Mujeres Tejedoras de PAZ en los Territorios

Este encuentro nos dejó la alegría de vernos y reconocernos, llevándonos la certeza de que somos muchas construyendo la paz de nuestro país, una paz duradera, una paz con justicia social, ambiental y de género.

El pasado 9 de marzo de 2017, en el marco de la conmemoración del día de la mujer trabajadora, nos congregamos 50 mujeres afrodescendientes, indígenas y campesinas de la red de Comunidades Construyendo Paz en los Territorios CONPAZ provenientes de los departamentos de Chocó, Antioquia, Cauca, Meta, Valle del Cauca y Putumayo para alzar nuestras voces solidarias, amorosas, propositivas e incluyentes en la construcción de la paz en el marco de la implementación de los Acuerdos de Paz logrados entre el gobierno colombiano y las FARC-EP, y en el inicio del proceso de diálogo con la guerrilla del ELN.

En este escenario compartimos desde nuestras experiencias en el territorio los desafíos que representa la construcción de la paz para nuestras comunidades y para nosotras como parte fundamental y activa en la consecución de dicha apuesta, así mismo, nos permitimos compartir las propuestas que hemos construido como mujeres afectadas por el conflicto armado y la violencia sociopolítica, pero sobre todo como sujetas políticas activas desde nuestros procesos organizativos.

Reconocemos en esta apuesta la oportunidad que se nos ha presentado con la inclusión del enfoque de género en los acuerdos y queremos apropiarnos de él. Reconocemos las dificultades que emergen de un escenario que históricamente ha sido atravesado por una cultura machista y patriarcal, que ha invisibilizado nuestro importante papel en la construcción de la sociedad pero reafirmamos que la transformación de ésta, necesita y demanda de la participación de nuestros padres, hermanos, hijos, compañeros y amigos; reconocemos también que nuestra identidad como mujeres va más allá de nuestro ser biológico que trasciende a nuestro ser social, nuestra naturaleza es incluyente, amorosa y de acogida.

Este encuentro nos dejó la alegría de vernos y reconocernos, llevándonos la certeza de que somos muchas construyendo la paz de nuestro país, una paz duradera, una paz con justicia social, ambiental y de género.

De esta manera, como representantes de las mujeres de nuestras comunidades reafirmamos nuestra apuesta por:

  • Fortalecer los lazos de unión entre las mujeres de nuestra Red para exigir el respeto a nuestros derechos, denunciar todas las formas de violencia que sufrimos en silencio y activar nuestra participación en escenarios como la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) para visibilizarlos y exigir justicia. Cuando las mujeres nos unimos, las armas, el miedo y el odio, no pueden entrar.
  • Fortalecer estrategias para visibilizar y comunicar nuestras apuestas como mujeres, nuestra realidad en medio de la presencia de grupos armados y lo que nos preocupa, a través de escenarios como las emisoras comunitarias.
  • Continuar aportando y construyendo los ejercicios de memoria desde las mujeres; la memoria es nuestra trinchera, si recordamos, nuestros muertos y nuestras muertas estarán presentes para que sepamos hacia dónde queremos ir.
  • Continuar visibilizando las exigencias que hemos hecho desde nuestras comunidades de conocer la verdad acerca de las razones, los responsables, los beneficiarios de los hechos de los que fuimos víctimas, y se nos aclare el paradero de nuestros seres queridos desaparecidos.
  • Motivar a que las mujeres rompamos el silencio, tengamos conciencia de género y no repitamos modelos patriarcales sino que nos enfoquemos en generar procesos de formación desde nuestra experiencia en las comunidades, para conocer y defender nuestros derechos.
  • Invitar a nuestros compañeros para que participen en los espacios de mujeres, para que conozcan lo que pensamos y sentimos, para que reconozcan la importancia de nuestra participación y la promuevan.
  • Implementar dentro de nuestros territorios modelos de educación propia para todas las personas de las comunidades, desde el recién nacido hasta el adulto mayor, que nos permitan rescatar nuestras tradiciones y nuestras lenguas, apropiarnos de nuestra cultura, empoderarnos de ella y defenderla de las amenazas que llegan con las empresas, las visiones religiosas, los modelos culturales ajenos y otras, que demonizan nuestras prácticas tradicionales y las pone en riesgo de desaparecer.
  • Eliminar las barreras que han impedido la participación política de las mujeres a nivel local, regional y nacional.
  • Construir con nuestras comunidades estrategias para la defensa del medio ambiente, de los ecosistemas, los animales, los ríos, las plantas, teniendo en cuenta que la presencia de la minería, las petroleras, hidroeléctricas, los monocultivos en nuestros territorios amenazan nuestra vida, rompen nuestra conexión con la Madre Tierra e impiden que haya paz.
  • Desarrollar proyectos productivos propios que nos permitan fortalecer nuestras economías y la comercialización de las mismas, que generen oportunidades y garanticen la permanencia de nuestros jóvenes en el territorio.
  • Poner en práctica nuestros conocimientos para sembrar, enseñar, tejer, sanar, teniendo en cuenta el valor que tiene para nosotras la participación en la construcción de una sociedad distinta donde la paz es la posibilidad de ser, sentir, actuar y amar.

Bogotá, D.C., marzo 9 de 2017