Conmemoración Estudio de Cambio

Acto conmemorativo 18 años de desplazamiento y asesinato en el Naya; transformaciones entre la paz y nuevas dinámicas de conflicto armado

Estudio de cambio a largo plazo Christian Aid y Comisión Intereclesial de Justicia y Paz

Dando continuidad al proyecto de análisis sobre el cambio a largo plazo que suscita la firma del Acuerdo de Paz para la terminación del conflicto armado en Colombia, se realizó un encuentro en comunidades rurales de La Cuenca del Río Naya y del Bajo San Juan en el departamento del Valle del Cauca, desde el eje Memoria y Justicia se aborda el cambio desde la experiencia de estas comunidades, como un proceso transformador que aporta a la construcción de la Paz comenzando en los territorios.

Durante dos días de encuentro se abordó el trabajo reflexivo, propositivo y de análisis sobre las formas de superación y transformación de los estados de afectación de la violencia de la guerra en las comunidades.

El presente texto ubica desde las narrativas propias de hombres y mujeres ese proceso de cambio en el ejercicio de la memoria a partir de un hecho de evocación de la vida, desde la voz diversa de la mujer, del patriarca, del joven que confluye conmemorando el hecho de la masacre y del desplazamiento en la cuenca del Rio Naya en 2001.

Este es el primero de tres textos que resultaron como producto en este evento.

Al ubicar un contexto bastante difícil en los ríos Naya y Bajo San Juan donde se encuentran ubicadas las comunidades meta de la línea de investigación, la autoridad territorial del Consejo Comunitario del Naya, realizó el acto de conmemoración por los hechos ocurridos en el mes de abril de 2001 en un lugar simbólico para las comunidades afrodescendientes de la región, el Centro de Capacitación Matías Mulumba ubicado en Buenaventura. (Le puede interesar: “Matías Mulumba, historia de organización y capacitación en el Pacífico”)

A 18 años del nefasto hecho conocido como la Masacre del Río Naya cometido por la estructura paramilitar Bloque Calima, delegados del Naya, Bajo San Juan, Bajo Calima Trujillo, San Pedro de Ingará, en su mayoría indígenas y afrodescendientes se encontraron con el fin de evocar la vida de las personas asesinadas y la vida de la naturaleza, de sus territorios. La figura de Juana Bautista fue el símbolo de la memoria en este evento conmemorativo.

Del río Naya participaron delegados de comunidades de San Francisco, Puerto Merizalde, La Concepción, Dos Quebradas y Guadualejo. Del río Calima delegados de Santa Rosa de Guayacán, del río San Juan delegados del Consejo Comunitario de Cabeceras, indígenas del Resguardo Agua Clara, Puerto Guadualito y Unión San Juan.

Desde diversas regiones, con situaciones similares, con sentimientos encontrados de tristeza y de alegría, pero con la proyección de avanzar, consolidan sus iniciativas organizativas por la construcción de la paz territorial a pesar del incumplimiento en la implementación del Acuerdo de Paz por parte del gobierno colombiano.

Durante dos días se planteó el tema de la transformación de la memoria, la memoria dolorosa por la memoria viva, activa y constructiva. Un encuentro alegre, festivo, simbólico en un lugar distante a los territorios, en la ciudad de Buenaventura y en un espacio que contiene la memoria viva y colectiva de los pobladores afrodescendientes.

El representante Legal del consejo comunitario del Río Naya, Isabelino Valencia, manifiesta porque que es importante hacer memoria: “El espacio en el que nos encontramos, el Centro de formación Matías Mulumba, está lleno de memoria, es importante no acostumbrarnos a estar con el enemigo, debemos estar despiertos, atentos y con cautela para prevenirse de muchas cosas.

Las pobladoras y pobladores del Río Naya consideran que En Buenaventura como en Colombia se conoce al Naya por la masacre, dicen ellos, “nosotros primero recordamos a Juana Bautista y a los 144 asesinados por el Bloque calima en el Naya en abril de 2001. Con Juana cerraron el primer momento de la masacre, el segundo momento fue la Masacre de Yurumanguí” (Consejo Comunitario del Naya). Como existen evidencias y pruebas, y, en las versiones libres de los paramilitares se dice que la masacre de Yurumanguí se cometió para desviar la atención y así lograr que los militares apoyaran la salida de los paramilitares del Bloque Calima, responsable de la masacre.

Dicen las personas del Naya que si bien esta situación les ha afectado mucho también les ha permitido transformar realidades. “Esto nos ha causado daño, pero hemos seguido adelante trabajando en las comunidades con nuestra autonomía. A pesar de contar con medidas cautelares, no hay un compromiso serio del gobierno por hacer justicia”. Líder comunitario.

De muchos Lugares; palabras y sentimientos transformantes

 Agradecemos a las personas de otras comunidades que nos acompañan en este evento, a conmemorar, pero no podemos seguir con el dolor, debemos salir con ánimos y con entusiasmo de aquí. A pesar de saber que las cosas han seguido, no han parado en nuestro territorio, en plena implementación del Acuerdo de Paz, entre abril y mayo del año pasado, desaparecieron cinco hermanos nuestros, que no los hemos encontrado y el gobierno no hace mucho por ayudar a encontrar los responsables. El Naya no es el único territorio que ha padecido los dolores de la violencia, en estos eventos nos damos cuenta que son muchas las comunidades que han vivido cosas más fuertes y otras menos fuertes debido a la violencia.

Edgar Chocho, líder y coordinador del Resguardo Humanitario Santa Rosa de Guayacán Bajo Calima expresa; “compartir la memoria es importante, somos víctimas porque la mayoría de los que nos encontramos aquí tenemos familiares desparecidos o asesinados o hemos sido desplazados. La conmemoración nos m permite compartir lo que nos pasó hace 8 años, 15 años, 20 o más años. Somos campesinos, negros o indígenas del Pacífico, de distintos lugares de Colombia, pero tenemos una memoria, y es importante saber que tenemos un sentido de pertenencia: la palabra Sin Olvido es muy importante para la comunidad, es hacer memoria, entonces es muy importante compartir, porque llevamos el mismo dolor y estamos en el mismo rescate de la vida y del territorio”.

El cambio que experimentan las personas de estas comunidades afectadas por el conflicto social y armado se percibe en sus rostros, en sus miradas distintas, en narrativas distintas que se convierten en discursos con mensajes que invitan y convocan a un nuevo pensamiento hacia la Paz desde lo territorial. “La importancia de este evento es que el tema de la memoria tiene que ver con un hecho lamentable, pero también nos invita a recordar de una manera distinta, transformando el dolor, es importante recordar también con alegría”. Edgar Chocho

La consigna o lema de la Asociación de mujeres AINI es muy diciente, muy importante; “cambiar lágrimas por sonrisas”. En varios encuentros sobre el tema de memoria y justicia en el marco de la implementación del Acuerdo de Paz, en Colombia, personas de estos procesos han planteado lo que su experiencia de cambio de actitud a partir del uso adecuado de la memoria va permitiendo en el proceso de transformación del doloroso recuerdo, hacia una memoria activa más dinámica y de mayor reconocimiento.

Nidiria Ruiz lideresa de la Asociación AINI, organización de mujeres de la cuenca del río Naya. Coordina del tema de Memoria, Paz y temas ambientales del territorio, comparte su experiencia de participación en el primer Festival de las Memorias en la Cuenca del Río Cacarica al cumplirse el aniversario número 22 de la conocida Operación Génesis. La lideresa relata lo que ha significado todo este tiempo de organización y resistencia al olvido por parte de las personas que vivieron el desplazamiento forzado, la muerte de familiares, la desaparición de otros. Manifestó que “Fue muy importante para quienes asistimos al Festival, la manera como familiares de los afectados narraron lo sucedido, los hechos fuertes como el caso de Marino López a quien los paramilitares cortaron su cabeza delante de personas de la comunidad. Nos pareció impactante escuchar a los familiares y la comunidad como a partir del proceso de lo que permite el Sistema Integral de Verdad, Justicia y Garantías de No Repetición, hacen el énfasis de cómo poder reencontrarse con los responsables de los hechos, algunos de ellos estuvieron en el Festival, exparamilitares, exguerrilleros y exmilitares.

En los diálogos ellos asumen la responsabilidad en medio de una ruta de construcción de paz y de reconciliación. Los familiares de Marino dan el paso a seguir adelante, se estrecharon la mano, se dieron un abrazo. Los responsables de los hechos empezaron a contar porqué habían cometido estas acciones. Aquí entra el interrogante ¿qué es el perdón? ¿Cómo se perdona y por qué hay que trascender en Colombia con el significado de la verdad?, en ese proceso de transformar y trascender para empezar la reconciliación y caminar hacia la paz con justicia socioambiental. En ese sentido como Nayeras y Nayeros consideramos importante el trabajo que hacemos en memoria, es importante trascender y cambiar lágrimas por sonrisas”.

Lo vivido en Cacarica en el Festival de las Memorias además de impactar a esta lideresa, ha permitido comprender e interiorizar la importancia de los nuevos contenidos de los derechos a la Verdad, a la Justicia, a la Reparación, a verlos, analizarlos interpretarlos como posibilidades de verdadera restauración, tanto en los afectados, como en los responsables de los hechos.

El cambio como tal, tanto constructores de Paz desde las localidades desde la Memoria y la Justicia, se visualiza en el aporte que hacen en sus escenarios de encuentros dialógicos a partir de las experiencias vividas y compartidas. Esto les anima mucho a seguir por ese camino de trabajo a la transformación de sus realidades y pensarse en la reconciliación que permita la restauración entre afectados y responsables de los hechos y encontrar sendas verdaderas de paz.

En este proceso las personas de las comunidades amplían el concepto de la memoria, ubican el aspecto ambiental dentro del concepto, así, la memoria también es ambiental, territorial.

Pero la memoria también es ambiental, territorial, esa memoria nos permite encontrar las formas de ocupar los territorios ancestrales, los sistemas de tratamiento de salud con las plantas, etc.

La memoria nos permite establecer las líneas del tiempo en la construcción de nuestro proceso organizativo. Si sabemos de dónde venimos, quienes somos y hacia dónde vamos, podemos hacer una cartografía socioambiental y cultural de la Cuenca del Río Naya. La memoria nos permite pensarnos los mecanismos de protección territorial como son las jardineras y los jardineros del territorio, y las Semillas de Paz, que es la población infantil con la que se viene trabajando en el territorio.

La justicia socioambiental nos permite ver en la reconstrucción de la memoria histórica en el territorio, la relación que hemos tenido con el entorno natural desde el tiempo que nuestros ancestros han habitado este territorio, que son más de 330 años.

Hemos sido afectadas y afectados por la violencia, nos quieren arrebatar el territorio por todo lo que contiene. Y es aquí donde las mujeres de la Cuenca del Naya y de AINI decimos que a pesar de los momentos de tristeza y dolor hoy nuestro objetivo debe ser reivindicar la capacidad de nuestro liderazgo.

Nuestros conocimientos y nuestras actividades de formación en diferentes aspectos son el comienzo de la Universidad de Paz con Justicia Socioambiental en nuestro territorio.

Actualmente hemos logrado sistematizar, procesar y documentar más de 70 casos de desaparición forzada en nuestro territorio, un documento que consideramos está listo para ser presentado a la CEV y a la JEP.

Hoy debemos apuntar a los escenarios de participación política y social, AINI por su trabajo obtuvo un reconocimiento departamental este año por su trabajo político y por la defensa ambiental del territorio.

Nuestras proyecciones a partir del trabajo de memoria permiten ubicar necesidades concretas pensando en materia económica y de auto sostenibilidad, la asociatividad y el cooperativismo en las comunidades dentro del territorio.” Nidiria Ruiz.

Mujer, Memoria y Paz

Liliana R. lideresa y docente comunitaria integrante de la Asociación AINI en la cuenca del río Naya comparte su reflexión a partir de su condición de ser familiar de una víctima de desaparición forzada:

La Paz para la mujer Nayera no es la paz neoliberal, que comercializa nuestros territorios, debe ser la paz en armonía, en solidaridad, una paz que deje valorar el territorio con todos sus componentes. No podemos pasar haciendo una simple historia, sino, una historia de construcción de proceso.

Por eso nuestra memoria tiene que ver con recordar todo el proceso de titulación colectiva del territorio, esas son las bases de nosotros, saber que se hizo. Pero no debe ser únicamente de nosotros las comunidades Afro, debe ser de las comunidades indígenas también. Nuestro legado deben ser las luchas organizadas que hagamos por la defensa de nuestro territorio para las generaciones venideras”.

Aida Mosquera, docente comunitaria, formadora en espacios de mujeres de la cuenca del Naya:

“Es importante construir y escribir la historia con nuestro pensamiento autónomo en este contexto de Paz para el país. A veces creemos que la Paz es simplemente dejar las armas y no es así, consideramos nosotras que desde nuestra cosmovisión el concepto de Paz es muy amplio es estar bien interiormente cada una, con los demás, con el territorio, con nuestro espíritu. Por eso debemos irradiar en nuestro territorio el verdadero sentimiento de Paz, pero también hacia el país y hacia el mundo. Hablar de Paz no es querer estar bien yo, pero pasando por encima del otro, ser más que el otro sin importar que pasa a mi lado y que pasa a mí alrededor.

Si nosotros construimos Paz, no tenemos necesidad de tener autoridades que regulen nuestras relaciones, porque cada quien visiona desde sus perspectivas y estamos comprometidos a vivir, a trasegar. Cuando trabajamos desde la perspectiva de mujeres en la Cuenca, debemos tener Paz, eso es lo que tratamos de inculcar. Debemos construir nuestra propia paz, que la sintamos, que rescate y tenga valores, que cree convivencia mutua en nuestras comunidades y en nuestro territorio. No podemos seguir pensando que la paz deben hacerla otros, los armados, claro eso es importante, pero lo más importante es la armonía en nuestras relaciones comunitarias, esa es la verdadera paz. Una educación con calidad es paz, cuando los niños tienen acceso a la educación es paz, cuando hay inclusión y participación en diferentes escenarios y eventos para todas y todos, podemos hablar de paz.

Para nosotras las mujeres es importante generar la conciencia de libertad, para actuar, para pensar, para nuestra movilidad, para crear. Lo que no podemos hacer es repetir las violencias, ocasionar daño al otro. Esa es la construcción de la verdadera paz”.

Voz de la experiencia por la Paz

El aporte de las personas consideradas mayores, en el caso de las comunidades Afrodescendientes del Pacífico Colombiano denominadas matriarcas y patriarcas, tienen mucho reconocimiento pos su experiencia, su sabiduría, no en vano se convierten en los consejeros comunitarios especialmente en la resolución de conflictos.

Oscar García poeta, patriarca del territorio del Naya. Defensor ambiental y cultural de la cuenca con su don de la palabra comparte su reflexión sobre el tema de la memoria y la construcción de la Paz; “Soy un adulto mayor y he tenido la suerte de recorrer el río desde las bocanas hasta las cabeceras. Tengo que decir que la palabra Paz ha sido llevada a un acuerdo con las Farc, pero la palabra paz no está resonando en nuestro territorio. Si en mi casa no hay paz, no hay paz en mi comunidad, en Colombia, ni en el mundo. Quisiera que la paz resonara en nuestro territorio. Que nosotros mismos podamos resolver nuestras dificultades como lo hacíamos antes, y que no sea la ley del más fuerte la que se imponga. La construcción de la paz inicia desde cada ser, cada familia, debemos trabajar por ello”.

Martha V. Esposa de desaparecido del Naya en abril de 2018.

El mensaje esperanzador en medio de la angustia y sentimiento de dolor, un llamado a la unidad, a la búsqueda de soluciones, un llamado a la transformación desde la solidaridad con el propósito de cortar con la impunidad.

“Soy esposa de uno de los desaparecidos el 17 de Abril de 2018, pero también desaparecieron a Iber el 5 de mayo de 2018. Hoy hacemos memoria de tantas cosas que nos han pasado en el Naya, la masacre, la desaparición forzada, el desplazamiento, las amenazas. Siguen sucediendo cosas que nos duelen y nos colocan mal, y es importante que pensemos en la solidaridad, porque si actuamos solidariamente las cosas serían diferentes. Se sentiría menos el dolor.

El padre mis hijos, el hombre que desaparecieron era un hombre justo y su nombre ha sido manchado en los medios de comunicación, las comunidades que lo conocieron saben que lo que se dice de él no es cierto. Hoy yo los invito a que sigamos luchando para que exijamos la verdad sobre todo lo que nos ha pasado. Mucha gente me dice que deje así, que no siga buscando el cuerpo de mi esposo, que tengo hijos y que me puede pasar algo igual a lo de mi esposo. Yo creo que no podemos dejar las cosas así, sí en realidad queremos a nuestros seres queridos debemos continuar adelante, luchando, uniéndonos para que haya justicia.

Si yo me callo y hay paz para el territorio, si al yo callarme hay ayuda para el territorio, yo lo haría. Pero pregunto, ¿el silencio de que nos puede servir? Los que se han desplazado del Naya y tienen familiares asesinados y desaparecidos sabemos que hay que levantar la voz por nuestros seres queridos, eso es buscar y hacer Paz. Yo invito a que sigamos rompiendo el silencio, dejando a un lado el miedo. Trabajar por la Paz es recordar a nuestros seres queridos, es hacer lo que decimos en nuestros discursos, es poder realizar los sueños y deseos que ellos tenían. A veces nos dicen que no sigamos, que, si es que no queremos vivir, pero yo pregunto, ¿acaso luchar por la verdad de lo que pasó a nuestros familiares es no querer vivir? Claro que es el amor a la vida lo que nos mueve a seguir adelante.

También sé que no todos tenemos las mismas capacidades, los mismos conocimientos, pero la memoria nos dice que si compartimos conocimiento como lo hicieron nuestros ancestros es posible hacer muchas cosas positivas por nuestras comunidades y nuestro territorio. Entonces esto también es construir la paz.

En el espacio la voz de las personas jóvenes, de aquellos que han vivido el rigor de la violencia de la guerra en sus comunidades permite ver el cambio que se empieza a dar y como ellos y sus procesos comunales a los que pertenecen aportan a la construcción de Paz desde sus territorios, este es el caso de un líder indígena Wounaan.

Guimer Quiro, líder, defensor ambientalista y de Derechos Humanos del Resguardo Humanitario y Biodiverso Santa rosa de Guayacán, Bajo Calima, manifiesta: “este encuentro por la memoria de lo que pasó a los hermanos del Naya es muy importante, nos parece muy bien como indígenas que se haga memoria en este tiempo que se habla de Paz, porque es importante encontrarnos como pueblos hermanos y recordar lo que pasó. Y lo que las comunidades del Naya hoy están haciendo memoria es para que no vuelva a pasar lo que les pasó a ellos que les mataron varios hermanos y los desplazaron en 1991.

La hermana Juana por la que hacemos memoria aquí, para nosotros los pueblos indígenas también nos recuerda lo que les ha pasado a nuestras mujeres. Es importante estos encuentros donde nos encontramos negros, indígenas, mestizos para mirar que lo que nos han hecho es porque quieren quitarnos el territorio y nosotros sin nuestra madre tierra desaparecemos, entonces tenemos que cuidarla.

Nosotros también fuimos desplazados hace 8 años y estamos resistiendo en nuestra comunidad a pesar que hay actores armados moviéndose libres por nuestros ríos, que no nos dejan hacer lo que hacíamos antes porque tenemos miedo que nos puedan hacer algo. No podemos trabajar en el pan coger, en la pesca y en la cacería. Hacemos memoria y vemos que estamos en guerra cuando se habla de Paz, el gobierno no ha cumplido.  A pesar de esto creemos que hay que cuidar la Paz, que hay que continuar exigiendo cumplimiento al gobierno en la implementación.

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Imagen: Gabriel Galindo/ Archivo.