Asesinado niño de tres años de edad, saqueo de bienes, amenazas, detenciones ilegales

“Entonces Herodes, se enfureció terriblemente y envió a matar todos los niños de Belén y de toda la comarca, de dos años para abajo…
Un clamor se ha oído, es la madre que llora a sus hijos, y no puede consolarse, por que ya no existen” (Mt 2, 16-18)


RESUMEN

En desarrollo de la implementación de la política de seguridad “democrática” con la presencia militar regular de efectivos de la Brigada XVII en el territorio colectivo del Jiguamiandó, en donde desde el año 2001 se encuentran desplazadas internamente 9 comunidades afrodescendientes del Curvaradó sumadas a las desplazadas dentro del territorio del Jiguamiandó, se produjeron una serie de violaciones a los derechos humanos e infracciones al derecho humanitario. En el lugar conocido como La Pemada se produjeron tratos crueles, torturas, amenazas de muerte, saqueo de bienes, detenciones arbitrarias temporales y uso como guías a pobladores civiles (29-03-04).

Los militares maltrataron a campesinos de la zona con la finalidad de buscar información sobre la presencia de la guerrilla de las FARC EP, presencia que los campesinos nunca negaron, pero que precisaron se encontraban en la zona montañosa. Unidades militares de la Brigada XVII ingresaron desde las 7:00 horas, al lugar humanitario de “Pueblo Nuevo”. Allí habitan afrodescendientes de esta comunidad desplazados dentro de su territorio colectivo, y algunas familias de Puerto Lleras. Mientras algunos dialogaron con la comunidad acerca de su cotidianidad y sobre su postura frente al conflicto armado, otros saquearon las viviendas. Los militares de la Brigada XVII ingresaron con dos informantes quienes señalaron a integrantes de las comunidades (30-03-04).

Pobladores del Jiguamiandó, que habitan en el punto conocido como La Pemada, fueron testigos de operaciones de aproximadamente 50 efectivos de la Brigada XVII que usaron desproporcionadamente la fuerza en la persecución de dos milicianos de la guerrilla de las FARC EP, asesinando al menor de tres años RICARDO GUARAONA. Los militares dispararon durante 15 minutos y lanzaron morteros, posteriormente obligaron a la gente tenderse al piso, los intimidaron hasta el promediar la tarde. El padre del menor RICARDO también fue intimidado y maltratado por los militares. En horas de la tarde el cadáver del menor y sus familiares fueron trasladados en helicóptero hacia la sede de la Brigada XVII. En la guarnición militar el padre del menor declaró sobre lo hechos. Dos días después el menor fue sepultado. Los militares expresaron su animadversión por la población civil a la que conciben de “encubridora de la guerrilla”, así como a los acompañantes nacionales e internacionales. (31-03-04/ 01-04-04/ 02-04-04)

Los militares luego de permanecer durante todo el día en el lugar humanitario de “Nueva Esperanza”, lo acordonaron (06-04-04). Dos días después, en horas de la mañana los efectivos regulares de la Brigada XVII detuvieron ilegalmente de manera temporal, a dos campesinos CLARA GONZALEZ y HORACIO NUÑEZ, quiénes fueron dejados en libertad al lograr confrontar a dos desertores que los señalaron sin pruebas reales (08-04-04). Los militares entregaron, a acompañantes que se encontraban en la zona humanitaria, censos de la comunidad de “Nueva Esperanza” y dos cédulas de ciudadanía de dos pobladores de Buenavista que fueron asesinados en una incursión de tipo paramilitar en Buenavista, cuenca del Curvaradó, ELIDA ROSA TORRES DE MEJIA y ERIBERTO MEJIA (10-04-04)

Durante los últimos dos meses se ha modificado la estrategia militar contrainsurgente, el repliegue de estrategias irregulares ha dado al paso a estrategia regulares a través de las que se han producido graves violaciones e infracciones al Derecho Humanitario. La situación de las comunidades del Jiguamiandó y las 9 comunidades del Curvaradó que se encuentran desplazadas desde el 2001 en los Territorios Colectivos es cada vez más inhumana. Ellas y ellos siguen observando como se brinda una protección especial y de seguridad a la siembra de palma aceitera, mientras ellos continúan siendo blanco de violaciones de derechos humanos e infracciones de Derecho Humanitario.

La propuesta de afirmación integral de sus derechos a la vida y al territorio deslinderándose de los modelos y estrategias de guerra militar estatal – paraestatal y de la guerrilla continúa siendo costosa en términos de vidas humanas, de nuevos desplazamientos forzosos, en aniquilación y destrucción de su identidad socio cultural.

La Resolución de las Medidas Provisionales por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos continúa siendo sistemáticamente desconocidas por el Estado Colombiano. La grave situación humanitaria es ahora profunda, el aislamiento en que se encuentran las comunidades, el desconocimiento a sus iniciativas son factores que posibilitan que el propósito de sus victimarios y quiénes se esconden detrás de ellos generen condiciones de inequidad, de exclusión y de esclavitud en nuevos modelos de producción destructivos.

La persecución a la guerrilla de las FARC EP debe realizarse conforme a los principios del Estado de Derecho, no bajo el presupuesto que la población civil es la guerrilla o el uso del derecho para someter a los empobrecidos que heroicamente pretenden defender su vida y un territorio para el bien de la humanidad.

DETALLES

º Lunes 29 de marzo, entre las 8:30 y 9:00 horas de acuerdo con testimonios de los pobladores, unidades militares del ejército nacional ingresaron desde Bajirá por la margen izquierda del río Jiguamiandó aguas abajo por el sitio conocido como La Pemada.

En el lugar retuvieron a varios pobladores, a uno de ellos los efectivos regulares lo llevaron donde un armado a quien nombraban “mi Capitán”. Este militar solicitó una manila e inmediatamente amarró al campesino, de un lado un militar halaba y del otro, otro militar, con un palo lo presionaba. Entre tanto, un efectivo regular le apuntaba con el fusil. El campesino del Consejo Comunitario expresó: “Mátenme si me van a matar, pero no me hagan oprobios”, pero los militares le gritaban: “diga, hable, cante dónde está la guerrilla, dónde están los milicianos, diga a dónde está la guerrilla?.” El poblador expresó: “Sí, ustedes saben que hay guerrilla, pero no están aquí, ellos están en la montaña, búsquenlos allá” Los militares entonces continuaron golpeando al campesino, diciéndose: ”déle con la rula en la mano, este no quiere decir nada, dele hasta que cante”. Al poblador lo tuvieron así más o menos media hora. El capitán manifestó: “como no quiere cantar ahí va a quedar, ahí tengo la pala y la barra para que abra la tierra, su tumba y enterrarte aquí mismo”. Posteriormente ante la negativa del campesino de abrir la tierra, le empezaron a ofrecer dinero: “si usted nos dice la verdad le damos plata, aquí cargamos plata para dar, denos información.” El integrante del Consejo Comunitario indicó: “yo no tengo nada que decir, no tengo nada más que hablarles que por aquí no hay guerrilla, que la guerrilla está más allá en la montaña, yo no tengo nada que vender solo mis productos”

Luego lo llevaron en medio de ellos por los rastrojos hasta el pie del punto conocido como La Loma del Lobo, luego de caminar una hora y media, en ese lugar, el Capitán expresó: “agradece que diste con nosotros, a mi no me tengas miedo que yo no soy malo. Teneles miedo a los que vienen detrás que esos si vienen a mochar cabezas”. Le entregó un paquete de papeles que invitan a la deserción y a la colaboración para acabar con los terroristas.

Hacia las 11:40 horas, otro campesino fue detenido por cinco militares luego de dispararle, diciéndole: “¡H.P. no corras que somos del ejército!”. Los uniformados lo arrojaron al suelo, lo golpearon con punta pies en las piernas, la cabeza y el estómago, cuatro se le montaron encima de la parte frontal del cuerpo y otro, le colocó dos cuchillos en el cuello, amenazándolo: “te lo vamos a correr, no crea que es mentira, tiene que cantar”. Yo le dije: “pues hágale, no soy cantante, no soy nada, soy un poblador civil que lo único que hace es trabajar la tierra para alimentar la familia, hágale que ustedes pueden”. Uno de los uniformados expresó: “Nosotros podemos, estamos en el poder, usted cree que es mentira, tenemos la autorización para hacerlo”. De acuerdo con el testimonio de la víctima varios de los militares se reunieron en torno a él, aproximadamente 80, quienes gritaron: “ah! Este es el que andábamos buscando”.

Al poblador del Consejo Comunitario, lo obligaron a pararse. Entonces dos militares, uno de ellos afrodescendiente, le colocaron una bolsa de color azul oscuro, con partes negras y verdes en la cabeza la que iban apretando con una cuerda. El campesino al sentirse asfixiado empezó a forcejear con ellos, rompiendo la bolsa. Los militares volvieron a patearlo, diciéndole que hablará de la guerrilla. El poblador les expresó: “yo no soy guerrillero, ni auxiliar de guerrilla. No soy nada de lo que ustedes quieren que yo diga que soy. La guerrilla no está aquí. Si quieren mátenme pero yo no tengo nada que decir. No se nada y si quieren sigan con sus torturas”. Los militares le expresaron: “usted tiene que hablar primero, tiene que decirnos dónde está la guerrilla y dónde están los milicianos. Si usted no canta tiene que irse con nosotros”. Entonces les dijo: “me voy con ustedes, pero después de hablar con mi mujer y con mis hijos. Yo me voy pero ellos tienen que saber que ustedes me llevan”. Los militares me le dijeron: “nadie puede saber de su vida, así es que usted no va a hablar con nadie”.

En este lugar lo tuvieron como una hora y media. A eso de las 12:00 horas lo obligaron a servirles de guía, uno que le decían el “Cabo” le ordenó: “nos vamos pero usted se va adelante abriendo el camino, si la guerrilla nos ataca el primero que se muere es usted”. Durante el recorrido los militares expresaron: “Usted no va a vivir más, no piense en su familia que no la va a volver a ver”. A eso de las 15:00 horas llegaron al punto La Loma del Lobo.

Allí se encontraron con otro grupo de militares, quiénes volvieron a interrogarlo delante de un poblador que también había sido detenido. El campesino nuevamente les expresó: “si no me creen mátenme que no tengo nada más que decir, si ustedes creen que trabajar es un delito entonces mátenme y no me molesten más”.

A eso de las 16:00 horas lo dejaron ir, advirtiéndole “váyase, cuando encuentre guerrilla viene a avisarnos”. El campesino respondió: “yo no tengo nada que avisar, ni que cantar, los de esta guerra son ustedes y los otros, yo no me meto con actores armados, soy poblador civil y asumo mis derechos”.

º Martes 30 de marzo, a eso de la 1:00 hora, unidades regulares del Ejército Nacional detuvieron a cuatro afrodescendientes quienes se encontraban en el río Jiguamiandó pescando, los pobladores se encontraban a menos de 5 minutos del caserío de Pueblo Nuevo. Los militares a los campesinos les quitaron los alimentos y las linternas. Allí permanecieron hasta las 6:00 horas cuando se dirigieron al lugar humanitario, los más de 100 efectivos militares, perfectamente identificados, ingresaron a las 7:00 horas al caserío ordenándoles a los afrodescendientes concentrarse en la parte alta. Allí preguntaron por los líderes, luego de presentarse como miembros del Batallón Vélez del Ejército Nacional.

Desde esa hora y hasta el comienzo de la tarde los militares preguntaron a los afrodescendientes acerca de “¿Cómo hacen para la salud?, ¿Cómo hacen para la educación?, ¿Cómo hacen para alimentarse?, ¿Por qué no se van de aquí?, en otros lados está el progreso, Qué hacen aquí arriesgando la vida?, ¿Cómo hacen para distinguir militares, paras y guerrilla? ¿En qué se dan cuenta?, ¿Por qué se agrupan apenas nos ven? algunos de los militares le recomendaron a la gente irse a la ciudad, estar en el progreso, aquí hay mucha miseria”.

A los integrantes del Consejo Comunitario les expresaron: “a la población vamos a respetarlos, no tengan miedo, en las otras comunidades nos han recibido a plomo”. Mientras la comunidad se encontraba concentrada escuchando a algunos efectivos militares, otros saquearon bienes de supervivencia y utensilios.

Dentro del operativo militar se encontraban dos informantes, uno apodado “Terapia”, promotor de salud de la población de Bartolo y otro apodado el “papa”.

Alas 14:00 horas, los militares salieron del caserío hacia la parte alta y permanecieron en cercanías del caserío hasta el sábado 3 de abril.

º Miércoles 31 de marzo entre las 7:45 y 8:15, aproximadamente, pobladores del sitio conocido como La Pemada, que salieron a cosechar, regresaron asustados luego de observar a la distancia la presencia de un grupo de hombres vestidos de camuflado, con armas largas y cortas. Los campesinos se ubicaron en una de las casas de la comunidad, observaron pasar a dos milicianos vestidos de camuflado y con armas cortas y largas, más atrás un grupo de 50 hombre armados empezaron a disparar durante 15 minutos, lanzando tres morteros. Los militares gritaron a las seis familias, 40 personas civiles, que allí se encontraban: ¡Tírense al suelo que ustedes los tienen aquí!”

En medio del tiroteo un militar expresó: “un niño está muerto”, dejaron de disparar. PASTORA VIDAL, madre del menor RICARDO GUARAONA de 3 años de edad, fue a buscar a su hijo que se encontraba tirado en el suelo sin vida. Su madre lo levantó y regresó al sitio. Cuando los niños lloraron, los militares ordenaron que solo una mujer se levantara a servirles comida, lo pobladores se manifestaron contra la exigencia de los efectivos regulares que se identificaron como miembros de la Brigada XVII.

Entre tanto, otro grupo de ellos requisó los bolsos de todas las personas que se encontraban allí, anotaron los nombres de los niños y adultos con su respectiva cédula y censaron a los pobladores. Posteriormente, separaron los niños a un lado y las niñas a otro, de acuerdo a la edad de cada uno, tomaron nota de cada uno de ellos. Luego preguntaron por las cabezas de familia y la cantidad de hijos y de hijas que tenían y registran y comparan toda esta información. Durante todo el tiempo obligaron a los pobladores a permanecer en silencio.

El padre del niño asesinado, RICARDO GUARAONA VIDAL, se encontraba junto con otros tres pobladores, aproximadamente a 20 minutos del lugar de los hechos, cuando cesó el tiroteo, este se dirigió rápidamente a su casa, fue detenido por un militar que le expresó: “tírese al piso este H.P. guerrillero donde tiene el fusil?”. El poblador expresó, “el único fusil que tengo es las manos para trabajar”. El regular lo amenazó: “Si no se queda quieto lo mato”

Diez minutos después le dio la orden de levantarse a menos de cien metros, otro soldado, expresó: “este hp. guerrillero dónde estaba para matarlo”. RICARDO respondió “soy campesino, si me quiere matar hágalo”. Otro militar agregó: “Ah! este perro es guerrillero, está bueno para matarlo ya!”, con la punta del fusil le tiró un golpe fuerte en el cuello. Luego de insistir en que es campesino, y al preguntarle que si tiene un hijo, este responde que uno de tres años, el militar manifestó: “como que a ese fue al que asesinaron”. Minutos después encontró a su hijo RICARDO GUARAONA muerto.

A eso de las 10:30 horas los militares lo presentaron a alguno que llamaron por su cargo el Teniente, quién expresó: “ya la embarramos, matamos a su hijo, pero que vamos a hacer”. El campesino exigió al militar dejar velar al hijo, pero el Teniente se negó rotundamente. “No hay permiso para que salga nadie de aquí”. Agregó el militar “cálmese, cálmese” (…) “si usted quiere, yo hago venir un helicóptero para recogerlos”.

A todos los pobladores los tuvieron bajo control hasta las 15:00 horas sentados o acostados sin dejarlos mover.

Posteriormente, los militares llevaron a los familiares del menor de edad a un lugar donde era posible el aterrizaje del helicóptero militar. Luego de caminar durante 30 minutos con los familiares del menor, instalaron el equipo de comunicación y llamaron a la Brigada XVII.

A las 16:20 aproximadamente aterrizó un helicóptero del que se bajaron dos delegados de Fiscalía y un médico, le tomaron varias fotografías al niño, lo midieron, luego les tomaron una fotografía a su madre y padre.

Mientras continuaron con el levantamiento del cadáver entre las 16:30 y 17:00 horas, según versiones de pobladores se escucharon los helicópteros ametrallando sobre La loma junto a Santafé de Churima, durante 20 minutos.

A las 18:00 horas regresó un helicóptero, subieron a los padres y al menor de edad al aparato aéreo.

A las 21:00 horas aproximadamente, los familiares de RICARDO llegaron a la sede la Brigada XVII en Carepa, en helicóptero. Allí uno de los militares les mostró dos cadáveres y les preguntó, si los conocían, el efectivo regular les expresó que: “a esos los trajeron de allá, en el otro helicóptero, los mataron esta mañana en un enfrentamiento allá en Caño Seco”.

Momentos más tarde trasladaron los restos sin vida del niño RICARDO y los otros dos al hospital, a los familiares los dejaron en una residencia.

º Jueves 1 de abril, el niño fue velado en una sala costeada al parecer por la Brigada XVII. Mientras eran transportados uno de los militares aseveró: “a ustedes los campesinos les gusta tapar mucho” (…) “esos acompañantes nacionales y de otros países son unos corruptos, ellos no acompañan a la población civil sino a la guerrilla”.

De acuerdo con algunos testimonios, antes de las exequias, un oficial del ejército tomó la denuncia del asesinato, este mismo militar le planteó a la familia que fueran a denunciar el caso a la Personería, a la Defensoría a ver que hacían, si no se hace la denuncia en los próximos días, “a usted el niño no se lo pagan”. El padre de RICARDO expresó: “Ustedes nos acusan de guerrilleros, no lo somos, nos dejan así, ahora qué hacemos?” entonces, el efectivo regular les entregó $ 100.000 (U.S. $ 40) agregándole: “nosotros hasta ahí llegamos. No se preocupe por el ejército, ellos ya saben y no le va a pasar nada”

º Viernes 2 de abril se realizó el sepelio del niño.

º Lunes 5 de Abril, a las 9:00 horas, tres personas de la comunidad que salieron de lugar humanitario de “Nueva Esperanza” fueron retenidos por unidades militares durante algún tiempo.

º Martes 6 de Abril, a las 11:20 horas, ocho militares ingresaron al espacio humanitario de “Nueva Esperanza” con insignias del Batallón Voltígeros. En el lugar el Capitán RUIZ dialogó con un sacerdote de la iglesia católica de nuestra Comisión Justicia y Paz, quién a nombre de la comunidad solicitó el respeto al espacio humanitario.

10 minutos después, un segundo grupo de 60 militares con insignias del Batallón Vélez y Voltígeros adscritos a la Brigada XVII ingresaron al espacio humanitario llevando consigo 22 reses y 14 bestias. Este grupo de militares permaneció en el lugar hasta las 13:00 horas.

A las 15:00 horas un tercer grupo de militares ingresó al espacio humanitario permaneciendo hasta las 8:15 horas.

Durante este tiempo, los militares entraron a las casas de los pobladores civiles solicitando ollas, y la venta de víveres.

En horas de la noche, luego de salir del espacio humanitario los militares acordonaron el poblado de “Nueva Esperanza”.

º Jueves 8 de abril de 2004, en el lugar humanitario de “Nueva Esperanza” la pobladora CLARA LUCIA GONZALES, madre de varios menores de edad, fue detenida por ocho militares del Batallón Voltígeros señalada por un informante de nombre VICTOR TALAIGUA que se encuentra dentro del operativo militar, quién la acusa de conocer el sitio donde se encuentra un fusil. La campesina desmintió al informante. A menos de 20 metros de distancia dos militares detuvieron a otro poblador civil, HORACIO NUÑEZ LOPEZ, acusado por un informante, el campesino desmintió las acusaciones. Los militares lo dejaron en libertad.

Uno de los militares al observar que los misioneros acompañantes de nuestra Comisión Justicia y Paz, fueron testigos de la actuación institucional con los pobladores civiles, se dirigió a ellos afirmando: “mire, esta señora es compañera de uno de los bandidos y sabe dónde tiene encaletado el fusil”. El que la señala es el señor que esta ahí – mostrando al informante – quien era de los mismos, me la tengo que llevar a la fiscalía. Al preguntársele si existía orden de captura, expresó: “cuando hay testigos, la obligación es llevarlos e investigarlos, en un plazo de 36 horas se entrega a la fiscalía. “¿diga usted que hay que hacer entonces?” A los que respondieron los acompañantes “obrar en justicia y con justicia”. Al final dejaron libre a la mujer.

Los militares antes de retirarse del espacio humanitario mataron dos marranos de la comunidad, argumentando “son de los bandoleros, la comunidad mire a ver si los consume o no”.

º Sábado 10 de abril hacia las 9:00 horas, dos militares se acercaron al lugar humanitario entregando a los misioneros acompañantes de nuestra Comisión Justicia y Paz, una bolsa que, según expresaron, encontraron por el camino. “Somos el Ejército Nacional, no hay razón para tener miedo, no soy el diablo”, expresó el efectivo regular mientras desembolsó el paquete en el que se encontraba un censo de la comunidad de “Nueva Esperanza” y dos cédulas de ciudadanía. Después de esto se marchó.

El censo corresponde a los pobladores del espacio humanitario de “Nueva Esperanza” elaborado por un poblador y que fue sustraído por los militares. Los documentos de identidad de ELIDA ROSA TORRES DE MEJIA y ERIBERTO MEJIA TORRES, son de dos pobladores asesinados en una incursión paramilitar ocurrida en la comunidad de Buenavista, Curvaradó, en el año 2001.

LINEAS DE INTERPRETACION

Uno, dos, tres … serán muchos más. De Cajamarca al Jiguamiandó. Un menor de edad de tres años asesinado RICARDO GUARAONA, el uso desproporcionado de la fuerza, sin limitación y sin ley, el Derecho no existe, es una quimera. Ni el Derecho en la guerra ni el Derecho sin guerra. Pobladores afrodescendientes y mestizos de los Consejos Comunitarios sometidos a actuaciones militares regulares en los que persiste el abuso de autoridad, los señalamientos, el uso indebido de reinsertados o de desertores o colaboradores que simulan como apóstoles de la verdad.

En los últimos dos meses una modificación sustancial en estrategias militares contrainsurgentes, de operaciones irregulares con participación de agentes estatales a operaciones regulares. Los excesos, los abusos, los tratos crueles, las torturas, los “informantes” se sostienen como mecanismo de estigmatización, de señalamientos, de búsqueda de aparente información y como sistema de control poblacional que posibilite la privatización de los territorios para proyectos agroindustriales que se visualizan sobre territorios reconocidos como colectivos.

Las eventuales judicializaciones sobre pobladores, sobre acompañantes será uno de los mecanismos que posibilitarán de modo aparentemente legal, deslegitimar las propuestas y organizaciones comunitarias e imponer el control territorial, mientras se evalúa nacionalmente la posibilidad de estrategias encubiertas de tipo paramilitar, tal como lo anunció un militar, luego de participar en las torturas a un poblador del Jiguamiandó.

El irrespeto a los lugares humanitarios de “Pueblo Nuevo” y “Nueva Esperanza” se incrementó, expresión del desconocimiento al legal y legítimo ejercicio del principio de distinción, de oídos sordos a la Resolución de las medidas provisionales de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de la OEA.

La presencia de la guerrilla de las FARC EP, frente a la cual las comunidades han afirmando el principio de distinción, de diferenciación y han afirmando integralmente sus Derechos en la Guerra, se ha convertido en un medio para acusar a la población civil como cómplice. Ese uso argumentativo y justificativo desde la óptica militar institucional de sus actuaciones armadas y psicológicas, muchas de ellas excesivas, abusivas, violaciones de derechos humanos y del derecho humanitario.

El control militar institucional, la recuperación territorial dentro de los territorios de las comunidades del Jiguamiandó y las 9 comunidades del Curvaradó que se encuentran desplazadas desde el 2001, coincide con la pretensión de un control para la ampliación de la frontera agroindustrial de la palma aceitera, la que se encuentra asegurada en los territorios colectivos del Curvaradó.

Hoy se sigue observando como se brinda una protección especial y de seguridad, a los proyectos agroindustriales con presencias de estrategias paramilitares y regulares, entra tanto las comunidades continúan siendo blanco de violaciones de derechos humanos e infracciones de Derecho Humanitario bajo el pretexto de persecución a la guerrilla de las FARC EP.

La propuesta de afirmación integral de sus derechos a la vida y al territorio, concretada en el deslinderamiento de los modelos y estrategias de guerra militar estatal – paraestatal y de la guerrilla, continúa siendo costosa en términos de vidas humanas, de nuevos desplazamientos forzosos, en aniquilación y destrucción de su identidad socio cultural. La crisis humanitaria en materia de alimentación, de salud, de educación es absolutamente inhumana.

Los hechos de hoy constatan que la impunidad en que se encuentran los más de 100 crímenes cometidos contra los afrodescendientes, los más de 5 desplazamientos forzosos desde 1.996 han sido aliciente, aval, legitimidad de la ilegalidad para que hoy sigan siendo blanco y objeto de graves violaciones de derecho humanos. No hay enderezamiento, lo torcido está torcido, es perverso seguirán uno, dos, tres, cuatro, cinco…

A la comunidad internacional urge su apoyo al pueblo afrodescendiente que aún hoy, en medio de aislamiento, de estigmatizaciones, de nuevos desplazamientos, de asesinados, de judicializados afirman su Derecho a la Verdad y al Territorio.

Bogotá, D.C Abril 18 de 2004
COMISION INTERECLESIAL DE JUSTICIA Y PAZ