Atentado contra Guardia Ambiental Embera en Alto Guayabal

El domingo  27 de junio horas después de  terminar  la Asamblea General del Resguardo  Alto Guayabal,  líderes indígenas  de Jaibia  Coredocito, de Bidoquera Ancadia y de Alto Guayabal, mientras dormían fueron blanco de un atentado
A las 11:50 pm en el Resguardo Uradá Jiguamiandó una bomba artesanal fue arrojada en la casa del líder Leovigildo Cabrera, quien pernoctaba allí con dos los líderes más y otro integrante de la Guardia Ambiental.

En la vivienda dormían Joaquín Cuñapa Carupia, coordinador de guardia Jaibia Coredocito; Wilton Domico Sinigui, docente de primera infancia de Bidoquera Ancadia, y  el niño,  Cloromiro Isarama Sapia, Guardia local de Alto Guayabal.

Del impacto las personas quedaron con afecciones en sus oídos, luego de 34 horas del hecho siguen en la misma condición. Con el ataque se afectó la estructura de la vivienda  y se incendiaron las carpas y toldillos.

A esa hora de la noche, la  comunidad en medio del pánico por el estallido auxilió  a las cuatro líderes y el niño evitando que que el fuego consumiera la vivienda y se extendiera a otras.

La Guardia Ambiental realizó en un recorrido alrededor  del caserío, encontrando huellas de tres personas que bajaron por el río Ancadia encontró a 15 minutos del Resguardo Humanitario Biodiverso  rastros y residuos de tarros, pvc, pólvora, trapos y cable elementos del artefacto explosivo  artesanal que armaron, y las huellas de bota de  tres personas.

Semanas atrás como hemos denunciado traficantes de drogas que han ocupado tierras de la comunidad Embera, apoyado por estructuras armadas de los paramilitares de las AGC, expresaron que se vengarían por la armonización territorial realizada en que la comunidad erradicó 150 hectáreas de coca sembrada en septiembre de 2020

Los integrantes del Resguardo Humanitario Ambiental se encuentran desde hace años en alto riesgo por haber logrado evitar el despojo de tierras, y evitar la explotación a cielo abierto del Cerro Cara de Perro, lugar sagrado, por parte de una multinacional que ambiciona el oto, cobre, molibdeno.
Recientemente su amor por el territorio y luego de más de cinco años de exigencia al gobierno y Estado de Colombia para sanear la propiedad y ante su negligencia para  intervenir  la llegada de foráneos en el territorio colectivo para desarrollar siembras de coca y operaciones extractivas, la comunidad Embera se vio obligada desde la no violencia a la erradicación de la coca y el pare a maquinaria pesada extractiva. Esta decisión ha traído como respuesta las amenazas permanentes sobre sus integrantes.
Bogotá, D.C. 30 de junio de 2021
Comisión Intereclesial de Justicia y Paz