Así registraron los medios

Las Farc dicen que la masacre de La Chinita “jamás debió ocurrir”

El Colombianos
Por Santiago Cárdenas H. y Ricardo Monsalve
Publicado el 30 de septiembre de 2016

El jefe de la delegación de paz de las Farc, Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez”, pidió este viernes el perdón de las víctimas de la masacre perpetrada en la madrugada del 23 de enero de 1994, y en la que murieron 35 personas en el barrio La Chinita, en el municipio de Apartadó, Urabá antioqueño.

“Compenetrados con el más profundo sentimiento de humanidad y de respeto, hemos venido a la Chinita, 22 años después de aquel triste 23 de enero, con el corazón compungido, a pedirles perdón con humildad por todo el dolor que hayamos podido ocasionar durante el transcurso de la guerra”, inició diciendo Márquez en el coliseo del colegio San Pedro Claver.

Y agregó “jamás; jamás debió ocurrir lo sucedido en esa noche de alegría y de verbena popular. Nunca el mando de las Farc ordenó tal atrocidad. Nos duele en el alma recordar a tanta gente buena que partió sin poder materializar sus sueños. Los muertos de la Chinita son también nuestros muertos; porque así lo sentimos. Lo afirmamos de corazón. Por eso agradecemos la posibilidad que nos ha brindado la bondad de la gente de este barrio de poder expresar este sentimiento que laceraba nuestra conciencia”.

El cabecilla guerrillero, que pidió también perdón el pasado jueves en por la masacre de Bojayá, departamento del Chocó, donde murieron casi un centenar de personas, indicó que venir a La Chinita es un acto reconocimiento y tributo a los muertos por su inocencia y su amor por la vida.

“Nos hemos obligado a venir aquí, porque queremos restablecer las relaciones que nos dañó la violencia. Por eso hemos venido a hablarles a los corazones heridos”, indicó.
La actividad comenzó a las 9:00 de la mañana rebautizando la calle conocida como “La Masacre”. Con presencia de un sacerdote se rebautizó la calle donde ocurrió este terrible hecho por la “Calle de La Esperanza”.

Luz Marina Mosquera, víctima de este cruel hecho, relató cómo perdió a su esposo Antonio Mosquera ese 23 de enero de 1994.

“Yo estaba esa noche con él. Estábamos disfrutando del evento que se estaba haciendo, era una fiesta armoniosa familiar, tranquila, pero a la 1:00 de la mañana sucedieron esos hechos horribles que hoy estamos aquí con el fin de que el grupo armado que lo causó pida perdón por ellos y estamos dispuestos a la reconciliación”, afirmó Mosquera, que hace parte de la marcha de este viernes.

Como Mosquera son decenas de familias que caminaron hacia el coliseo del colegio San Pedro Claver cercano donde sucedió el acto privado con las Farc y que terminó al mediodía con un acto público, donde la guerrilla les pidió perdón a las víctimas.

“Me siento tranquila y era algo que anhelaba. Yo fui una de las víctimas que eligieron en la comisión para ir a La Habana, ya he tenido tres encuentros con los señores de las Farc. De hecho también nos reunimos hoy hablando con ellos hablando sobre el acto. Se ve que están muy dispuestos a la reconciliación, perdón y la reparación de las víctimas. Pero para nosotros como víctimas, especialmente yo, lo que más quiero en este día es que se cumpla el derecho a la no repetición”, agregó Mosquera.

Cabe señalar que cada familiar portó una camiseta con el nombre de su ser querido muerto en la masacre.

Del mismo modo, el jefe de la delegación de las Farc dijo que nada se pierde con reconocer estos trágicos hechos, y aseguró que “hablar con la verdad pura y limpia, sana las heridas del alma por muy profundas que estas sean”.

Pidió también no cerrar las puertas del perdón pues “el odio se recicla” y “no hay medicina ni analgésicos para contrarrestar el odio. La medicina está en el corazón. La paz está en el corazón. Si abrimos las puertas a la solidaridad, al sentimiento de humanidad que hoy toca afanosamente la conciencia, podremos construir futuro, podremos hacer renacer la esperanza”.

Por otro lado, anunció que la Alcaldía de Apartadó ya adjudicó el terreno para la construcción de la Universidad de Paz en este municipio golpeado por la violencia, y reconoció que hay otras iniciativas que pide la comunidad como la casa de la memoria y el centro de acopio para productos de la región que deben ser tenidas en cuenta.

El lema que más se escuchó en la marcha fue: “las víctimas de La Chinita sí perdonamos”, pero también insistieron que no se olviden temas como la reparación psicológica y económica y la no repetición de estos hechos.

“La no repetición de la violencia y de la guerra, debe sellarse con el alejamiento definitivo de las armas de la política”, dijo Márquez, quien por último reiteró un “absoluto compromiso con la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición.

La masacre que enlutó Antioquia

Hace 22 años, en la madrugada del 23 de enero integrantes del quinto frente de las Farc incursionaron en este barrio- habitado por trabajadores bananeros y también desmovilizados del Epl que ya en ese momento se había convertido en el movimiento político Esperanza Paz y Libertad- cuando sus habitantes estaban en medio de una fiesta organizada para recaudar fondos que se destinarían a la compra de útiles escolares para los niños del sector.

35 personas murieron y otras 17 resultaron heridas por los disparos indiscriminados de los integrantes del comando subversivo.

El grupo de víctimas, agrupadas en la Asociación de Víctimas de La Chinita, espera no solo que las Farc pidan perdón, también que cuenten toda la verdad sobre ese hecho: quién la ordenó y por qué.

Como parte de la ceremonia los miembros del grupo que firmó el acuerdo por el fin del conflicto, recorrerán con un grupo de las víctimas la calle en la que sucedieron los hechos, mientras las restantes personas observarán el acto desde una pantalla gigante ubicada en el colegio San Pedro Claver.

Fuente: http://www.elcolombiano.com/colombia/acuerdos-de-gobierno-y-farc/farc-piden-perdon-por-la-masacre-de-la-chinita-en-apartado-antioquia-CH5081316

Los otros perdones de La Chinita

Revista Semana
Por Marta Ruíz
Publicado el 1 de octubre de 2016

Lo que ocurrió el viernes en Apartadó es apenas el comienzo de la reconciliación en una región que en el pasado fue el laboratorio de la guerra sucia y el exterminio político.
Matar al enemigo es la guerra. Matar a los propios es el fratricidio. Ese principio universal deambulaba el viernes pasado en el acto de perdón ocurrido en La Chinita, el barrio de Apartadó, en el Urabá antioqueño, donde 35 personas murieron asesinadas de manera indiscriminada en la madrugada del 24 de enero de 1994 durante una verbena popular a manos de un comando armado de las Farc. Por eso, en nombre de esa guerrilla, Iván Márquez pidió perdón. Dijo que aquella matanza en casa de Rufina nunca debió suceder. Que la dirección de la organización nunca la ordenó. Y las víctimas, con la generosidad que las caracteriza, le respondieron: Las víctimas de La Chinita sí perdonan. Pero también dijeron que este es apenas el comienzo. Es apenas una rendija que se abre para saber la verdad. Porque aunque Márquez diga que los jefes de las Farc no ordenaron la masacre, la realidad es que en Urabá hubo un exterminio sistemático entre fuerzas políticas que algún día fueron hermanas. Un fratricidio.

Mientras en el coliseo del barrio la comunidad estaba atenta a los discursos de las víctimas, otro acto muy significativo de reconciliación ocurría de manera silenciosa en medio de la multitud. Iván Márquez y Aníbal Palacio se abrazaban, como quizá lo hicieron en 1984 cuando se vieron por primera vez en una cumbre de la Coordinadora Nacional Guerrillera, el uno como dirigente de las Farc y el otro como parte del EPL. Ambos buscaban entonces ponerle fin a una guerra que ni siquiera había comenzado. Mucho antes de que la vorágine de la violencia los convirtiera en enemigos y los lanzara por caminos de insondable oscuridad.

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Sí en algún lugar la violencia ha sido política es en Urabá. Las masacres de trabajadores bananeros comenzaron allí a mediados de los ochenta de la mano de Hernán Giraldo, primero y de Fidel y Carlos Castaño después. Eran el castigo a unos sindicatos adheridos políticamente a las guerrillas, especialmente al EPL y las FARC, grupos que no dejaban vivo a ningún capataz de finca y que secuestraban a empresario que asomara cabeza en la región. Luego fue el castigo a una población que votó en masa por la izquierda. Una población que votó por la UP, y por Esperanza, Paz y Libertad después. Y vino lo que el investigador Andrés Suárez llamó el exterminio recíproco. Porque si en algún lugar las guerrillas combinaron todas las formas de lucha fue en Urabá: allí estaban los grupos armados, los partidos y los sindicatos.

Los guerrilleros del EPL dejaron las armas en 1991 y se vieron expuestos a las balas no solo de sus propias disidencias, sino a las de las Farc. Un exmilitante del EPL recuerda que en una ocasión el DAS tuvo que sacar escoltados a todos los excombatientes que trabajaban en un proyecto productivo en una finca porque las Farc iban a matarlos. Los mataban uno a uno en sus veredas acusados de ser sapos, de trabajar para el gobierno, para el enemigo. El Estado, indolente, los dejó a la deriva. Pensaba que esa era una vieja cuenta por saldar entre antiguos amigos. Que no había bala desperdiciada. Entonces vino la reacción de un grupo significativo de dirigentes del EPL que creó los comandos populares, un grupo armado que actuaría contra las bases sociales de las Farc. Y se mataron sin piedad, los viejos camaradas, los antiguos hermanos de ideales revolucionarios. Todos los días caía un líder, un militante, un amigo, un familiar bien fuera de la UP, del Partido Comunista, de Esperanza Paz y Libertad, del Partido Liberal o de los sindicatos.

Entonces vino una suerte de clímax en este fratricidio: la masacre de La Chinita. Indiscriminada, cruel y despiadada. Con ella las Farc adoptaron el modus operandi clásico de sus acérrimos enemigos: los paramilitares. Se igualaron a ellos. Y la respuesta de los Comandos Populares no se hizo esperar. Tal como ha quedado esclarecido en Justicia y Paz, estos se lanzaron en brazos de Carlos Castaño. El baño de sangre es inenarrable. Aupado por la brigada 17 del Ejército y por las Convivir.

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Porque tal como lo dijo Sergio Jaramillo el viernes pasado, si en algún lugar del país hubo una alianza macabra entre paramilitares y fuerza pública, fue en Urabá. Mientras la región se silenciaba a punta de plomo, el gobernador de Antioquia de la época, Álvaro Uribe describía a Urabá como un verdadero “laboratorio de paz”. No en vano llenó de homenajes al General Rito Alejo del Río, hoy preso en una guarnición militar, y dispuesto a contar la verdad exhaustiva sobre lo ocurrido en la guerra, ante la Jurisdicción Especial de Paz.

En La Chinita las víctimas dijeron sí perdonamos, pero queremos la verdad. Toda la verdad y de todos. Porque en Urabá ocurrieron 17 masacres y miles de asesinatos selectivos. La última masacre ocurrió en 2005 en un corregimiento llamado San José de Apartado, en el que terminaron arrinconadas las bases sociales del Partido Comunista en la región. Hasta allí llegaron militares de la Brigada 17 a matar a una familia, degollando incluso a los niños. Otro perdón pendiente.

Toda esta impiedad se vivió bajo el silencio de la élite local, que aún hoy se siente incómoda con la izquierda, aunque sea esta legal, y que hace todos los esfuerzos posibles para que no se consolide el proceso de paz en la región. Sectores de ella se han opuesto a la restitución de tierras, a la reparación de las víctimas, y ahora a los acuerdos de paz. Porque en Urabá hubo despojo masivo de tierra, complicidad de empresas multinacionales y nacionales con los paramilitares y su sangría. Ellas también tendrán que comparecer, seguramente, ante la Jurisdicción Especial de Paz, que hoy rechazan.

Hubo un tiempo en el que se creyó que el proyecto paramilitar había logrado la hegemonía política, social y cultural en Urabá. Por algo allí se reprodujo pronto la violencia, esta vez en una faceta más criminal, y con la máscara de las bandas criminales, ejército gaitanista o clan del golfo. Los Úsuga fueron combatientes de base del EPL, que se sintieron frustrados por una paz insegura que no les brindaba nada. Se la jugaron a seguir de pistoleros y en esas están. Alguna fuerza profunda y soterrada mantiene encendida la llama de la guerra en Urabá.

Sin embargo, lo que se vio el viernes en La Chinita es que, como la política es dinámica, posiblemente eso empieza a cambiar de la mano de un fenómeno cuya fuerza es impredecible, y es la reconciliación. Al tiempo que Iván Márquez y Aníbal Palacio se abrazaban con sentimiento de hermanos, Mario Agudelo decía en otro lugar del coliseo: “Ya perdoné”. Y si Mario Agudelo perdonó es porque Urabá puede llegar a ser realmente un laboratorio de paz. Agudelo era diputado por Esperanza, Paz y Libertad en Antioquia, cuando le llegó un libro de regalo. Era un libro de medicina y su hijo lo abrió con ansia y curiosidad. El libro explotó y el niño murió. Era un ataque de las Farc direccionado a Agudelo. Sereno y sonriente, Mario dice que ahora milita en el partido del Sí, y que a partir del lunes lo hará en el de la implementación de los acuerdos.

Los desmovilizados del EPL le tienden una mano a las Farc porque ellos saben lo que se siente dar el salto de la guerra a la civilidad. Así lo dijo el alcalde de Apartadó, Eliécer Arteaga: “Apartadó los acoge”. Sólo falta ver si la élite local, los empresarios, se montan al tren de la reconciliación que ya parece estar en marcha en esta palpitante región.

Fuente: http://www.semana.com/nacion/articulo/el-perdon-de-las-farc-en-la-chinita/496334

Farc pide perdón por la masacre de La Chinita

El Heraldo
Por EFE
Publicado el 30 de septiembre de 2016

Rebautizaron la calle donde ocurrió la masacre, la cual era conocida como “La Masacre”.

Las Farc pidieron hoy perdón por la matanza de 35 personas perpetrada el 23 de enero de 1994 en La Chinita, un humilde sector del barrio Obrero de Apartadó.

“Compenetrados con el más profundo sentimiento de humanidad y de respeto hemos venido a La Chinita 22 años después de aquel triste 23 de enero con el corazón compungido a pedirles perdón con humildad por todo el dolor que hayamos podido causar en el transcurso de esta guerra”, dijo el jefe negociador en los diálogos de paz, Luciano Marín, alias Iván Márquez.

En el acto, celebrado en el colegio San Pedro Claver de Apartadó, alias Iván Márquez afirmó: “los muertos de La Chinita son también nuestro muertos porque así lo sabemos, lo sentimos de corazón”.

La matanza de La Chinita, una calle estrecha del barrio Obrero, fue perpetrada cuando vecinos que participaban aquella noche en una fiesta fueron atacados con disparos de fusil por miembros del V Frente de las Farc en guerra contra desmovilizados de la guerrilla del Ejército Popular de Liberación (EPL).

“Jamás debió ocurrir lo ocurrido en aquella noche”, agregó el jefe guerrillero, quien dijo que “nunca el mando de las Farc ordenó tal atrocidad pero aquí estamos para responder como colectivo, como organización”.

Al referirse a los 34 hombres y la mujer asesinados esa noche de terror, Iván Márquez dijo que los miembros de las Farc quieren “rendirle tributo reconociendo su inocencia y su amor por la vida”.

“Queremos restablecer las relaciones que nos dañó la violencia, por eso hemos venido a hablarle a los corazones heridos”, agregó el jefe guerrillero, en el acto de reconocimiento de responsabilidad en el que también estuvieron otros mandos de las Farc como Félix Muñoz, alias Pastor Alape y Luis Óscar Úsuga, alias Isaías Trujillo.

Tras recordar que “todos en la vida hemos cometido errores, algunos con consecuencias más graves que otras”, Márquez añadió que “hablar con la verdad pura y limpia sana las heridas del alma por muy profundas que éstas sean”.

“‘Quien esté sin pecado que tire la primera piedra’, nos dice Jesús el Nazareno”, manifestó el jefe de las Farc, quien abogó para que, como consecuencia del acuerdo de paz firmado el pasado 26 de septiembre con el Gobierno, se produzca “el alejamiento definitivo de las armas de la política”.

“Queremos reiterarle al Gobierno para que convengamos un día en que todos los involucrados en el conflicto (…) hagamos un reconocimiento de responsabilidad y nos comprometamos resueltamente con un nunca más”, expresó.

La matanza de La Chinita es una de las peores cometidas por las Farc junto con la de Bojayá, en el departamento selvático del Chocó, donde el 2 de mayo de 2002 murieron entre 74 y 119 personas al caer sobre la iglesia en la que se habían refugiado cerca de 300 habitantes de la localidad una bomba lanzada por esa guerrilla durante un combate con paramilitares.

Por esa matanza, Iván Márquez y Pastor Alape también pidieron perdón ayer en un acto celebrado en la reconstruida iglesia, a la que donaron un Cristo para reemplazar el anterior, hecho trizas en el ataque.

“Las víctimas de La Chinita sí perdonamos”, repitieron varias veces los familiares de los que murieron en esa matanza en el acto en el que también estuvieron presentes el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo; la consejera para los Derechos Humanos, Paula Gaviria, y representantes de diversas organizaciones internacionales.

Jaramillo dijo que “escasamente otra región del país vivió tan de cerca la combinación de las armas con la política como lo vivió el Urabá”, zona de al frontera con Panamá donde está Apartadó.

El alcalde de Apartadó, Eliécer Arteaga Vargas, elogió “la valentía de las víctimas para perdonar a los señores de las Farc”

“Hoy no es un día para festejar, hoy es un día para reflexionar, para meditar porque es pensar hasta dónde nos estaba llevando esta guerra maldita”, dijo el alcalde, quien pidió “la verdad, que no se vuelva a repetir, que trabajemos en la construcción de este proceso”.

Fuente: http://www.elheraldo.co/nacional/farc-pide-perdon-por-la-masacre-de-la-chinita-289105

“Jamás debió ocurrir esa masacre”: Iván Márquez a víctimas de La Chinita

El Espectador
Por Redacción política
Publicado el 30 de septiembre de 2016

El jefe negociador de las Farc encabezó un acto de reconocimiento por la masacre de 35 personas perpetrada por la guerrilla el 23 de enero de 1994.
Por: Redacción Política

Hasta el Colegio San Pedro Claver, del barrio La Chinita, en Apartadó, llegaron el jefe negociador de la Farc, Iván Márquez y el comandante guerrillero Pastor Alape. Con la vergüenza en los ojos se trasladaron hasta este rincón del uraba antioqueño para ofrecer perdón. Para pedirle a los dolientes de aquel fatídico 23 de enero, en que las Farc asesinaron 35 personas que se encontraban en una fiesta para recoger fondos y pagar los útiles escolares de sus hijos. Acompañó el acto de reconocimiento de responsabilidad el alto comisionado para la paz, Sergio Jaramillo y las autoridades civiles, eclesiásticas y militares del pueblo. (Ver el especial “A construir la paz”)

“Compenetrados con el más profundo sentimiento de humanidad y de respeto, hemos venido a la Chinita, 22 años después de aquel triste 23 de enero, con el corazón compungido, a pedirles perdón con humildad por todo el dolor que hayamos podido ocasionar durante el transcurso de la guerra”, arrancó diciendo Márquez, ante cientos de pobladores del barrio obrero, que un día vieron llegar a los guerrilleros con fuego en los ojos y acusándolos de ser colaboradores del EPL.

“Jamás; jamás debió ocurrir lo sucedido en esa noche de alegría y de verbena popular. Nunca el mando de las Farc ordenó tal atrocidad. Nos duele en el alma recordar a tanta gente buena que partió sin poder materializar sus sueños. Los muertos de la Chinita son también nuestros muertos; porque así lo sentimos. Lo afirmamos de corazón. Por eso agradecemos la posibilidad que nos ha brindado la bondad de la gente de este barrio de poder expresar este sentimiento que laceraba nuestra conciencia”, agregó el jefe negociador de las Farc, quien intervino luego de que se realizaran sentidos actos culturales para conmemorar el trágico suceso.

Márquez sostuvo que viajaron hasta Apartadó para reconocer su error, para pedir que los perdones, y para restablecer las relaciones con los pobladores de la Chinita. “Aspiramos a que este testimonio y reconocimiento de responsabilidades sirva para llenar de valor a ciertos espíritus endebles y titubeantes, que habiendo participado en el conflicto de una u otra forma, con uniforme o sin uniforme, con armas o sin ellas, y que azuzando a la guerra y al odio, hoy se agazapan para pasar de agache. “Quien esté sin pecado, que tire la primera piedra”, nos dice Jesús el nazareno”, señaló el jefe guerrillero.

Y agregó: “Todos en la vida hemos cometido errores, algunos con consecuencias más graves que otros. Nada perdemos con reconocerlo. Hablar con la verdad pura y limpia, sana las heridas del alma por muy profundas que estas sean. Y mucho más: genera el medio ambiente de sosiego espiritual que favorece la reconciliación de la familia colombiana y la construcción de la paz para las generaciones del futuro. Cuando se cierran las puertas del perdón, el odio se recicla. No hay medicina ni analgésicos para contrarrestar el odio. La medicina está en el corazón. La paz está en el corazón. Si abrimos las puertas a la solidaridad, al sentimiento de humanidad que hoy toca afanosamente la conciencia, podremos construir futuro, podremos hacer renacer la esperanza”.

Y concluyó su intervención Márquez: “Creemos que de esta hora de recogimiento no cabe un acto diferente al de la profunda contrición que debe nacer desde nuestros corazones y La Chinita tiene que ser al altar para el homenaje perenne a los mártires de una absurda confrontación que acabó con sus sueños y con sus vidas. Por ello, desde este rincón de la Colombia olvidada, con la fecha del 23 de enero de 1994 marcando en el calendario sagrado de la reconciliación un día de luto y arrepentimiento, les reiteramos nuestro absoluto compromiso con la Verdad, la Justicia, la reparación y la No Repetición, elevando las banderas de paz y nuestras plegarias al Dios de los pobres y desamparados para que llegue hasta las heridas del alma el alivio de la hermanación y la convivencia, sin más demoras”.

Fuente: http://www.elespectador.com/noticias/politica/jamas-debio-ocurrir-ivan-marquez-victimas-de-chinita-articulo-657822

El perdón llegó a Apartadó

El Espectador
Por Redacción política
Publicado el 30 de septiembre de 2016

Iván Márquez y Pastor Alape protagonizaron un emotivo acto de perdón por la masacre de La Chinita en la que hubo 35 muertos. Aseguran que la acción nunca debió ocurrir y que no fue ordenada por el mando de las Farc.

En una emotiva ceremonia, realizada en el colegio San Pedro Claver del barrio obrero de Apartadó, las Farc, encabezadas por Iván Márquez y Pastor Alape, realizaron un acto de reconocimiento de su responsabilidad y pidieron que las perdonaran por el dolor causado la noche del 23 de enero de 1994, cuando dos guerrilleros irrumpieron en una fiesta y asesinaron a 35 personas.

“Jamás, jamás debió ocurrir lo sucedido en esa noche de alegría y de verbena popular. Nunca el mando de las Farc ordenó tal atrocidad. Nos duele en el alma recordar a tanta gente buena que partió sin poder materializar sus sueños. Los muertos de La Chinita son también nuestros muertos, porque así lo sentimos. Lo afirmamos de corazón. Por eso agradecemos la posibilidad que nos ha brindado la bondad de la gente de este barrio de poder expresar este sentimiento que laceraba nuestra conciencia”, dijo el negociador de las Farc. (Lea: “Jamás debió ocurrir esa masacre”: Iván Márquez a víctimas de La Chinita)

Durante el evento hubo cantos a la paz, palabras de las víctimas y del alcalde de Apartadó y una obra de teatro que agitó las emociones de los asistentes, hasta el punto de que hubo desmayos y lágrimas. Una de las víctimas explicó que, aunque en la masacre de La Chinita hubo 35 muertos, las víctimas son 53, porque luego de esa noche siguieron otras masacres realizadas por diferentes grupos. “El banano de esta región está untado de sangre, y no sólo por los daños ocasionados por las Farc, sino por los paras, los empresarios y hasta la Fuerza Pública”, señaló el líder. (Lea: “No queremos perdón de las Farc para llorar, sino para dignificar”: líder de víctimas de La Chinita)

“Creemos que de esta hora de recogimiento no cabe un acto diferente al de la profunda contrición que debe nacer desde nuestros corazones, y La Chinita tiene que ser al altar para el homenaje perenne a los mártires de una absurda confrontación que acabó con sus sueños y con sus vidas. Por ello, desde este rincón de la Colombia olvidada, con la fecha del 23 de enero de 1994 marcando en el calendario de la reconciliación un día de luto y arrepentimiento, les reiteramos nuestro absoluto compromiso con la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición, elevando las banderas de paz y nuestras plegarias al Dios de los pobres y desamparados para que llegue hasta las heridas del alma el alivio de la hermanación y la convivencia”, concluyó Márquez.

Fuente: http://www.elespectador.com/noticias/politica/el-perdon-llego-apartado-articulo-657848

‘Perdoné y cuando uno perdona vive tranquilo’: víctima de La Chinita

El Tiempo
Por Medellín
Públicado el 30 de septiembre
En portada el 1 de octubre de 2016

En el acto, realizado en Apartadó, Farc pidieron perdón por la masacre ocurrida hace 22 años.

Con un recorrido simbólico que partió desde la nueva calle de La Esperanza, antes conocida como La Masacre, las víctimas de los asesinatos de La Chinita, Apartadó (Urabá antioqueño), empezaron el acto de reconciliación en el que también participaron las Farc para pedirles perdón.

El jefe guerrillero ‘Pastor Alape’ publicó en su cuenta de Twitter que el primer encuentro privado con el comité organizador de dicho evento que hace parte de los actos temprano de reconocimiento de responsabilidades por parte de las Farc en pro las garantías a los derechos de las víctimas.

“Ya perdoné a los victimarios, porque cuando uno perdona vive tranquilo, con esperanza, amor, respeto y vive la vida con más tranquilidad, sin pensar qué me hicieron o no me hicieron, porque ya eso es del pasado”, expresó Alicia Murillo, víctima de La Chinita.

Hace 22 años, los habitantes de la vereda La Chinita vivieron una masacre que plagó a la comunidad de lágrimas y dolor, y que dejó un saldo de 35 muertos y 17 heridos a manos del frente quinto de esa guerrilla.

Este viernes, las víctimas presentaron un escrito en el que expresan la importancia de la reconciliación. “Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor ni amargura, es allí donde te das cuenta de que has perdonado de corazón”, manifestaron.

Vestidas de blanco y con varias pancartas recorren las calles del barrio que el 23 de enero de 1994 fue testigo de la llegada de miembros de las Farc,quienes asesinaron a integrantes del movimiento político Esperanza, Paz y Libertad, conformado por desmovilizados de la guerrilla del Epl, que dejaron las armas en 1991.

También habrá un ritual en la casa donde sucedió el hecho, una reunión privada entre víctimas y victimarios, así como un evento público en el coliseo del colegio San Pedro Claver, donde los jefes guerrilleros ‘Iván Márquez’ y ‘Pastor Alape’ cerrarán con un acto de reconciliación.

“Se ha hecho un trabajo muy importante de acompañamiento a las víctimas para este ejercicio, con atención psicológica, apoyo de agencias internacionales y de la Alcaldía para hacer este proceso de acercamiento, haciendo un cierre muy doloroso a una historia de violencia que ha tenido este municipio”, explicó Viviana Ferro, subdirectora de la Unidad para la Reparación a las Víctimas.

En el acto también están presentes Sergio Jaramillo, alto comisionado para la Paz, y Humberto de la Calle, jefe negociador del Gobierno.

Fuente: http://www.eltiempo.com/colombia/medellin/farc-piden-perdon-por-masacre-de-la-chinita/16715260

“Los muertos de La Chinita son nuestros muertos”: Farc al pedir perdón por masacre

El País
Por Colprensa
Publicado el 30 de septiembre de 2016

El jefe de negociador de las Farc, alias Iván Márquez, durante el acto de reconocimiento de responsabilidad y perdón a las víctimas de la masacre de la Chinita (1994) en Apartadó.

Las Farc pidieron este viernes perdón por la masacre de La Chinita ocurrida en 1994. Los jefes guerrilleros que llegaron hasta ese lugar afirmaron que aunque ellos no ordenaron ese hecho, se responsabilizan por lo que hicieron hombres de su organización.

“Hemos venido a la Chinita 22 años después desde aquel triste 23 de enero. Hemos venido con el corazón fungido para pedirles perdón con humildad por todo el dolor que hayamos podido ocasionar. (…) Jamás debió ocurrir lo que sucedió en esa noche de alegría. Nunca el mando de las Farc ordenó tal atrocidad, pero aquí estamos para responder como colectivo, como organización”, dijo ‘Iván Márquez’.
El pronunciamiento se dio después de una obra denominada ‘Los sueños le ganan a los recuerdos’, en donde se narró lo ocurrido el 23 de enero de 1994, cuando hombres armados irrumpieron en una fiesta y mataron a 34 hombres.

“Nos duele en el alma recordar a tanta gente buena que partió sin poder materializar sus sueños. Los muertos de la Chinita son también nuestros muertos porque así los sentimos”, afirmó el jefe negociador de las Farc.

‘Iván Márquez’ afirmó que el perdón es la mejor medicina que está en el corazón, agradeció que la comunidad los haya recibido y afirmó que todos deben hacer actos de responsabilidad para la construcción del nuevo país.

“De manera cordial quiero recordarle al Gobierno Nacional, nuestra persistente propuesta de que convengamos un día en el que todos los involucrados en el conflicto, los actores armados y no armados, la cúpula de la política, los partidos, los empresarios que lideraron los empresarios la violencia paramilitar, los que asecharon la guerra a través de los medios de comunicación, desde todos los puntos cardinales hagamos un reconocimiento de responsabilidad”, dijo.

Por su parte, el alto Comisionado Sergio Jaramillo afirmó: “Que este reconocimiento sea el principio de una serie de reconocimientos de responsabilidad en Urabá que debe ser un laboratorio de paz en Colombia. Por parte de las Farc, de los paramilitares pero también de los agentes del Estado”.

Fuente: http://www.elpais.com.co/elpais/colombia/proceso-paz/noticias/muertos-chinita-son-nuestros-muertos-farc-pedir-perdon-por-masacre

FARC pide perdón por masacre de La Chinita y dice que no debió suceder

Noticias Caracol
Publicado el 30 de septiembre de 2016

‘Iván Márquez’ aseguró que este atentado no fue ordenado por ningún mando de la guerrilla, pero que asumen el costo de lo ocurrido.

Alias ‘Iván Márquez’ y alias ‘Pastor Alape’, miembros del equipo negociador de las FARC, miraron cara a cara a los sobrevivientes, y con voz pausada, pidieron perdón por la masacre que hace 22 años sembró de muertos el barrio La Chinita, en Apartadó, urabá antioqueño.

“Con el corazón compungido, a pedirles perdón con humildad por todo el dolor que hayamos podido ocasionar durante el transcurso de esta guerra”, dijo ‘Márquez, uno de los jefes guerrilleros.

La Masacre, como llamaban la calle donde ocurrió el múltiple crimen, es cosa del pasado: en un acto de reconciliación, desde hoy la llaman La Esperanza.

“Hace 22 años aquí cayeron nuestros familiares, hoy despedimos definitivamente a nuestros familiares y también tenemos una nueva esperanza y una reconciliación”, dijo Silvia Berrocal, quien fue una de las víctimas del hecho violento.

El comisionado de paz, Sergio Jaramillo, reconoció al Urabá como una de las zonas más afectadas por la violencia.

“Una guerra que se expandió por todo el territorio, que llegó aquí a Urabá, y que tal vez en ninguna parte de nuestro país se mezcló tanto con la sociedad”, expresó el comisionado.

Más de cuatro mil personas de esa zona del país se han unido a las víctimaspara hacer un recorrido y decirle sí a la paz.

Los apartadoseños no quieren que se repita jamás la historia de La Chinita, por eso, se declaran partidarios de la paz y dicen adiós a la guerra.

Fuente: http://noticias.caracoltv.com/acuerdo-final/las-farc-pediran-hoy-perdon-las-victimas-de-la-masacre-de-la-chinita

Renace la esperanza en La Chinita luego de acto de perdón de las FARC

Noticias Caracol
Publicado el 1 de octubre de 2016

Vecinos de este barrio en Apartadó marcharon por la calle donde ocurrió la masacre que fue rebautizada como La Esperanza.

Las víctimas de La Chinita, en Apartado, despertaron con una nueva esperanza.Sus victimarios les pidieron perdón aunque los recuerdos son imborrables.
En este histórico evento de reconciliación las víctimas pudieron expresar su dolor y mucho de ellos, aseguraron, tiene el corazón tranquilo.

En esta ocasión alias ‘Iván Márquez’ y alias ‘Pastor Alape’, miembros del equipo negociador de las FARC, miraron cara a cara a los sobrevivientes.

“Hace 22 años aquí cayeron nuestros familiares, hoy despedimos definitivamente a nuestros familiares y también tenemos una nueva esperanza y una reconciliación”, dijo Silvia Berrocal, quien fue una de las víctimas del hecho violento.

Esta masacre ocurrió en enero de 1994 y que dejó 35 muertos.

Fuente: HTTP://NOTICIAS.CARACOLTV.COM/ACUERDO-FINAL/RENACE-LA-ESPERANZA-EN-LA-CHINITA-LUEGO-DE-ACTO-DE-PERDON-DE-LAS-FARC

Farc pidieron perdón a las víctimas de la masacre en el barrio La Chinita de Apartadó

Noticias RCN TV
Publicado el 30 de septiembre de 2016

Con llantos y abrazos entre víctimas y victimarios, se vivió este viernes en el barrio La Chinita de Apartadó, Antioquia, el pedido de perdón de las Farc por la masacre que hace 22 años 35 muertos.

Luego de firmar un acuerdo de paz el pasado lunes líderes de las Farc acudieron al barrio, en las afueras de Apartadó, a pedir perdón por la “atrocidad” que reconocen se cometió en ese lugar.

La jornada comenzó con una marcha por las calles de La Chinita, que se tiñeron de blanco al paso de niños, mujeres y hombres, familiares de los fallecidos, quienes recordaron a los suyos con camisetas que en el pecho llevaban los nombres de sus seres queridos y en la espalda la frase “Las víctimas sí perdonamos”.

Portando flores blancas, recordaron a los muertos aquel 23 de enero de 1994, cuando una fiesta organizada para recaudar fondos para útiles escolares se convirtió en una masacre, en la que muchos de los fallecidos fueron acribillados por guerrilleros frente a sus familiares.

Una representación teatral, titulada “Los sueños pueden más que los recuerdos”, sirvió a las víctimas para dejar clara su voluntad de seguir adelante y perdonar a los guerrilleros.
“Si lo que están pidiendo está en su corazón, si está en su corazón, bienvenido sea”, dijo Dylgna Gutiérrez, hija de la organizadora de aquella fiesta que terminó en masacre y quien aseguró que después de lo ocurrido tuvieron que irse de allí.

El momento cumbre del día fue cuando el jefe negociador de paz de las Farc, ‘Iván Márquez’, abrazó e intentó reconfortar a algunos familiares. También estuvo presente en el acto Pastor Alape, otro líder guerrillero.

“Hemos venido a La Chinita, 22 años después de aquel triste 23 de enero, con el corazón compungido, a pedirles perdón con humildad por todo el dolor que hayamos podido ocasionar”, dijo Márquez en su discurso.

“Jamás debió ocurrir lo sucedido en esa noche de alegría y de verbena popular. Nunca el mando de las Farc ordenó tal atrocidad pero aquí estamos para responder”, dijo el guerrillero.

El acuerdo de paz hace énfasis en la reparación a las víctimas y en la confesión por parte de los guerrilleros sobre los delitos que cometieron.

“Si no le damos un espacio a las víctimas para que sean reconocidas como lo que son: como ciudadanos que vieron sus derechos vulnerados, si no hacemos eso lo que vamos a dejar es un gran resentimiento”, dijo a su vez el Alto Comisionado para la Paz del Gobierno, Sergio Jaramillo.

Según Ciro Abadía, presidente de la Asociación de Víctimas de Antioquia (Asovima), lo de La Chinita fue “una masacre anunciada”, pues ocurrió en una época en que las Farc perseguían por “traidores” a miembros del desmovilizado Ejército Popular de Liberación (EPL), que había firmado la paz en 1991.

El objetivo era “aniquilar el proceso de paz” con el EPL, pero “solo mataron a un excombatiente, el resto fueron personas inocentes”, señaló Abadía.

“Contento en el día de hoy porque se ha hecho lo que queríamos”, dijo sobre el acto de este viernes Abadía, quien abogó para que este pedido de perdón se hiciera realidad.

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