEmpresariales, y finalmente se compró a punta de puestos y contratos su segundo período de gobierno que las Farc bien conocen.

Y no se puede dejar de mencionar el clientelismo judicial, el de las llamadas Altas Cortes, las cuales juegan al mejor postor a fin de acomodar sentencias en beneficio de los grandes capitalistas, cabezas del Estado, y uno que otro delincuente que esté dispuesto a pagar el peaje de judicial.

Cuando las Farc estén en el Congreso, seguramente se toparan en las sesiones de Plenaria o Comisión con una niñas bien bonitas, que lista en mano recorren las curules indicándoles a los parlamentarios cómo votar los diferentes proyectos de ley, al tiempo que les recuerdan, para que no se les olviden, los favores que han recibido del gobierno de turno. Así que a prepararse, ya que las propuestas farianas, las futuras, nunca pasaran. De esta manera, en teoría, las Farc irán al Congreso a hacer bulto y bulla, nada más, eso, a menos que lleguen a ser parte de una coalición mayoritaria, que de izquierda, en Colombia, está bien lejos Por ahora, y más por la maldita división que históricamente ha predominado ha dominado a este sector político, que la bulla sea tan efectiva que cale en la opinión pública, tal y cual como la hace el senador Jorge Robledo, el mejor parlamentario del país en muchos años.

“En Colombia, con la excusa de la ‘gobernabilidad‘, se tajan y reparten como tocino la Dian, el Invima, el ICA, el Igac, la Registraduría Nacional, las notarías, los hospitales públicos, Coldeportes, el Icbf, el Sena, el Invías, consulados y embajadas etc. Cuando el Estado es una piñata no hay futuro ni, mucho menos, paz” (7).

Con un panorama con el expuesto, la cosa no está fácil, así, que a organizarse y saber dónde se han metido, porque la situación de ahora en adelante es a otro precio, y como digo Roy Barreras en su momento, “aquí los esperamos para molerlos” (8), refiriéndose a las farc cuando lleguen al Congreso y a las campañas electorales basadas en el mafioso sistema parlamentario y electoral que impera en nuestro país.

Es conveniente tener presente, que “Un pilar básico de una democracia es elecciones libres y justas, y las nuestras están lejos de satisfacer este principio. Todo el país fue testigo de la manipulación de los sistemas de la Registraduría en la elección del gobernador del Valle en 2012; más de 12 funcionarios estaban implicados; personal del presidente del CNE estaba involucrado. Los sistemas de la Registraduría seguramente continúan igual de vulnerables. Mucho dinero se mueve en épocas electorales y esos defectos en la infraestructura informática del país son muy convenientes. Los sistemas de la Dian son idénticos, un queso lleno de agujeros que permiten poner al Estado al servicio del mayor postor” (9).

Al respecto las Farc deberán tener presente, que gran parte de las elecciones en nuestro país se deciden en las Registradurías, y que el llamado Voto de Registraduría hace rato ha venido superando a los diversos modelos de TLC arriba mencionados, en razón, a que es más fácil comprar la curul directamente con el registrador nacional, departamental o municipal, que salir a repartir lechona, tamales y cervezas.

Por la realidad del Acuerdo

Si por algo critican tanto, es porque las Farc realizaron un buen acuerdo. Pero si algo debe quedar claro, es que en la implementación esta la razón de ser del acuerdo logrado, ya en el mismo no solo está la razón de ser del futuro movimiento político que aspira a encarar las Farc, sino de gran parte de la otra Colombia que anhela un gran cambio en la política y la sociedad colombiana. Pero más allá, está el dar por terminado definitivamente el asesinato de líderes sociales y dejar a un lado de manera definitiva que siga imperando el macartismo en contra de las reivindicaciones sociales. Pero es cuando uno se pregunta, sin a septiembre de 2016 ya iban 37 líderes sociales asesinados, que será a futuro. He ahí un punto al cual no se le pude dar alargue bajo ningún pretexto.

Sin los Acuerdos de La Habana no se hubieran podido tramitar el famoso Estatuto de la Oposición, el cual en cualquier democracia seria, es una razón de ser. Más no en Colombia. De ahí, que en el mismo se deberían consignar puntos como:

Derecho de acceso propio a la información del Estado, clasificada o no; presencia de la oposición, por derecho, en el Consejo Nacional Electoral; acceso al registro electoral del país y de colombianos en el exterior; implantación del voto electrónico en todo el territorio nacional; representación en las Registradurías departamentales y municipales; financiación plena de las campañas electorales; representación amplia en las Mesas Directivas de Senado y Cámara, así como sus Comisiones, incluyendo sub secretarías por derecho propio; posibilidad de réplica en todos los medios de comunicación; participación en las Comisiones Accidentales, incluyendo la de Relaciones Exteriores, Endeudamiento Externo y Militar; participación en las directivas de Ecopetrol, Banco de la República y servicio civil, entre otras; participación en los órganos de control, y derecho propio en la Procuraduría, Defensoría del Pueblo y Contraloría. Pero también se les debe abrir canales para participar en la selección de los magistrados de las altas Cortes, e incidir en el sistema judicial, etcétera.

Pero si algo NO debe quedar por fuera de una verdadera reforma política, es la lucha contra el clientelismo, comenzando por la legalización, o no, para todos y por igual de las asignaciones específicas, pasando por el nombramiento de los registradores y veedores electorales, y llegando a la financiación de la campañas electorales, poniéndole el ojo a la financiación por “debajo de la mesa”, esa que se presta para la compra de votos y registradores (10).

Reglamentar el empleo público y dar por terminada la práctica clientelista de los “contratados” estatales, a quienes por cierto, los tratan peor que cualquier provisional de empresa privada, sin prestaciones y hasta el punto que los propios contratado se tiene que pagar la salud y pensión de su propia remuneración. Esta práctica de contratación constituye una relación semiesclavista de nuevo tipo.

Sin oportunidad de medios de comunicación o pauta publicitaria, la información seguirá siendo sesgada. De tal manera, que si las Farc lograron avanzar en los medios comunitarios, dieron un gran paso. De ahí, a constituir una cadena radial comunal no hay más que un paso y es lo que el nuevo movimiento político debe concretizar cuanto antes. Recordada a Lenin: “la radio, periódico sin papel ni fronteras”. Pero sobre todo, tener en cuenta que los colombianos son oyentes y videntes, más no lectores, lo que no significa, que aspirara a conforma medios como televisión, Internet y prensa debe ser parte del acervo de un verdadero movimiento político organizado con ansias de poder.

El derecho a réplica es fundamental. De estos se ha hablado mucho en nuestro país, y ha fecha no se da dado. Esto, complementado con el control a los debates, que muchas veces no pasan de la “carreta”, y de las soluciones nada.

He ahí parte de lo que deberá contener un buen Estatuto de la Oposición. De no lograrlo, se ha habrá perdido un gran momento histórico.

Al gobierno con obras y soluciones

Al gobernante se le conoce por sus obras, y si son cemento, mejor. Más bien diríamos, el pragmatismo es la razón de ser un buen gobernante, y un partido político tiene que estar sintonizado en el día a día de lo que dicen y sucede en la calle.

El común de los colombianos, ese del día a día, no está por el gran cambio social, y si algo deberá quedar claro, es que de aquí en adelante el termino socialismo debe Salir de la jerga política, y más la electoral para quien aspire a grandes embates políticos. Hay que pensar con la razón y no con el corazón. Para las Farc en su nuevo recorrido político lo aconsejable es el pragmatismo que los ha caracterizado, y el cual deberá ser puesto a prueba de aquí en adelante, ya que quedaran solos y olvidados de las cámaras que los acompañaron durante las negociaciones de La Habana. En adelante, será lo negativo contra las Farc y su movimiento político, le sacaran los trapos sucios a toda hora y no habrá más pantalla. La pantalla son sus obras en sus zonas de gobierno. Ya Humberto De la calle, que ha regresado a sus grandes contratos con el Estado, los cuales han sido la razón de ser de su enriquecimiento familiar, los llama: “esos señores”. Pronto les dirá: “esos asesinos”.

El colombiano medio ya ni siquiera pelea por un empleo seguro. Sabe que eso no volverá más, que el capitalismo cambió y que hoy lo que predomina es el rebusque, hasta tal punto, que los profesionales que trabajan para el Estado lo hacen en peores condiciones que una obrero terciarizado de Postobón o Coca Cola. En este sentido, el colombiano promedio vive el día a día, y poco se interesa por la política, el rebusque no le deja pensar, salvo discutir por qué James no es titular del Real Madrid. Y en los barrios populares, a pleno rebusque, el Sisbén manda la parada y es la razón del voto de clientela.

De aquí en adelante, el verdadero trabajo de las Farc está en consolidar el dominio político de sus zonas con su gente, la cual no deberá en ningún momento dejar que se disperse y salga a la topa tolondra al rebusque, como lo hizo la soldadesca del M 19, que se perdió en la montonera y solo quedo el oportunismo de sus dirigentes, que hasta al uribismo fueron a parar.

Donde las Farc llegué a ser gobierno municipal, en solitario o en coalición, tendrán que demostrar para que fueron hechos en y para la política, y de sus obras dependerá el futuro hacia las gobernaciones o el gobierno nacional. Por delante cuentan con las inversiones que solicitaron en los Acuerdos de La Habana, es decir, parte con un capital que mostrar. El resto, muy probamente en las cooperativas y asociaciones de campesinos que organicen.

De lo acordado en donde y en qué invertir, las Farc dieron un gran paso. Serán veedores de las inversiones, y tendrán asiento en los comités, ya que no ser así, dichos recursos entonces formaran parte de la maquinaria clientelista de la cual hoy goza el gavirismo en cabeza de Pardo y Santamaría, y no dejaran de ronda cual ratón, Benedetti y Roy barreras. Esta gente sí que noche donde ponen las garzas.

Lo primero que deberá amarrar las Farc, es a su gente y allegados. De segundo, a sus amigos de colisiones, y por último, demostrarle a la clase media colombiana que también cuentan, y que dejen de ser el colchón del sistema. Sistema que duerme y maltrata a la mujer, pero adora a la amante.

El sistema desprecia a la clase media, ya que cada vez que medio ve que surge y alza la cabeza, la aplancha con impuestos, sobre todo, cuando es este sector el que con sus impuestos y consumos mantiene el clientelismo del Sisbén.

La clase media fue el empuje del chavismo, pero el chavismo la despreció y paga las consecuencias de su macro error. Jamás señalaremos que al pueblo raso hay que dejarlo a un lado, pero cuidado, en política el raso vende el voto, y en la costa Atlántica, a pesar de las erupciones volcánicas que se dan, como cuando acompañó a Carlos Gaviria, va primero por lo suyo. En Bogotá, tal como ya señalamos, el raso abandonó al Polo y se fue con Peñalosa.

Pero si algo está sobre el camino, es que la izquierda, sin llamarse izquierda, y sin seguir dejándose encasillar en dicho termino, en donde la derecha no se deja conocer por su razón de ser, los que si se consideran políticos democráticos y de cambio, entiendan que sin la bendita unidad, no se llega ningún Pereira, de ahí que mejor camino para las Farc, es considerar la coalición como la vía expedita para su subsistencia política.

De aquí en adelante hay que ser “economicistas” y “socialistas” (Ojo, por aquello de las reivindicaciones sociales, más no por el sistema socialista fracasado), ya que cada sector colombiano busca reivindicar sus necesidades. Tenderos, taxistas, vendedores ambulantes, amas de casa, personal de servicio doméstico, rebuscadores de San Andresito, pequeños y medianos comerciantes, pequeños y mediados campesinos, pequeños y medianos empresarios, profesionales talentosos, contratistas del Estado, universitarios públicos y privados, policías, soldados, periodistas a destajo, músicos frustrados, artistas de la televisión, prostitutas de barrios y pueblos, engalanados LGTBI, etc., buscan un espacio en todos aquellos que puedan ayudarlos, en este sentido, a decir de Marx, “los partidos políticos son la expresión política más o menos adecuada de estas mismas clases y fracciones de clase” (11). Y estas últimas son las que más pulan en nuestro país. La llamada clase obrera hace rato dejó de existir. El rebusque la sepultó, y la tecnología fraccionó a todos los sectores sociales.

Marx señalaba en “La lucha de clases en Francia”, que “La ironía de la historia universal lo pone todo patas arriba. Nosotros los revolucionarios, los elementos subversivos, prosperamos mucho más con los medios legales que con los ilegales y la subversión”. De pronto las Farc entendieron esto, y el reclamo que hacían los colombianos progresistas, que las Farc no dejaban avanzar el movimiento social por aquello que el sistema los tomó como la excusa antisubversiva, hoy queda a un lado, y de configurar un amplio movimiento, en donde todas las fracciones de clase tengan una oportunidad, apoyados por un común denominador de hacer de las nuevas tecnologías el espectro para crecer en la denuncia contra la corrupción y la injusticia, afianzados en obras de gobiernos alternativos eficientes y eficaces, con una izquierda que demuestre que sabe gobernar, el futuro de nuestro país puede aspirar a un mejor porvenir.

1 C. Marx F. Engels, Obras Escogidas, Tomo 1, Editorial Progreso, Moscú, 1973, página 200.

2 El Espectador, 14 de Setiembre de 2016, Cecilia Orozco.

3 http://www.larepublica.co/en-el-sisb%C3%A9n-est%C3%A1n-inscritos-m%C3%A1s-de-356-millones-de-colombianos-seg%C3%BAn-el-dnp_398766

4 http://www.elespectador.com/opinion/pais-formal-e-informal

5 Los Vargas Lleras, Saludcoop y otros detalles – http://www.elespectador.com/opinion/los-vargas-lleras-saludcoop-y-otros-detalles

6 Robledo denunció millonarios contratos de Enrique Vargas Lleras con Saludcoop y Cafesalud – http://www.lafm.com.co/pol%C3%ADtica/noticias/robledo-denunci%C3%B3-millonarios-c-213673

7 Ricardo Ortega, Revista Dinero, Septiembre 2 de 2016, página 56.

8 Ver: Alfredo De León, en: https://www.desdeabajo.info/ediciones/item/27693-colombia-una-democracia-clientelizada.html

9 Ibíd., Ricardo Ortega.

10 Ver: Alfredo De León, en: https://www.desdeabajo.info/ediciones/item/25111-con-paso-de-sastre-turbayista.html

11 C. Marx F. Engels, Obras Escogidas, Tomo 1, Editorial Progreso, Moscú, 1973, página 191.

Fuente: http://www.desdeabajo.info/colombia/item/29876-bienvenidos-a-la-paz.html