Bety Cariño

Bety Cariño defensora de derechos humanos de CACTUS en Oaxaca, México fue asesinada junto al observado internacional Juri Jaakkola el martes 27 de abril cuando ella y casi 30 defensores/as de derechos humanos se dirigieron a una zona indígena controlando por paramilitares


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Betty, la pequeñita Betty no te has ido, han matado tu cuerpo, pero no tu corazón, tus sueños, tus pensamientos, la música. Nos duele desde esta ida violenta, el dolor de tus hijas. Recuerdas hablamos de ellas. Hablamos de cómo su sentir, su sensibilidad está al lado de su gente en Oaxaca. Recuerdas, la motivación profunda de construir algo distinto con las pequeñas, aquella que nacieron de tus entrañas, con la pasión de vivir, de reír, de cantar.

¡¡¡ Qué dolor desde aquí, que impotencia, que sensación que atraviesa la piel con un frío inconfundible!!!. El paramilitarismo como estrategia criminal del establecimiento no tiene limites, para eso está hecho, pero no creíamos que fueran capaces de asesinarte el pasado 27 en medio de la presencia humanitaria y de la observación internacional.

Betty la bella Cariño. Hace unas semanas una sinfonía de sueños, nos mostró que no hay distancias, que el tiempo y la historia, en las luchas de los pueblos conducen a los mismos horizontes. Y eso fue en Dublin, en la Plataforma de Defensores y Defensoras de Derechos Humanos de Front Line.

Discurso que dio Bety en la 5ta Plataforma de Front Line

LAS PIERNAS BIEN FIRMES SOBRE EL SUELO,

LA CABEZA ERGUIDA: DIGNA, LA MENTE FRIA Y EL CORAZON

ARDIENTE

HERMANAS Y HERMANOS.

Por mi voz, habla la voz de las hermanas y hermanos de mi pueblo mixteco, haya en la Oaxaca rebelde de ese gran país que se llama México. Y en estas líneas no puedo hablas de mí, sin hablar de el otro y la otra, por que yo soy solo si ellos y ellas son. Entonces somos nosotros y nosotras.

Hermanas y hermanos estas mujeres que soy: hija, hermana, madre, compañera, maestra, india, mixteca, oaxaqueña, mexicana, representa a mujeres que vamos liderando nuestros pueblos contra los saqueos de nuestra madre tierra, en beneficio de las grandes corporaciones transnacionales y del capital financiero. Hoy en nuestras voces, en nuestras luchas, en nuestras manos siguen vigentes los legítimos anhelos de justicia social de la Revolución mexicana, nuestra lucha es la misma que abanderaron Morelos, los Magon, el gran Zapata y en el México actual el EZLN, lucha que ha costado la visa a miles y miles de mexicanos y mexicanas todos ellos y ellas gente pobre de abajo que hizo las luchas y el lugar que le dejo la historia sigue siendo la exclusión y el olvido. Hoy los jóvenes y jovenas, los pueblos originarios y las mujeres estamos a la cabeza de esta catástrofe.

Nuestros campos hoy son el escenario de ruina y desastre, víctima de la apertura comercial indiscriminada, cultivos transgénicos ambición de las transnacionales; lo que trae como consecuencia la migración forzosa de millones de hermanas y hermanos nuestros, que como decía mi abuelo; “tiene que irse para poder quedarse”.

En México se sigue negando a los pueblos originarios el derecho a la autonomía, el derecho a existir y nosotras hoy queremos vivir otra historia: nos rebelamos y decimos basta, hoy aquí queremos decirles que nos tienen miedo por que no les tenemos miedo, por que a pesar de sus amenazas, de sus calumnias, de sus hostigamientos, seguimos caminando hacia un sol que pensamos brilla con fuerza, pensamos que se acerca el tiempo de los pueblos, el tiempo de las mujeres insumisas, el tiempo del pueblo de abajo.

Hoy en día a lo largo y ancho del territorio nacional corre el descontento, por lo tanto se hace impostergable la presencia y participación de nosotras las mujeres que defendemos en el día a día los derechos humanos; queremos construir un mundo con justica y dignidad; sin ningún tipo de discriminación; hoy nosotras empujamos y profundo y extenso proceso de organización, movilización, análisis, discusión y consensos que nos ayude a construir un mundo donde quepan muchos mundos. Nosotras somos el resultado de muchas luchas, llevamos en la sangre la herencia de las abuelas, nuestras raíces nos exigen y nuestras hijas se rebelan.

BETY CARINO

MIXTECA OAXACA MEXICO

Betty, la defensora de los derechos de los pueblos, la contundente y firme, la convencida que los derechos humanos solamente son posibles en democracias populares, en democracias económicas, en democracias con respeto a las identidades culturales, en auténticas democracias alternativas.

Tu voz fue altiva, como tu sonrisa, en un escenario de más de 500 personas. Solo era posible guardar silencio ante la contundencia de tu voz, ante las palabras que casi nos hacen llorar, que tocaron las fibras de nuestra sensibilidad, pero por supuesto, no la de los indolentes políticos y empresarios.

No alcanzamos en ese momento a percibir, tal vez, esta terrible realidad, esa premonición cuando el llanto casi se expresa, cuando la voz se quiebra como signo de la indignación y de la posibilidad de la muerte violenta.

En tus palabras, describiste, quiénes eran los responsables, nunca creímos que los criminales y sus beneficiarios, rapaces y ambiciosos empresarios, que se funden en los políticos, fueran capaces de matarte.

Sabes somos tan ingenuos, que creíamos que no lo harían y lo hicieron, creímos en que la justicia penal alguna vez actuaría para evitar tu crimen y el del pueblo de Oaxaca, creímos que los raperos, los rockeros Oacaqueños con su voz sensibilizarían las almas de los prepotente. Pero sabes, volvemos a pisar tierra, son miserables, no tienen misericordia, no tienen sensibilidad.

Sus intereses mercantiles son más que el respeto a sus propias palabras de la ética empresarial y de las democracias. No refrendan los que dicen con sus actos. Sus almas están corroídas de la ambición y a eso le llaman “progreso”, Plan Mérida.

Betty Cariño Has pasado a la historia, estas aquí en nosotras y nosotros, en la afirmación de los derechos de los pueblos. Venias de allá e íbamos para allá. Estábamos a punto de encontrarnos en los abrazos de los pueblos. Ahora nuestro encuentro será de otra manera, entre nuestros hijos, entre cada mujer que esté protegiendo y afirmando los derechos al territorio, a la Vida digna. Estas en nuestra historia.

Betty Cariño aquí seguimos, en tu memoria, en la memoria milenaria de esta humanidad que nace desde otro lugar y desde otro modo de existir en su conjunto.

Betty tus palabras resuenan aquí en Colombia, allá en México. Están en las almas, en las retinas, en los oídos, en los sentidos de este largo proceso de dignificación de la vida de nuestros pueblos, de nuestra humanidad, de los territorios. Lloramos, sabes… pero también nos reímos con las sonrisas de esperanza que tu dejaste, que imprimiste en nuestra existencia.

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Bogotá, D.C. 28 de abril de 2010

Comisión Intereclesial de Justicia y Paz